La cuadratura del c¨ªrculo
TAL VEZ S?LO SEA un lapsus, pero lo cierto es que Ram¨®n J¨¢uregui da en el clavo cuando en recientes declaraciones define como una cuadratura del c¨ªrculo su apuesta de futuro para el Partido Socialista de Euskadi. 'Cuadratura del c¨ªrculo' sirve, seg¨²n el Diccionario del Espa?ol Actual, como t¨¦rmino de comparaci¨®n para ponderar lo irrealizable de una pretensi¨®n, de modo que, hablando con id¨¦ntica propiedad, la apuesta de J¨¢uregui ser¨ªa para el PSE un callej¨®n sin salida.
Cuadratura o callej¨®n, ?de qu¨¦ apuesta se trata? Pues nada menos que de recorrer solos el camino de la oposici¨®n con objeto de recuperar la libertad para pactar con todos. A tan brillante propuesta estrat¨¦gica llegaba Ja¨²regui despu¨¦s de proceder a una lectura abiertamente distorsionada del pasado: presentar como seguidismo la pol¨ªtica elaborada y desarrollada por su propio partido. No hay m¨¢s que revisar la cronolog¨ªa de los dos o tres ¨²ltimos a?os para corroborar que fue el PSE quien, por propia iniciativa, rompi¨® la alianza subalterna que le tuvo amarrado al PNV durante a?os; fue el PSE quien, ante la evidente reticencia del PP, propuso la firma de un pacto por la libertad y contra el terrorismo, y fue el PSE el que exigi¨® antes y con m¨¢s ¨¦nfasis la convocatoria de elecciones anticipadas.
En todas esas iniciativas, el PSE busc¨® y consigui¨® el apoyo del PP por la muy obvia raz¨®n de que s¨®lo en ellas radicaba la posibilidad de desalojar al PNV del Gobierno; un PNV -no se olvide- que en su pacto con ETA hab¨ªa declarado al PSE enemigo de la patria vasca. Esa posibilidad se ceg¨® no porque el PSE no fuera aut¨®nomo o porque hubiera desdibujado su personalidad revolc¨¢ndose en la charca del seguidismo, sino por el corrimiento masivo de votos de Batasuna al PNV. Si ese corrimiento, por nadie previsto, no hubiera alcanzado tan inesperada magnitud, los firmantes del pacto antiterrorista habr¨ªan obtenido alg¨²n esca?o m¨¢s que PNV-EA; no, desde luego, la mayor¨ªa, pero s¨ª los suficientes para no sentir como inapelable derrota la frustraci¨®n de la anunciada alternativa.
El trasvase de votos de Batasuna al PNV es el elemento nuevo de la pol¨ªtica vasca, el que ha permitido gobernar al PNV y el que plantea nuevas exigencias a socialistas y populares. Para hacerles frente no es preciso representar el pasado como obediencia a dictados de Moncloa ejecutados por sus ministros; no hace falta escupir sobre la reciente historia ni tirar piedras sobre el propio tejado. Si, a pesar de todo, tal es la actitud de J¨¢uregui, ser¨¢ porque su apuesta de futuro como partido llamado a distanciarse por igual de PP y PNV se dobla con la concreta exigencia de cambio de tripulaci¨®n para guiar la carrera por la nueva calle de una quim¨¦rica centralidad. El presidente de la gestora interpreta el pasado de tal manera que, adem¨¢s de servirle para proponer al PSE una posici¨®n equidistante de PP y PNV, cierra a Redondo la puerta para regresar a la secretar¨ªa general de los socialistas vascos.
Muy bien, ya tenemos al PSE sin Redondo y nadando por la calle de la centralidad. Y luego, ?qu¨¦? Para que el PSE pueda llegar a buen puerto en su nueva navegaci¨®n ser¨¢ precisa una condici¨®n que no depende de ¨¦l: que el PNV le alquile un espacio en que atracar y le tienda una buena maroma a la que agarrarse. Pero, bien miradas las cosas, ?por qu¨¦ demonios habr¨ªa de interesar al PNV ofrecer una oportunidad al PSE despu¨¦s de haber atado a Izquierda Unida a la pata de la mesa de su banquete y haber comprobado que Batasuna siempre andar¨¢ por ah¨ª, merodeando por ver si saca alguna tajada, sac¨¢ndole a su vez del fuego las casta?as del presupuesto?
Habr¨¢, sin duda, en la pol¨ªtica del PSE asuntos que reconsiderar tras las elecciones; pero si toda la estrategia anunciada por J¨¢uregui se reduce a un canto nost¨¢lgico por el tiempo so?ado de las piscinas tranquilas, cuando las calles parec¨ªan estar delimitadas por s¨®lidas l¨ªneas, es posible que el PSE gane autonom¨ªa... a costa de abrir un boquete en su l¨ªnea de flotaci¨®n. No hay piscinas en Euskadi, sino aguas turbulentas que bajan desde hace d¨¦cadas ensangrentadas. Leer falsamente el pasado con objeto de cargarse a Nicol¨¢s Redondo y poner en su lugar una pol¨ªtica de centralidad cuando el PNV arrecia en su ofensiva contra el Estatuto y la Constituci¨®n puede ser, en efecto, la cuadratura del c¨ªrculo: J¨¢uregui no habr¨ªa cometido un lapsus, sino definido muy exactamente una pol¨ªtica, la suya.
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