Vertiginosa ca¨ªda desde el cielo
El Depor logr¨® en Old Trafford, en octubre, su ¨²ltimo triunfo fuera y es el sexto equipo m¨¢s goleado
'El triunfo en Old Trafford gener¨® demasiadas expectativas', se quejaba Fran tras la desastrosa actuaci¨®n del Deportivo en Valladolid el pasado domingo. Aquel triunfo en Manchester, el 17 de octubre de 2001, fue como una visita al cielo para el modesto club surgido de las tinieblas hace una d¨¦cada. Tan alto subi¨® que en su ascenso contrajo un extra?o mal de altura: desde su conquista de Inglaterra ha disputado nueve partidos fuera de casa -siete de la Liga y dos de la Champions-, y su mis¨¦rrimo balance se reduce a dos empates. El ¨²nico choque que ha ganado como visitante en los tres ¨²ltimos meses fue ante un rival de Segunda B, la Leonesa, en la Copa.
El nefasto choque de Valladolid ha sonado como un aldabonazo para el deportivismo, hasta el punto de que el presidente, Augusto C¨¦sar Lendoiro, se sinti¨® obligado, en un gesto absolutamente inusual, a comparecer ante la prensa junto a todos sus consejeros para reclamar tranquilidad. No hay dudas sobre lo delicado del momento para el Depor, que esta noche regresa al lugar de su crimen m¨¢s reciente: otra vez visita Valladolid, donde defiende una ventaja de dos goles para lograr el pase a las semifinales de la Copa y, sobre todo, recuperar la credibilidad.
En el vestuario abundan los que levantan la voz si no juegan, y entre Trist¨¢n y Makaay hay tirantez
Desde el domingo el equipo est¨¢ tendido en el div¨¢n. Todos conocen los s¨ªntomas, pero casi nadie se atreve con un diagn¨®stico. El t¨¦cnico, Javier Irureta, y algunos jugadores significativos insin¨²an que el equipo se arruga ante la belicosidad de los rivales que juegan en su campo. Otras explicaciones tienden a la excursi¨®n por los cerros de ?beda: Irureta insisti¨® sobre el mal estado del c¨¦sped en Valladolid mientras que Lendoiro ha repartido culpabilidades hasta en la prensa. En todo caso, de los an¨¢lisis que hacen los propios protagonistas y de las estad¨ªsticas pueden extraerse algunas conclusiones.
- Fobia al viaje. No es la primera vez en los ¨²ltimos tiempos que el Depor muestra su flaqueza en terreno ajeno: en el curso 1999-2000, cuando gan¨® la Liga, tambi¨¦n encaden¨® una racha de siete partidos sin ganar fuera. Entonces hab¨ªa un consenso casi general en la apreciaci¨®n de que se encerraba demasiado cerca de su ¨¢rea. Irureta fue cambiando poco a poco esa forma de jugar y comenz¨® a tirar su defensa hacia el centro del campo. De hecho, el Depor es ahora el equipo de la Liga que m¨¢s fueras de juego ha forzado. Ese cambio surti¨® un efecto muy positivo durante alg¨²n tiempo: en la pasada campa?a europea s¨®lo perdi¨® una de sus siete citas como visitante y cuando encaj¨® la primera derrota de esta Liga -en Vallecas, el 28 de octubre- llevaba seis meses invicto fuera de Riazor.
- Blandos e inseguros. ?Por qu¨¦ ese regreso a una pesadilla que parec¨ªa superada? Lendoiro ha hablado abiertamente de 'falta de esp¨ªritu de sacrificio'. Sin atreverse a tanto, Irureta ha esbozado una explicaci¨®n a la que tambi¨¦n se apunta Mauro Silva, un peso pesado del vestuario: en la plantilla abundan los jugadores t¨¦cnicos que rehuyen el cuerpo a cuerpo fuera de casa. Adem¨¢s, la inseguridad defensiva se ha convertido en un defecto cr¨®nico en el Depor, que, muy lejos de su antigua fama de grupo impenetrable, es el sexto equipo m¨¢s goleado de la Liga, con 28 tantos en contra (1, 4 por partido). Si se acota la estad¨ªstica a los encuentros en campo ajeno durante el periodo transcurrido desde la gesta de Manchester, el resultado es a¨²n m¨¢s sonrojante: una media de 2,33 goles recibidos por partido. La lesi¨®n de Manuel Pablo ha da?ado seriamente al equipo y la n¨®mina de centrales -Naybet, Donato, Djorovic, Helder y C¨¦sar, todos internacionales- no ha estado a la altura de lo que promet¨ªa.
- Astros en crisis. Trist¨¢n, uno de los h¨¦roes de Manchester, meti¨® su ¨²ltimo gol, de penalti, el pasado 9 de diciembre, contra el Valencia, y para una parte de la afici¨®n se ha convertido en el enemigo n¨²mero uno. Djalminha puso el grito en el cielo cuando Valer¨®n le arrebat¨® el puesto a principio de curso, pero ahora que ¨¦ste ha entrado en uno de sus habituales periodos de desvanecimiento la aportaci¨®n del brasile?o ha sido nula: ni un gol ni una asistencia. En cuanto a Fran, ya no est¨¢ para grandes esfuerzos.
- Los a?os pasan. Una de las razones esgrimidas por Irureta para justificar los constantes cambios en el equipo -moneda corriente hasta diciembre que cay¨® en desuso en las ¨²ltimas semanas- ha sido la elevada edad media de la plantilla. Seis de los once jugadores m¨¢s habituales -Molina, Donato, Naybet, Romero, Mauro y Fran- superan los 30 a?os.
- ?Y el vestuario? 'Es mentira que existan problemas en el vestuario', asegura Lendoiro, muy tajante. 'Lo ¨²nico que hay son los problemillas t¨ªpicos en cualquier grupo', conviene Mauro Silva. En cualquier caso, lo que s¨ª abundan son los dispuestos a elevar la voz cuando no juegan. Irureta ha tratado de contentar a todos repartiendo juego, pero m¨¢s de una vez se ha quejado del escaso sentido de grupo que muestran algunos. Las disputas por entrar en el equipo han generado ciertas rivalidades: la tirantez entre Trist¨¢n y Makaay es visible en el terreno de juego.
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