'Hay ETA para tiempo', asegura el periodista Florencio Dom¨ªnguez
'Hay ETA para tiempo', asegur¨® ayer el periodista Florencio Dom¨ªnguez, uno de los mejores especialistas sobre la banda terrorista, en la presentaci¨®n de su nuevo libro Dentro de ETA. La vida diaria de los terroristas, en el que ofrece una visi¨®n original y desmitificadora de la organizaci¨®n terrorista. Dom¨ªnguez argumenta que la visi¨®n m¨ªtica de ETA que tiene parte de la juventud vasca garantiza la continuidad de la banda. Por ello, sugiere que 'contra las enso?aciones visionarias la vacuna m¨¢s efectiva puede ser una dosis de realidad'. Y aclara en el ep¨ªlogo, para que a nadie le quepa la menor duda sobre el objetivo del libro: 'Probablemente si se conociera mejor la realidad de los miembros de ETA, esta organizaci¨®n perder¨ªa esa imagen mitificada que encandila a algunos sectores de los j¨®venes vascos y perder¨ªa con ello la capacidad de atracci¨®n de nuevos activistas'.
Para ello, Dom¨ªnguez investiga en los diarios personales de los terroristas, la correspondencia entre ellos o los documentos internos. Su conclusi¨®n es que 'si no causaran v¨ªctimas, determinados hechos y actitudes provocar¨ªan risa'. Destaca como aspecto especialmente llamativo en el funcionamiento de la banda terrorista, la capacidad de intimidaci¨®n de su c¨²pula dirigente sobre sus miembros. As¨ª, desvela la correspondencia del miembro de ETA, Jes¨²s Mar¨ªa Insausti, Karpov, del que cita esta frase: 'Cuando la gente habla tranquilamente, cuando los responsables no est¨¢n alrededor, se dice de todo, pero cuando viene la gente de la direcci¨®n, el silencio es el amo, la sumisi¨®n'. Dom¨ªnguez saca una conclusi¨®n: 'Dirigir ETA se ha convertido en saber administrar el miedo, dosificarlo adecuadamente entre las propias filas para mantener la cohesi¨®n interna. Esto es lo que hace la c¨²pula etarra y esto es lo que espera la mayor¨ªa de la militancia'.
Tiempos de espera
El autor tambi¨¦n se detiene en los tiempos de espera que, en contra de la vida aventurera que se le supone a un terrorista, los etarras pasan en la retaguardia. Consumen la mayor parte de su existencia en Francia, Suram¨¦rica o en la c¨¢rcel. Dom¨ªnguez relata el caso de Pipe San Epifanio, miembro destacado de HB, primero, y etarra encuadrado en el comando Barcelona, despu¨¦s. Su existencia se resume en dos a?os 'en la reserva marcado por la soledad, el contacto espor¨¢dico con su responsable... encerrado en casas, cambiando de vez en cuando de refugio y esperando a que la direcci¨®n le asigne una funci¨®n o le env¨ªe a un comando a Espa?a'. Luego, 'ocho atentados, dos asesinatos y... a la c¨¢rcel'.
El periodista insiste en c¨®mo el miembro de ETA es un sujeto perseguido por la sombra de la sospecha, al que acecha la locura. Como muestra narra el caso de Jos¨¦ Luis Geresta, uno de los presuntos responsables del asesinato del concejal del PP de Ermua Miguel ?ngel Blanco, que crey¨® que la polic¨ªa le ten¨ªa controlado 'mediante un chip que le hab¨ªan colocado en las muelas'. Geresta se dispar¨® un tiro en la sien en marzo de 1999.
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