Gran arte con fines solidarios

Buen cante y buen toque. El p¨²blico que llenaba a tope la sala -mucha gente, demasiada, se qued¨® de pie o sentada en el suelo- tuvo una importante compensaci¨®n art¨ªstica a lo largo de tres horas de espect¨¢culo. Pero los problemas iniciales -empez¨® con media hora de retraso sobre la anunciada previamente- llevaron al enfado a personas que lo hicieron patente con fuertes protestas. 'Podemos ser muy solidarios -me dec¨ªa una espectadora sentada en el pasillo central-, pero pagar 2.500 pesetas para estar sentado en el suelo...'.

Vayamos a lo grato, que estuvo abundantemente en el arte. O¨ªmos espl¨¦ndido cante, que alcanz¨® el cl¨ªmax cuando Esperanza Fern¨¢ndez luci¨® su estampa de flamenca de ley y dio lugar al alboroto del entusiasmo cantando admirablemente una serie de canti?as poco frecuentes, las siguiriyas y, sobre todo, las buler¨ªas finales, tan flamencamente adornadas con sus pasos de baile. Despu¨¦s, Dieguito el Cigala se destap¨® por soleares, en una larga secuencia en que tuvieron sitio ciertas formas que interpret¨® magistralmente; este gitano arrastra buen n¨²mero de fans incondicionales, que le jalean siempre. Antes, Arc¨¢ngel tuvo su buen hacer habitual y fue grande en el cante por siguiriyas.

Las guitarras brillaron a enorme altura. Muy bien las acompa?antes del cante, con Romero demostrando una vez m¨¢s que se puede ser un gran m¨²sico sin dejar de ser flamenco. Lo que ratific¨® en concierto Ca?izares, siempre muy inteligente y creando una m¨²sica compleja y de gran dificultad interpretativa, teniendo el guitarrista una actuaci¨®n de verdadero maestro. Jer¨®nimo Maya, en cambio, me parece que como concertista se halla un poco estancado, cayendo una vez m¨¢s junto a su hermano Leo en un artificioso efectismo. Que fue lo que m¨¢s le aplaudi¨® el p¨²blico, todo hay que decirlo.