El Valencia sale frustrado de Chamart¨ªn
Victoria del Madrid en un partido que descubre algunas de sus olvidadas carencias
El Valencia descubri¨® en Chamart¨ªn algunas de las olvidadas miserias del Madrid, pero sali¨® derrotado en un partido vibrante que se resolvi¨® por el lado menos merecido. Ni tan siquiera pudo agarrarse el l¨ªder a la c¨¦lebre capacidad de sus estrellas para determinar las victorias. El gol lleg¨® por error, de Albelda en este caso, y no por la creatividad de los delanteros madridistas. Acaso se le puede adjudicar a Morientes la terquedad y el olfato de la gente que tiene oficio en el ¨¢rea. Atendi¨® al fallo de Albelda, reba?¨® la pelota y la cruz¨® a la red. Poco m¨¢s se puede decir del ataque local: Ca?izares, que s¨®lo fue exigido en un cabezazo de Helguera en el primer tiempo, no tuvo ning¨²n protagonismo frente a un equipo que tiene fama de temible. El Valencia sali¨® perjudicado en todas las grandes cuestiones de la noche. Le perjudic¨® el ¨¢rbitro en el invalidado gol de Ilie -un perfecto remate de cabeza en una perfecta posici¨®n legal- y tampoco le ayudaron las azarosas cosas que presiden el f¨²tbol. Porque en juego, organizaci¨®n y presencia de ataque, el Valencia super¨® con claridad al Madrid. Lo hizo en el cap¨ªtulo colectivo y tambi¨¦n en el individual. Sus jugadores ganaron todos los duelos, pero da la impresi¨®n de que el viento sopla en las velas del Madrid.
REAL MADRID 1| VALENCIA 0
Real Madrid: Casillas; Salgado, Hierro, Pav¨®n, Roberto Carlos; Makelele, Helguera (Solari, m. 80); Figo, Zidane (MacManaman, m. 90), Ra¨²l; Morientes (Guti, m. 88). Valencia: Ca?izares; Curro Torres, Ayala, Pellegrino, Carboni; Albelda, Baraja; Rufete (K. Gonz¨¢lez, m. 68), Vicente (Aimar, m. 75), Mista e Ilie (Carew, m. 61). ?rbitro: P¨¦rez P¨¦rez. Amonest¨® a Baraja, Zidane, Mista y Hierro. Gol: 1-0. M. 70: Centro de Figo desde la derecha. Ra¨²l no puede controlar el bal¨®n y Morientes, en el ¨¢rea peque?a, estira la pierna derecha y se adelanta a Ca?izares para marcar. Unos 70.000 espectadores en el estadio Santiago Bernab¨¦u.
El ¨²nico reproche que cabe hacer al Valencia est¨¢ relacionado con la decisi¨®n de Ben¨ªtez de cambiar a Ilie por Carew. Probablemente el t¨¦cnico tendr¨ªa razones suficientes para hacerlo, pero el gigante noruego estuvo lejos de amenazar a los centrales del Madrid. Durante el primer tiempo, Ilie y Mista confundieron constantemente a la defensa con sus astutos movimientos. Ilie porque sorprend¨ªa con su velocidad; Mista porque sacaba de foco a Hierro y Pav¨®n, que sufren cuando salen a buscar fuera del ¨¢rea. En cualquier caso, el asunto del cambio no result¨® decisivo en la suerte del Valencia. Mereci¨® ganar antes y despu¨¦s del ingreso de Carew.
El trazo del partido qued¨® definido en las tres primeras jugadas. Todas comenzaron con la p¨¦rdida de la pelota por Helguera, que provoc¨® un incendio con sus errores. En las tres ocasiones lleg¨® el Valencia como un tiro al ¨¢rea madridista. En una de ellas, el bal¨®n cruz¨® de derecha a izquierda para el cabezazo de Ilie, que lo remat¨® a la escuadra. El ¨¢rbitro decret¨® fuera de juego y se qued¨® tan ancho. Esa decisi¨®n dar¨¢ juego durante la semana. Para el Valencia fue el primer aviso de lo que suceder¨ªa en Chamart¨ªn: oportunidades, buen juego y frustraci¨®n.
En el orden colectivo, el Valencia estuvo mejor armado. A partir de los conocidos desequilibrios del Madrid, aprovech¨® el campo con m¨¢s criterio. A esa cualidad a?adi¨® una generosidad en el despliegue de ataque que no ha sido muy habitual en el Valencia. Al menos, en Chamart¨ªn. La superioridad m¨¢s n¨ªtida hab¨ªa que buscarla en el medio campo, donde Baraja fue el h¨¦roe del partido. A su alrededor, Rufete iba y ven¨ªa incesantemente por la derecha, con la l¨®gica preocupaci¨®n de Roberto Carlos, que sufri¨® como pocas veces. Por el otro lado, Vicente no hac¨ªa grandes alardes, pero manten¨ªa ocupado a Salgado con el recuerdo del partido de la primera vuelta. Albelda ayudaba, Mista tambi¨¦n, y los laterales se acercaban al medio campo con rapidez. El Madrid naufrag¨® all¨ª. Makelele no pod¨ªa sofocar los fuegos, ni controlar las tendencias ca¨®ticas de Helguera, que adem¨¢s pasa por un precario estado f¨ªsico. El equipo estaba partido por la mitad y all¨ª se cocinaba el veloz juego del Valencia.
El Madrid tuvo algunos detalles en el primer tiempo, pero no fue m¨¢s all¨¢. Sus delanteros fueron controlados con mano de hierro por Ayala y Pellegrino. El primero con su exuberancia habitual. Pellegrino, con su serena lectura defensiva. Por el camino, hizo un penalti a Ra¨²l, tambi¨¦n desde?ado por el ¨¢rbitro, uno de estos que siempre parecen por debajo del partido. De las figuras del Madrid no hubo muchas noticias: Zidane apenas tuvo peso en el encuentro y Ra¨²l no lanz¨® un remate. La mayor presencia correspondi¨® a Figo, que mezcl¨® errores con aciertos. No le falt¨® generosidad, sin embargo, y producto de su insistencia lleg¨® el gol. Desde la derecha lleg¨® su centro al primer palo y luego vino lo dem¨¢s.
Desde ese instante capitul¨® el ataque del Madrid. Volvi¨® el protagonismo absoluto del Valencia, con la interesante aportaci¨®n de Aimar, h¨¢bil en tres o cuatro jugadas. No fue nada extraordinario, pero suficiente para devolver al Valencia la jerarqu¨ªa anterior. Fue entonces cuando el partido pas¨® de vibrante a muy intenso. Se escucharon tambores de guerra en varias jugadas -especialmente en algunas entradas de Hierro a Mista y en un plantillazo atroz de Ayala a Zidane- y se insisti¨® en las llegadas del Valencia al ¨¢rea del Madrid. Sin resultado, pero con la evidencia de que el Madrid ofrece rasgos vulnerables. Parec¨ªa mentira, pero es as¨ª.
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