Lloraba por ti, Argentina
Asisto a la proyecci¨®n en un cine de Valencia de la pel¨ªcula El hijo de la novia. Estoy disfrutando del gui¨®n, de los di¨¢logos, de la interpretaci¨®n, cuando, mediado el film, dos l¨¢grimas comienzan a resbalar por mis mejillas. No es pena ni dolor, antes al contrario, es la emoci¨®n que provoca en m¨ª ese poema de amor que es la pel¨ªcula de Juan Jos¨¦ Campanella. De amor y de miedos humanos, del deseo de huir de nuestros agobios, de la esperanza y de la melancol¨ªa, del ego¨ªsmo y de la entrega a los otros, a los que queremos y nos aman. No s¨®lo lloro, tambi¨¦n r¨ªo, seg¨²n secuencias. Pero, ?mis sentimientos afloran incontrolables s¨®lo por el film?
Horas despu¨¦s, insomne, revivo lo ocurrido durante la tarde. ?Por qu¨¦ tanta l¨¢grima? Y me digo que llor¨¦ y re¨ª por la Argentina, por mis amigos de all¨¢ que son de aqu¨ª y mis amigos de ac¨¢ que son de all¨¢. Por los valencianos que nacieron junto al Plata y por los rioplatenses que podr¨ªan haber nacido o vivir en mi calle. Por Sonia que es de los nuestros pero jam¨¢s olvid¨® Tucum¨¢n; por Miguel ?ngel, de Mar del Plata y de apellido Taroncher (?qui¨¦n da m¨¢s?); por Mar¨ªa Victoria, que all¨¢ sigue luchando por sus hijos y sus nietos; por Fernando, demasiado l¨²cido para ser optimista, aunque hace paellas como yo le ense?¨¦ en Buenos Aires. Por otros a quienes no menciono, y a los que estos representan. Y yo me preguntaba, con la vista en la penumbra de la noche sin sue?o, ?c¨®mo de aquel pa¨ªs nos llegan todav¨ªa filmes como el de Campanella? ?C¨®mo de las ruinas del desastre nace, de pronto, este monumento al amor?
Cinco presidentes de la Rep¨²blica en trece d¨ªas. El Congreso asaltado por manifestantes y la Casa Rosada a punto de serlo. 25 muertos en los disturbios de fin de a?o, 40% de la poblaci¨®n por debajo de la l¨ªnea de pobreza. Indicadores sociopol¨ªticos bajo m¨ªnimos: confianza en los partidos pol¨ªticos, 10%; en el Congreso, 11%; en los sindicatos, 16%; en la Justicia, 26%; en la empresa privada, 33%. En las ¨²ltimas elecciones, con voto obligatorio por ley, el 15% fueron blancos y nulos: es el llamado voto bronca. Fue mayoritario en la Capital Federal, Buenos Aires (segunda fuerza en su provincia, en la de Santa Fe y en la de C¨®rdoba).
Estos son los lodos de aquellos barros, los de la dictadura militar genocida; los de la incapacidad honrada de Ra¨²l Alfons¨ªn; los de la 'cirug¨ªa mayor sin anestesia' y el 'estamos mal pero vamos bien' del caudillo Menem; los de la incapacidad hamletiana pero altiva de Frenando de la Duda (como llaman a Fernando De la R¨²a). Las tempestades de ahora vienen de los vientos de la incapacidad para crear un proyecto pol¨ªtico y econ¨®mico alternativo, de la atomizaci¨®n de las diversas ¨¦lites sociales, pol¨ªticas y econ¨®micas. De la soberbia de casi todos.
Los lodos y las tempestades vienen de la incre¨ªble actitud de los partidos pol¨ªticos mayoritarios, viciados, cangrenados por un personalismo patol¨®gico. Vienen de la pervivencia del peronismo, ajeno a las leyes naturales de la pol¨ªtica. Inexplicable, difuso y confuso, si no lo entendemos, como explica mi amigo Fernando, como un tard¨ªo reto?o del fascismo europeo y como el fen¨®meno maldito del pa¨ªs burgu¨¦s; todo junto y a¨²n m¨¢s. Un populismo proteiforme, dice, en el que se ubican pol¨ªticamente laicos y clericales, ex socialistas y conservadores. Todo forma parte de la excepcionalidad argentina. Hasta las paradojas lo son, excepcionales.
Menem, un peronista aliado de los grandes empresarios y los grandes inversores que practicaba una apelaci¨®n mesi¨¢nica a los humildes, contuvo la hiperinflaci¨®n al precio de hundir al pa¨ªs (el 40% de la deuda externa viene de sus a?os en la Casa Rosada), y por un tiempo, breve, su vicepresidente fue Eduardo Duhalde. Paralelamente, por un tiempo, largo, su ministro de econom¨ªa fue Antonio Cavallo; el mismo a quien el radical De la R¨²a volvi¨® a confiar la cartera econ¨®mica en los meses finales del 2001, con los resultados que ya conocemos. ?No son demasiadas contradicciones?
El prestigioso diario Clar¨ªn dec¨ªa el pasado d¨ªa 2: 'Para encontrar en la historia argentina una situaci¨®n de mayor gravedad que la actual deber¨ªamos regresar hasta la guerra civil del siglo XIX'. Otro importante diario bonaerense, P¨¢gina 12, recog¨ªa unas declaraciones del nuevo presidente, Eduardo Duhalde que, creo, no tienen parang¨®n en boca de un m¨¢ximo mandatario en ejercicio: 'La Argentina est¨¢ quebrada, est¨¢ fundida'. EL PA?S le daba categor¨ªa de titular a la confesi¨®n (3.01.2002) y, un d¨ªa despu¨¦s, recog¨ªa las declaraciones del presidente de la Confederaci¨®n Farmac¨¦utica Argentina: 'No se est¨¢n entregando medicamentos a ning¨²n hospital' (4.01.2002). ?No parece todo esto el ¨²ltimo acto de la cat¨¢strofe?
El nuevo gobierno abandona la convertibilidad peso-d¨®lar aunque se mantendr¨¢ el corralito (el bloqueo de los fondos depositados en los bancos). Duhalde, quien dice de s¨ª mismo 'soy un peronista biol¨®gico' (EL PA?S, 2.01.2002), ha nombrado ministro de econom¨ªa a otro peronista, Jorge Rames, quien afirma, -y parece que le conceden credibilidad-, 'que la econom¨ªa debe estar al servicio de los ciudadanos' (EL PA?S, 4.01.2002). Una afirmaci¨®n que no gustar¨¢ mucho a los economistas de laboratorio que hacen y deshacen desde el FMI olvidando a los seres humanos que viven y padecen tras las macromagnitudes, los intereses financieros, las demoras y los servicios de la deuda exterior. Unos t¨¦cnicos de los que deber¨¢ obtener, dicen, un m¨ªnimo de 15.000 millones de d¨®lares en menos de 90 d¨ªas, o todo el plan de reactivaci¨®n econ¨®mica estar¨¢ en peligro.
Los medios de comunicaci¨®n m¨¢s importantes (Clar¨ªn, La Naci¨®n, P¨¢gina 12) se muestran un¨¢nimes: es necesario un gobierno de unidad nacional, pero no est¨¢ claro qu¨¦ entienden por tal. Debiera ser un gobierno en el que estuvieran representados los diversos partidos, con las carteras en manos de gente solvente y con un programa de gobierno pactado por consenso. Un gobierno legitimado para pedir los sacrificios que van a ser imprescindibles. Parece, sin embargo, que los viejos pol¨ªticos siguen enrocados en la defensa de sus intereses fraccionales o personales. Poco margen para la esperanza, pues.
Y, sin embargo, quiero tenerla. Rafael Belvedere, el protagonista de El hijo de la novia, mientras convalece de un infarto, dice so?ar con abandonarlo todo, con 'irse a la mierda'. Pero Rafa se queda, y cuando todo parece irremediable, resurge, destierra el des¨¢nimo y comienza de nuevo. Por eso, y pese a todo, mis l¨¢grimas conten¨ªan esperanza. Lo creo, claro, con el optimismo de la voluntad. Necesito creerlo por la Argentina de mis amigos, que es como m¨ªa.
Joan del Alc¨¤zar es profesor de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Valencia.
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