Un cambio doble para enterrar la paridad

Despu¨¦s de 10 a?os de estricta paridad del peso con el d¨®lar, el presidente Eduardo Duhalde ha adoptado este original sistema doble de cambio para evitar el brutal hundimiento del peso que se ve¨ªa venir y para aligerar el coste de la medida.

Este doble sistema de cambio ha sido ideado por el nuevo ministro de Econom¨ªa, Jorge Remes Lenicov, y tiene una duraci¨®n de 90 d¨ªas. Prev¨¦ un cambio fijo del d¨®lar por 1,40 pesos, es decir, una devaluaci¨®n del 28,6%, en todo lo referido a las operaciones comerciales exteriores, pero permite la libre flotaci¨®n del peso frente al billete verde en todas las dem¨¢s operaciones comerciales, incluido el turismo.

La tasa fija se ha creado precisamente para dar una referencia provisional a los agentes de cambio y a la poblaci¨®n, con el fin de evitar una espiral de ca¨ªda y proteger a los bancos. 'La confianza de las gentes' determinar¨¢ el nivel del peso, dijo ayer el director del Banco Hipotecario, Julio Macchi, con la esperanza puesta en que se tranquilice la situaci¨®n y el peso flotante se sit¨²e no muy lejos de 1,50 pesos por d¨®lar.

Numerosos expertos econ¨®micos consideran, sin embargo, que este doble sistema de cambio no es viable y ser¨¢ una fuente de corrupci¨®n que dar¨¢ a ciertos privilegiados acceso a d¨®lares a una tasa de cambio que les favorece. El Fondo Monetario Internacional se ha pronunciado a favor de una flotaci¨®n total del peso, a pesar de haber felicitado a Argentina, hace menos de un a?o por la paridad un peso-un d¨®lar que ha conducido al pa¨ªs a la bancarrota y el caos en que se encuentra.

Pero con su cara afable y sus buenos tonos, Remes Lenicov se ha convertido estos d¨ªas en el sepulturero de la convertibilidad y en el enterrador de los sue?os de grandeza de un pa¨ªs envuelto en la mayor crisis de su historia. Como todos los ministros de Econom¨ªa en tiempos de crisis, es el 'malo de la pel¨ªcula', sin embargo, hasta ahora este peronista de 53 a?os, casado y con tres hijos, se ha enfrentado con habilidad a todas las preguntas de la prensa. Su discurso de toma de posesi¨®n quedar¨¢, sin duda, en la memoria de los argentinos como un cat¨¢logo de buenas intenciones. Mientras ¨¦l se convierte en el objetivo de la c¨®lera de los peque?os ahorradores y de las grandes empresas.