"Nunca he podido superar la muerte de Ignacio"
Amores fracasados, postergados, traiciones, soledad, las dificultades de llevar adelante una relaci¨®n son temas que aparecen con frecuencia en la narrativa de Josefina R. Aldecoa, una de las escritoras que mejor reflejan la sensibilidad femenina contempor¨¢nea. Tras la publicaci¨®n de su trilog¨ªa compuesta por Historia de una maestra, Mujeres de negro y La fuerza del destino, ambientadas en la Segunda Rep¨²blica y en la guerra civil, que obtuvieron un enorme ¨¦xito, era esperada con verdadera expectaci¨®n su nueva novela. El enigma (Alfaguara) enlaza con anteriores libros de Aldecoa, como La enredadera (1984), Porque ¨¦ramos j¨®venes (1985) y El vergel (1988), en los que aborda los problemas de la relaci¨®n de pareja.
'Una cosa es el deslumbramiento del amor y otra muy diferente la convivencia'
'El enigma es la historia de un amor y de una derrota, la derrota del amor'
'La mujer s¨®lo puede ser libre si tiene independencia econ¨®mica'
El enigma que se plantea y plantea Aldecoa a sus lectores es por qu¨¦ Daniel Rivera, de 48 a?os, catedr¨¢tico de Literatura en una universidad madrile?a, casado y padre de dos hijos adolescentes, renuncia a un amor maravilloso que lo eleva a un mundo estimulante que siempre hab¨ªa so?ado y se resigna a una vida s¨®rdida y mediocre.
Es una historia muy triste, con un final desolado. 'Yo soy melanc¨®lica, pero no tr¨¢gica. Lo que m¨¢s me interesa es el ser humano, y me siento muy solidaria. El enigma es la historia de un amor y de una derrota, la derrota del amor'.
Daniel Rivera se vio casado casi sin darse cuenta con Berta, una de esas mujeres interesadas en pescar un marido; conserva el apartamento que su padre le regal¨® cuando era estudiante y lo convierte en su ¨²ltimo refugio; hastiado de su matrimonio, liga con alumnas. Todo cambia cuando es invitado por una universidad estadounidense a impartir clases durante cuatro meses. Conoce a Teresa, hija de un exiliado espa?ol que est¨¢ escribiendo un libro sobre parejas. El amor es como una explosi¨®n y Daniel y Teresa reconstruyen sus vidas desde la infancia. Pero ¨¦l debe regresar a Madrid y aunque contin¨²an su relaci¨®n a trav¨¦s de cartas, llamadas telef¨®nicas y breves encuentros, en Asturias y Menorca, se va intuyendo poco a poco que no tienen futuro. Daniel prefiere la comodidad de lo conocido al riesgo de la aventura.
No es la primera vez que Josefina Aldecoa elige un protagonista masculino. Por ejemplo, en Porque ¨¦ramos j¨®venes cuenta la historia de un hombre muerto desde los puntos de vista de su mujer, de un amigo y de un antiguo amor. 'He conocido a tantas y tantas parejas desiguales... Una cosa es el deslumbramiento del amor y otra la convivencia. Daniel vuelve al punto de partida. Intenta conservar su apartamento, su refugio, el s¨ªmbolo de su libertad, pero su mujer tambi¨¦n se lo va a quitar. Y se resigna. ?Por cobard¨ªa? ?Por comodidad? Me inclino a pensar que lo hace por comodidad. Su mujer ignora su vida profesional, en eso no se mete con ¨¦l. En cambio, Teresa le plantea mil problemas, le hace pensar, de alguna manera logra que recupere su infancia, la casa de sus abuelos en Asturias, que sienta el deseo de volver a escribir poemas, que se acerque a su hijo... Es un amor maravilloso y estimulante, pero... Su cobard¨ªa queda enmascarada por un sentimiento de culpa. Es absurdo que algo as¨ª suceda en el siglo XXI'.
Berta, la mujer de Daniel, es casi un estereotipo del ama de casa. 'No es un personaje exagerado. He conocido a muchas mujeres como ella, que no tienen ning¨²n inter¨¦s por la profesi¨®n del marido, que sienten una gran avidez de bienes materiales, que tienen una gran falta de formaci¨®n y utilizan los trucos m¨¢s viejos del mundo para que el marido se sienta culpable'.
Al final, Daniel acaba a¨²n m¨¢s frustrado y Berta consigue todo lo que quiere. 'A ella s¨®lo le interesa tener un marido y se acab¨®, que se mantengan las apariencias, que ¨¦l contin¨²e en casa aunque tenga historias fuera. Y el hombre es el que m¨¢s desea la libertad, aunque rara vez asume el riesgo que comporta esa libertad'.
Josefina insiste en que el protagonista de El enigma es Daniel, aunque p¨¢gina a p¨¢gina crece la figura de Teresa, como tambi¨¦n crece la de Beatrice, madrastra de Teresa, una mujer de gran fortaleza y generosidad. No es dif¨ªcil para el lector pensar que Teresa se parece bastante a Josefina. Ambas son muy independientes.
'Creo que es muy importante que la mujer trabaje, porque s¨®lo es libre si tiene independencia econ¨®mica. Aunque la pareja sea maravillosa, ?c¨®mo va a funcionar si ella depende en todo de ¨¦l?'.
Josefina Aldecoa fund¨® en 1959 en Madrid el prestigioso y progresista colegio Estilo y en ¨¦l contin¨²a. Sus novelas han tenido mucho ¨¦xito, pero ella jam¨¢s se ha planteado dejar el colegio. 'Para m¨ª, la educaci¨®n es una aut¨¦ntica pasi¨®n. Podr¨ªa dejarlo sin ning¨²n riesgo, riesgo psicol¨®gico quiero decir, pero ni se me ha ocurrido. Con el colegio me he permitido siempre el lujo de hacer lo que he querido y, adem¨¢s, tengo mucha libertad de movimientos'.
El enigma es tambi¨¦n una historia de soledad, 'la soledad de uno o la de dos en compa?¨ªa', como dice Josefina. 'De eso est¨¢ lleno el mundo. 'La soledad de la pareja', como dec¨ªa Dorothy Parker. La he visto en muchos matrimonios, aunque esa soledad en pareja no la he experimentado, porque yo tuve una pareja maravillosa. Compartimos el amor, los d¨ªas, los amigos, no siempre est¨¢bamos de acuerdo pero habl¨¢bamos mucho. A¨²n no he podido superar la muerte de Ignacio; a¨²n ahora me pregunto qu¨¦ dir¨ªa Ignacio de tal o cu¨¢l cosa. Analiz¨¢bamos las relaciones de la gente que conoc¨ªamos... ?Recuerdo tanto nuestro viaje a Estados Unidos!'.
Josefina e Ignacio Aldecoa, autor de libros como El fulgor y la sangre, Gran Sol o El coraz¨®n y otros frutos amargos, pertenec¨ªan al mismo grupo de amigos (Rafael S¨¢nchez Ferlosio, Jes¨²s Mart¨ªn Santos, Carmen Mart¨ªn Gaite, Alfonso Sastre...), y se casaron en 1952. Ignacio Aldecoa muri¨® en 1969 y para Josefina fue un aut¨¦ntico choque. Durante 10 a?os se alej¨® por completo de la literatura. 'Me salv¨® el colegio. Leer he le¨ªdo siempre, pero no pod¨ªa escribir. Dej¨¦ todos los proyectos aparcados. Pasados 10 a?os empec¨¦ a estar mejor. Luego, Gustavo Dom¨ªnguez me pidi¨® un pr¨®logo para un libro de cuentos de Ignacio que public¨® C¨¢tedra. Me cost¨® Dios y ayuda escribirlo, pero me sirvi¨® para romper el hielo. Hice un texto muy personal, a diferencia de los pr¨®logos que publica C¨¢tedra, que suelen ser muy eruditos. Tuvo bastante ¨¦xito. En 1979 naci¨® mi nieto y fue un choque muy positivo'.
Escribi¨® y public¨® Los ni?os de la guerra, un libro, como dice ella, de 'memoria generacional'. Y, despu¨¦s, La enredadera, sobre la condici¨®n femenina. Y ya no par¨®. Historia de una maestra la lanz¨® al gran p¨²blico y la convirti¨® en una de las escritoras m¨¢s queridas de Espa?a.
En El enigma, Josefina Aldecoa utiliza con frecuencia el calificativo 'superior', tanto para referirse a hombres como a mujeres, algo que m¨¢s de uno juzgar¨¢ pol¨ªticamente incorrecto. 'Teresa escribe un libro sobre parejas, lo que me permite reflexionar sobre las relaciones hombre-mujer'. Cuando habla de seres superiores no lo hace desde el punto de vista social o profesional, explica, sino desde la calidad humana, de 'sensibilidad aguzada, de ideas claras'.
Y, desde luego, su Teresa tiene las ideas muy claras. Una desear¨ªa que hubiera tenido m¨¢s suerte con Daniel, pero ante ella se abre todo un futuro y en cambio ¨¦l se ve encerrado en la trampa. Ya no tendr¨¢ su refugio, y desde su nuevo estudio, el que desea su mujer, ni siquiera podr¨¢ ver el sol.
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