Papeles de guerra
No era la gesti¨®n del cardenal Gom¨¢, arzobispo de Toledo y primado de Espa?a durante la guerra civil, lo peor conocido de aquel dram¨¢tico periodo. Las obras que Anastasio Granados y, sobre todo, Mar¨ªa L. Rodr¨ªguez Aisa dedicaron a la figura del cardenal ya hab¨ªan puesto al alcance de los lectores un importante corpus documental. En sus libros, era evidente la relevancia del archivo de Gom¨¢ para aclarar el proceso de toma de decisi¨®n que llev¨® al episcopado espa?ol a identificar la causa de la religi¨®n cat¨®lica con la sublevaci¨®n militar del 18 de julio de 1936 y a prestar a los insurgentes un respaldo casi un¨¢nime.
Ahora, siguiendo el camino marcado por Miguel Batllori y V¨ªctor Manuel Arbeloa con los papeles del cardenal de Tarragona, Vidal i Barraquer, aunque con un acompa?amiento de notas infinitamente menor, Jos¨¦ Andr¨¦s-Gallego y Ant¨®n M. Pozas han acometido la tarea de publicar una amplia selecci¨®n del archivo del primado de Espa?a. Si el de Vidal result¨® fundamental para los a?os de la Rep¨²blica, el de Gom¨¢ lo ser¨¢ para los de la guerra civil. De modo que, con uno y otro, la pol¨ªtica de la Iglesia cat¨®lica acabar¨¢ por ser el tema mejor documentado de los a?os treinta. Lamentablemente, nadie ha emprendido un trabajo de similar envergadura con papeles procedentes del ej¨¦rcito, los sindicatos, los partidos pol¨ªticos, los ministerios, las embajadas...
ARCHIVO GOM?. DOCUMENTOS DE LA GUERRA CIVIL. VOLUMEN 1, JULIO-DICIEMBRE 1936
Edici¨®n de Jos¨¦ Andr¨¦s-Gallego y Ant¨®n M. Pazos CSIC. Madrid, 2001 590 p¨¢ginas. 40,71 euros
Lo cual hace m¨¢s meritoria esta empresa. La correspondencia de Gom¨¢ con sus 'hermanos' y con las autoridades del nuevo r¨¦gimen, y los papeles que env¨ªa y recibe del Vaticano, permiten documentar de primera mano la legitimaci¨®n r¨¢pidamente otorgada por el episcopado a los militares sublevados; la convicci¨®n, firme desde los primeros d¨ªas, de que se trata de una guerra a muerte, de la que no podr¨¢ salir m¨¢s que un vencedor y un vencido; la inquietud ante el rumbo que podr¨ªa seguir la construcci¨®n del nuevo Estado; la creciente confianza en Franco y en su prop¨®sito de reafirmar la unidad nacional dentro del marco de la Iglesia cat¨®lica; las gestiones ante los nacionalistas vascos de Guip¨²zcoa y Vizcaya para que pusieran fin a su colaboraci¨®n con comunistas y rojos.
Si importantes fueron las
relaciones de Gom¨¢ con el nuevo Estado no menos lo ser¨¢n sus tratos con el Vaticano, en su calidad de 'representante confidencial y oficioso' ante la Junta T¨¦cnica del Estado. Como es sabido, el papa P¨ªo XI y su secretario de Estado, el cardenal Pacelli, se mostraron muy reticentes a la hora de reconocer al Gobierno de Burgos. Gom¨¢ tuvo ocasi¨®n de informarse personalmente de las razones que asist¨ªan a los diplom¨¢ticos de la curia romana para no precipitar el ansiado reconocimiento. Tardini le aclar¨®, en diciembre de 1936, que en la pugna de las dictaduras con las democracias, la Santa Sede no pod¨ªa inclinar la balanza del lado de las primeras. Con todo, a?adi¨® Tardini, Gom¨¢ deb¨ªa hacer constar al Gobierno de Burgos la simpat¨ªa con la que el Papa ve¨ªa su actuaci¨®n.
Meandros de la diplomacia, que en esta serie documental podr¨¢n seguirse en todo su detalle. Los editores, por su parte, han mostrado una extraordinaria sobriedad en el aparato cr¨ªtico, sin a?adir m¨¢s aclaraciones que breves notas biogr¨¢ficas de las dramatis personae. Cada cual habr¨¢ de apa?¨¢rselas a solas con los documentos, una actitud que realza m¨¢s, si cabe, la trascendencia historiogr¨¢fica de una obra que promete ser, en todos los sentidos de la palabra, monumental.
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