El catal¨¢n en Catalu?a
Semanas atr¨¢s, Vicen? Villatoro public¨® en EL PA?S el art¨ªculo titulado El castellano en Catalu?a, en el que sosten¨ªa que el castellano est¨¢ en Catalu?a para quedarse y que su presencia no es un accidente de la historia ni un hecho coyuntural. Al parecer, esta afirmaci¨®n provoc¨® extra?eza y no faltaron quienes la entendieron como una renuncia a uno de los supuestos objetivos del nacionalismo catal¨¢n.
Es curioso, porque que el castellano est¨¢ en Catalu?a para quedarse y que su presencia en el futuro no es coyuntural es una obviedad. Tambi¨¦n es obvio que el castellano pervive en Catalu?a como consecuencia de una violencia antigua, que lo impuso marginando al catal¨¢n de los usos p¨²blicos, y de las corrientes migratorias peninsulares del tercer cuarto del siglo XX y las circunstancias en que se produjeron.
El castellano est¨¢ en Catalu?a para quedarse y su presencia en el futuro no es coyuntural, es una obviedad
El castellano est¨¢ en Catalu?a y nadie pretende echarlo. Tanto es as¨ª que el Estatuto de Autonom¨ªa garantiza su oficialidad y la Ley de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica su ense?anza. ?sta no es la cuesti¨®n. La cuesti¨®n es saber si el catal¨¢n, la lengua forjada originariamente en el pa¨ªs y ¨²nica conocida y usada por la gran mayor¨ªa hasta bien entrado el siglo XX, tiene garantizada la supervivencia en Catalu?a con la misma rotundidad que la tiene el castellano y, puesto que comparten espacio en un mismo territorio, qu¨¦ papel le corresponde en la sociedad como lengua propia.
Es evidente que, en tanto se mantenga la acci¨®n pol¨ªtica de promoci¨®n que se ha realizado en los ¨²ltimos 20 a?os, el catal¨¢n tiene garantizada su pervivencia. No se cuenta entre las 4.000 lenguas que seg¨²n los expertos desparecer¨¢n del mapa en el presente siglo. Sin embargo, esa pervivencia s¨®lo es sostenible si el catal¨¢n puede aspirar a tener un papel central, no marginal, en la sociedad del futuro, para lo cual son necesarias pol¨ªticas activas de apoyo, una clara priorizaci¨®n institucional y una constante implicaci¨®n social.
Todas las lenguas con Estado, el castellano entre ellas, cuentan con espacios territoriales concretos y con contingentes demogr¨¢ficos m¨¢s o menos cuantiosos en los que su uso es exclusivo. El catal¨¢n no. No existe un territorio en que se use socialmente en exclusiva ni hay hablantes adultos de catal¨¢n que no conozcan ni usen al menos otra lengua. Esta situaci¨®n comporta un riesgo de marginaci¨®n y provoca incertidumbre sobre el futuro.
Como todas las lenguas modernas, el catal¨¢n supone un universo comunicativo completo y requiere un espacio vital que sea total. Un espacio que abarque todos y cada uno de los aspectos de la comunicaci¨®n humana sin exclusi¨®n alguna. Desde la relaci¨®n familiar al discurso m¨¢s especializado, desde la comunicaci¨®n interpersonal hasta el di¨¢logo con las m¨¢quinas y las pantallas del ordenador. Ello no significa que no pueda compartir espacios sociales con el castellano y con otras lenguas y que lo haga con l¨ªmites polim¨®rficos, seg¨²n las ¨¢reas geogr¨¢ficas, los sectores sociales, las circunstancias de la relaci¨®n o el momento concreto. Pero debe ser imprescindible en determinados ¨¢mbitos, como la educaci¨®n, la administraci¨®n o los servicios p¨²blicos, y exige una presencia significativa en otros, como los medios de comunicaci¨®n social, las relaciones econ¨®micas, el ocio, las nuevas tecnolog¨ªas y, c¨®mo no, la creaci¨®n y difusi¨®n cultural. Y exige tambi¨¦n, claro est¨¢, que el catal¨¢n sea conocido y pueda ser usado por cuantos residen en Catalu?a sea cual sea su origen geogr¨¢fico o su lengua familiar.
La universalidad de conocimiento, que evita la subordinaci¨®n ling¨¹¨ªstica, la doble comunicaci¨®n sistem¨¢tica y el est¨¦ril biling¨¹ismo de cartel, es presupuesto b¨¢sico de la pervivencia del catal¨¢n, mientras que mantener espacios de uso normalmente exclusivo y obtener una presencia significativa en otros campos es la ¨²nica garant¨ªa de utilidad social y requisito ineludible para evitar su supeditaci¨®n al castellano.
La definici¨®n de espacios sociales de prioridad para la lengua del pa¨ªs es necesaria para su pervivencia social. Tambi¨¦n para que en Catalu?a catal¨¢n y castellano se mantengan en contacto y no en conflicto. En convivencia y no en competencia. La pujanza del castellano en el mundo, la opci¨®n prioritaria por ¨¦l que hacen las instituciones del Estado y las grandes empresas, su abrumador predominio en el audiovisual, el cine y los medios de comunicaci¨®n o las consecuencias de los flujos migratorios exigen la preservaci¨®n de espacios al catal¨¢n. Espacios que le permitan convivir con el castellano sin competir con ¨¦l en la inferioridad que resulta de 400 a 10 millones, del poder soberano de 21 estados a los poderes limitados de la Generalitat, de la oferta empresarial natural de todo tipo de productos en castellano a la batalla constante para la presencia de la lengua del pa¨ªs en el Registro Civil, el pasaporte, el cine, la inform¨¢tica, el etiquetaje o la publicidad.
Son espacios democr¨¢ticamente definidos por nuestra legislaci¨®n ling¨¹¨ªstica y ampliamente aceptados por la sociedad. A su merced, el catal¨¢n avanza, aunque el castellano no retroceda. La opci¨®n es arriesgada, aparentemente t¨ªmida y en parte contradictoria, pero comprometida, compartida pol¨ªticamente y apoyada socialmente por la mayor¨ªa de la poblaci¨®n catalana con independencia de su lengua habitual.
El catal¨¢n, como lengua del pa¨ªs, debe ser lengua de todos, de identificaci¨®n colectiva y de integraci¨®n social, y a ello aspira el catalanismo. Repito, la cuesti¨®n para el catalanismo no es si el castellano est¨¢ en Catalu?a para quedarse. Es que el catal¨¢n debe tener garantizados en Catalu?a el respeto, el prestigio y la utilidad social y la plenitud de uso. Y ¨¦ste s¨ª es uno de los objetivos del catalanismo y uno de los mayores retos de la Catalu?a del siglo XXI.
Llu¨ªs Jou es director general de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica de la Generalitat.
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