Los tres segundos tr¨¢gicos de Loretan
El gran alpinista suizo mata a su beb¨¦, de siete meses, al zarandearle para que no llorase
Erhard Loretan nunca imagin¨® que la muerte podr¨ªa ser tan amarga ni que le sacudir¨ªa de forma tan cruel e inesperada. De hecho, el alpinista suizo se hab¨ªa re¨ªdo de ella en incontables ocasiones, todas las que precis¨® para convertirse en el tercer hombre en conquistar los 14 ochomiles del planeta. Loretan sigue vivo. No as¨ª su hijo, de siete meses, que muri¨® en sus manos, por sus manos.
El destino de Loretan salt¨® hecho pedazos en las Navidades: irritado por el llanto de su primog¨¦nito, le zarande¨® para cortar sus l¨¢grimas. Apenas fueron 'dos o tres segundos', suficientes para que el peque?o Ewan se callara y muriese horas despu¨¦s en un hospital de Berna. Hab¨ªa sufrido graves da?os cerebrales a causa del denominado S¨ªndrome del Beb¨¦ Agitado: a esa edad, el cerebro no llena completamente la cavidad craneal y se expone a sufrir da?os irreparables si se le zarandea con violencia.
Loretan, consciente de su terrible error, acord¨® con el juez hacer p¨²blica su identidad. Acusado de homicidio por negligencia, asegura que desconoc¨ªa la existencia del s¨ªndrome que acab¨® con su beb¨¦ y desea dar publicidad a su caso, autoinmolarse, para que nadie pierda como ¨¦l los nervios en una noche de llanto e insomnio.
En la localidad suiza de Cr¨¦suz, los vecinos de Loretan han pasado de la admiraci¨®n al estupor, a la incomprensi¨®n. Loretan era un h¨¦roe, un alpinista transgresor que hizo saltar por los aires muchas de las leyes establecidas en el Himalaya. Nacido en 1959, con s¨®lo 11 a?os trabajaba como ayudante en un refugio de Frunden, el ambiente id¨®neo para alimentar su voracidad monta?era. Cuatro despu¨¦s complet¨® su primera ascensi¨®n de dificultad extrema. Su imparable trayectoria le condujo en 1982 al Nanga Parbat (8.126 metros), en el que empez¨® a experimentar con una ¨¦tica que le hizo prescindir de las cuerdas y, en general, de todos los preceptos aceptados por le ¨¦lite del alpinismo.
Se convirti¨® as¨ª en un velocista himal¨¢yico, un tipo capaz de firmar ascensiones fulgurantes sin apenas material, protecci¨®n, alimento o bebida. 'Me apa?o con medio litro de agua para acometer 24 horas de subida', asegur¨® para esc¨¢ndalo de la medicina, que explica que s¨®lo una abundante hidrataci¨®n puede alejar a los alpinistas de las congelaciones. Nada de campos de altura, de aclimataci¨®n progresiva: a su entender, cuanto menos tiempo en la zona de la muerte (por encima de los 8.000 metros) menos riesgos. As¨ª cubri¨® la ascensi¨®n al Everest m¨¢s r¨¢pida de un occidental: 36 horas.
Toda la decisi¨®n y la templanza demostrada por Loretan en situaciones extremas se quebr¨® en un momento de irreflexi¨®n. El S¨ªndrome del Beb¨¦ Agitado est¨¢ contemplado como una de las agresiones m¨¢s frecuentes de los padres cuando pierden los papeles. Loretan es honrado al confesarse responsable de un momento fatal de irreflexi¨®n.
Ewan naci¨® precedido por la confusi¨®n: su madre qued¨® embarazada cuando a¨²n estaba casada y resid¨ªa con su c¨®nyuge. Una prueba de paternidad determin¨® que el alpinista era el padre. Ella abandon¨® a su marido para trasladarse a la vivienda de Loretan, a escasa distancia de la que hab¨ªa sido su residencia desde 1996. Ese a?o celebr¨® una boda cuando deb¨ªa haber celebrado otra que se fue al traste al fallecer su anterior novio en la carretera.
El art¨ªculo 117 del C¨®digo Penal suizo castiga con prisi¨®n o multa el homicidio por negligencia, pero es competencia de los jueces determinar la severidad de la sentencia, que, en cualquier caso, no ser¨¢ superior a los 18 meses de c¨¢rcel en r¨¦gimen abierto.
'En el alpinismo es el contacto con la muerte el que concede valor a lo que hacemos', sostiene Loretan. En su existencia cotidiana, la muerte de Ewan ha arruinado su alegr¨ªa vital.
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