Volver¨¢s de McOndo
Conocido en Espa?a por haber firmado el manifiesto McOndo con Alberto Fuguet, Sergio G¨®mez ha ensayado bastantes g¨¦neros, pero los cuentos son la articulaci¨®n m¨¢s efectiva de su cosmos literario. La presente compilaci¨®n contiene relatos de Partes del cuerpo que no se tocan (1997) y El libro del se?or Galindo (1998).
Centrados en la s¨¢tira de la clase obrera santiaguina, los relatos de Partes del cuerpo que no se tocan llaman la atenci¨®n en primer lugar por el h¨¢bil tratamiento de la competici¨®n deportiva (sobre todo el f¨²tbol de barrio y el boxeo) como nodo de conformaci¨®n de la identidad masculina. A trav¨¦s de este ¨¢mbito y de otros como la espiritualidad popular (Estadio religioso) o la precaria versi¨®n proletaria de la guerra de sexos (Mujeres), el autor construye una mirada humor¨ªstica sobre los conflictos de la clase baja urbana latinoamericana que, sin resultar condescendiente, tiene como objeto los elementos grotescos de su identidad colectiva, habitualmente en relaci¨®n con los roles sexuales.
BUENAS NOCHES A TODOS
Sergio G¨®mez Lengua de Trapo. Madrid, 2001 187 p¨¢ginas. 14,12 euros
Bastante alejados de esta zona intermedia entre la s¨¢tira del kitsch popular y el melodrama par¨®dico est¨¢n los relatos de la segunda parte del libro, sacados de El libro del se?or Galindo. El escenario santiaguino es abandonado por Vertiente Roquedales, un pueblo ficticio al sur de Chile donde tambi¨¦n transcurren las dos ¨²ltimas novelas del autor y que no es m¨¢s que una revisi¨®n del enclave rural latinoamericano obliterado por la historia y poblado por figuras derrotadas (bastantes elementos remiten al goticismo sure?o de cuentistas como Flannery O'Connor en su variante latinoamericana patentada por Onetti). Si en El labio inferior (1998) y La mujer del polic¨ªa (2000) el escenario rural cerrado determinaba la transici¨®n al registro de la alegor¨ªa hist¨®rica, en relatos como La delgada figura de la dama o Se?ora con turbante es la base de una galer¨ªa de personajes exiliados que a nivel de econom¨ªa de recursos y patetismo constituye la cima del libro.
En conjunto, la compilaci¨®n no s¨®lo resulta interesante como presentaci¨®n de un cuentista notable, cuyo talento para el retrato y la an¨¦cdota se beneficia de la depuraci¨®n gradual de su lenguaje transparente y su o¨ªdo para el di¨¢logo coloquial. Tambi¨¦n registra la evoluci¨®n de una hornada de escritores que est¨¢ armando ficciones cada vez m¨¢s perfectas a costa de rebajar la radicalidad de sus planteamientos. Si esto es bueno o malo, lo dir¨¢ el tiempo. Entretanto, vale la pena leer a los Fuguet, Fontaine, Collyer y G¨®mez.
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