La mariposa
Un amigo regala frases, como dardos. Este mediod¨ªa nos ha mirado, nos ha visto hablar de la vida cotidiana, del sufrimiento de las palabras y tambi¨¦n del sudor de vivir, y cuando ya nos vio plenos del pesimismo que, como dice Eduardo Mendoza, vest¨ªa P¨ªo Baroja, nos alivi¨® el pasado, o lo aclar¨®, con esta sentencia de Larra: 'Estamos al final de una jornada sin haberla recorrido'.
La dej¨® ah¨ª, quieta, y cada uno de nosotros se hizo, interior, el comentario de texto, al que ¨¦l (es Fernando L¨¢zaro, el acad¨¦mico) nos acostumbr¨® y nos acostumbra, habi¨¦ndonos llevado de la mano a la literatura cl¨¢sica y lanz¨¢ndonos cada mes, sobre las palabras que improvisamos u olvidamos, el dardo que no cesa. 'Estamos al final de una jornada sin haberla recorrido'.
Cuando o¨ªmos una palabra, una frase, o incluso cuando olemos un olor ya conocido, el mundo entero -el mundo que hemos vivido- viene otra vez a darnos noticias, resucita entre nosotros y a veces frases como esa que Larra escribi¨® -sin duda como una autobiograf¨ªa- nos traen de nuevo la vida que hemos tenido, la jornada diaria. Esa solemnidad que llamamos vida cotidiana es el conjunto infinito de esfuerzos in¨²tiles cuya melancol¨ªa final nos lleva a un r¨ªo que jam¨¢s termina. No hay final, el final es el principio del r¨ªo siguiente. Le le¨ª la frase de Larra a Juan Gelman, el poeta argentino, y con esa voz que parece seguir fumando dijo desde el otro lado de un tel¨¦fono que ahora une oc¨¦anos e incertidumbre: 'Hermosa. El cauce de un r¨ªo que nunca existi¨®'. Con esa frase en la memoria, como un olor, viajamos por el centro de Madrid, vemos mendigos y luces bajo el cielo gris de una ciudad que parece un r¨ªo de ruido y nada sobre los que circulan ciudadanos que parecen huir hacia un cine que est¨¢ cerrado. La vida es as¨ª, y est¨¢ siendo as¨ª, como si le hubieran puesto corchetes. Antes de haberla recorrido ya cansa, ya desprende la impresi¨®n de que ni siquiera existi¨® cuando regresa de nuevo y sigue siendo as¨ª otra vez y para todo el d¨ªa. Habr¨¢ en el camino una mariposa, la habr¨¢. Dijo Tonino Guerra, el poeta italiano, al salir de la c¨¢rcel de exterminio en la Alemania nazi: 'Me di cuenta entonces de que era maravilloso ver una mariposa sin tener deseos de com¨¦rtela. Esa era la alegr¨ªa'. Vendr¨¢ la mariposa, eso es seguro.
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