La oscura muerte de peces en Flix
La investigaci¨®n no ha aclarado, en casi un mes, la contaminaci¨®n de mercurio en el Ebro
- 1. El lugar
Flix suena como una descarga. Aunque se pronuncie a la catalana. 'Como guix', le dicen r¨¢pidamente al viajero, quiz¨¢ para aliviar el voltaje. Su connotaci¨®n el¨¦ctrica se aviene con la historia, pero no con la etimolog¨ªa: el nombre de Flix s¨®lo parece ser una derivaci¨®n del lat¨ªn flexus. La flexi¨®n del r¨ªo. El meandro de Flix es el m¨¢s espectacular del Ebro y la aguda elegancia de la curva es de las que convierten un curso continuo de agua en un r¨ªo. Es decir, la monoton¨ªa en cultura.
Flix es un meandro antes que un pueblo. La indiferencia que el Ebro provoca en otros lugares de la cuenca se transforma aqu¨ª en raz¨®n de vida. Las calles, las casas, el castillo y otros detalles menores del lugar son un mero tr¨¢mite que se ha de atravesar deprisa, en especial si se trata de un d¨ªa de invierno, fr¨ªo y despoblado, con nieblas bajas. Desde abajo, en las riberas, el r¨ªo tira de la vida y del viajero. Y s¨®lo sobre el gran puente que lo cruza el aluvi¨®n de historia y geograf¨ªa de Flix adquiere belleza y sentido.
El mercurio est¨¢ en Ercros y en la historia. En los lodos
'Los fondos del r¨ªo son un grave problema, y esta crisis debe servir para desactivar su peligrosidad'
En la margen izquierda humea la F¨¢brica, hoy de Ercros. Lleva m¨¢s de un siglo. Fue en 1897 cuando comenzaron las obras de la Electroqu¨ªmica. Dos a?os antes hab¨ªa llegado aqu¨ª el ferrocarril y tambi¨¦n un grupo de alemanes que experimentaban sobre la electr¨®lisis y que acabaron creando la colonia fabril m¨¢s viva y compleja de Catalu?a.
Algunos de los datos que lo demuestran est¨¢n en el libro Alemanys a l'Ebre, que Pere Mu?oz escribi¨® hace alg¨²n tiempo. Tiene un hermoso pr¨®logo de poeta: 'Estoy seguro de que todos los de Flix llevan consigo algo del sentido del tiempo, esa profundidad que da a la mente el verse dentro de la sucesi¨®n de gentes y situaciones -con ¨¦pocas tr¨¢gicas y ¨¦pocas de m¨¢s tranquilo ascenso'. Es de Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde. Lo ilustra una fotograf¨ªa -postal l¨¢nguida- que muestra a una pareja joven en el r¨ªo, antes o despu¨¦s del d¨¦jeuner s?r l'herbe. ?l es el austriaco Wilhelm Gef?ll, entonces un joven ingeniero, que a?os despu¨¦s acabar¨ªa siendo suegro de Valverde.
El sentido del tiempo. La noche del 25 de julio de 1938 el ej¨¦rcito republicano estaba atrincherado justo delante de la F¨¢brica, en el llamado paraje de Les Sebes. Esa noche correspond¨ªa a uno de los momentos obligatoriamente felices de Flix y la F¨¢brica: la fiesta mayor de la Colonia, que marcaba el inicio real del verano. A la una de la madrugada los republicanos atravesaban el r¨ªo y empezaba la batalla del Ebro. Ahora, en el paraje de Les Sebes, hay una paz absoluta, ang¨¦lica. La F¨¢brica est¨¢ enfrente, con su humo permanente. Pero en Les Sebes, el se?or Pere-Josep Jim¨¦nez, naturalista y qu¨ªmico, reimplanta la cig¨¹e?a en unas hect¨¢reas de bosque h¨²medo. A veces, en la F¨¢brica se enorgullecen de sus vecinos del otro lado: ?Si fabricamos veneno, c¨®mo es que vienen los animalitos, aqu¨ª mismo?
El puente sobre el r¨ªo es al mismo tiempo la esclusa del salto de Flix, que abastece a la central hidroel¨¦ctrica, hoy propiedad de Endesa. Aguas arriba, se levanta la central de Riba-roja. Aguas abajo, la nuclear de Asc¨®. En unas decenas de kil¨®metros se produce el 70% de la energ¨ªa que consume Catalu?a. Sabi¨¦ndolo, el viajero experimenta sobre el puente una violenta conmoci¨®n l¨ªrica: digamos que el s¨ªndrome de Manchester. El agua baja azul, transparente. Los r¨ªos transparentes sirven para el vals. Cuando van cargados de nutrientes bajan densos. Desde la construcci¨®n de las grandes presas del Ebro, en la d¨¦cada de 1960, los sedimentos ya no llegan al delta y se quedan en el suelo insondable de los pantanos.
En el fondo del Ebro, a la altura de Flix nadie sabe en realidad lo que hay. Durante un siglo, un complejo qu¨ªmico, fabricante de productos inexorablemente peligrosos, ha mantenido una sostenida actividad. En ese tiempo los habitantes de Flix han dispuesto de un nivel de vida superior al de otros pueblos de la zona y han contribuido decisivamente al despegue industrial y a la modernizaci¨®n de Catalu?a. Hoy se proyecta sobre ese pasado la sombra de una falta de conciencia ecol¨®gica. Pero cuesta imaginar que el entusiasmo industrializador de los colonos alemanes y sus aliados espa?oles anulara su sentido de la realidad hasta el punto de verter en el r¨ªo el gusano de su riqueza, con alegr¨ªa y con inconsciencia, sin resquemor. Pudiera ser que entre morir de hambre y el envenenamiento del r¨ªo escogieron esto ¨²ltimo, confiando en que sus sucesores encontrar¨ªan soluciones a los problemas. Como ellos hab¨ªan encontrado otras soluciones para otros problemas. Hoy los sucesores gobiernan. No hay pruebas de que hayan tomado conciencia de hasta qu¨¦ punto el r¨ªo y el peso de su historia, los lodos contaminados del r¨ªo, es un grave problema contempor¨¢neo que no puede dejarse a los que vengan.
- 2. Los hechos
El ¨²ltimo d¨ªa de Navidad murieron miles de peces en las proximidades de la central nuclear de Asc¨®. La informaci¨®n lleg¨® a los peri¨®dicos, el 28, a trav¨¦s de los miembros de un grupo ecologista de la zona. Los peces eran de especies -carpas, siluros, percas, anguilas- y de tama?os variables. Seg¨²n algunos testigos, muchos de ellos a¨²n viv¨ªan cuando los sacaban del agua, aunque flojamente. La Agencia Catalana del Agua, un organismo del Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat, procedi¨® el d¨ªa 27 a tomar muestras de agua y peces. No encontr¨® ninguna toxicidad rese?able. Entre los t¨¦cnicos medioambientales, tanto del departamento como de la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Ebro (CHE), la hip¨®tesis m¨¢s com¨²n es que los peces hab¨ªan muerto a causa de un episodio de estr¨¦s t¨¦rmico: es decir, por el paso s¨²bito de las bajas temperaturas de aquellos d¨ªas y los microclimas artificiales generados por el calentamiento del agua en la zona pr¨®xima a la nuclear.
El 2 de enero de 2002 la empresa municipal Aguas de Tarragona realiz¨® un an¨¢lisis del agua que distribuye a sus abonados en la ciudad y en otros municipios. La raz¨®n de que se hiciera ese an¨¢lisis a¨²n es misteriosa. Desde luego, si hay que vincularla a la noticia de los peces muertos no cabe duda de que se tomaron tranquilamente su tiempo: una semana. Quiz¨¢ por ese retraso dif¨ªcilmente justificable el director de la empresa dijo, cuando le preguntaron, que hab¨ªa mandado realizar el an¨¢lisis 'por instinto'.
O quiz¨¢ no. Quiz¨¢ 'el instinto' tuviera que ver con el hecho de que alguien forzara los candados de un dep¨®sito que la empresa posee en un barrio de Tarragona, y la empresa mandara analizar los dep¨®sitos en previsi¨®n de que la gamberrada hubiera llegado m¨¢s lejos. D¨ªas despu¨¦s el alcalde de Tarragona, Joan Miquel Nadal, dir¨¢ que 'no le consta' esa raz¨®n, aunque las fuentes -con la clara desventaja de ser an¨®nimas, ciertamente- seguir¨ªan insistiendo en ella. En cualquier caso, el an¨¢lisis se hizo y la sorpresa fue may¨²scula: el agua ten¨ªa una alta concentraci¨®n de mercurio. El valor, de m¨¢s de dos microgramos por litro, era el doble de lo que establece la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Otros dep¨®sitos de la empresa, analizados con urgencia, dieron resultados parecidos. Los filtros de la planta potabilizadora del municip¨¬o de L'Ampolla, que es la que capta el agua del Ebro, tambi¨¦n ten¨ªan restos del metal. La cuesti¨®n es que durante un n¨²mero de d¨ªas, que a¨²n est¨¢ por determinar, pero que no parece inferior a una semana, la red p¨²blica de aguas de Tarragona distribuy¨® agua con mercurio.
De inmediato, el Departamento de Medio Ambiente vincul¨® el mercurio en la red de consumo con el episodio de los peces muertos. As¨ª, se analiz¨® de nuevo la muestra del agua del d¨ªa 27; pero ahora tratando de encontrar muestras espec¨ªficas de mercurio. Los an¨¢lisis dieron una proporci¨®n de 7,7 microgramos. El departamento encarg¨® un dictamen al veterinario Francesc Padr¨®s para tratar de justificar cient¨ªficamente la presencia de mercurio en el agua con la muerte de los peces. El dictamen respond¨ªa a esta pregunta: ?una cantidad semejante de mercurio puede haber matado a los peces? El veterinario dijo que s¨ª, pero sin afirmar que hubieran muerto a causa de semejante intoxicaci¨®n. D¨ªas despu¨¦s, otro an¨¢lisis, esta vez del Instituto Qu¨ªmico de Sarri¨¢, pondr¨ªa en duda la posibilidad de que la citada cantidad de metal en el agua pudiera causar la muerte de los peces.
La presencia del mercurio la confirmaron luego otros an¨¢lisis: los que dio a conocer la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica el 9 de enero sobre muestras obtenidas el 20 y el 26 de diciembre: hab¨ªan pasado 20 d¨ªas desde que se tomaron las primeras. En el agua de la zona de Asc¨® ya hab¨ªa mercurio el d¨ªa 20, algo m¨¢s de dos microgramos por litro. Los an¨¢lisis del agua recogida el 26, tomada en la zona de Tortosa, eran m¨¢s preocupantes y la cantidad superaba los seis microgramos. En uno y otro caso, valores absolutamente in¨¦ditos en la historia anal¨ªtica de la CHE.
La F¨¢brica, Ercros, es la ¨²nica industria de la zona que maneja mercurio. Los l¨ªmites de sus vertidos al r¨ªo est¨¢n reglamentados. La Generalitat, la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica y, con ellas, la opini¨®n p¨²blica la se?alaron r¨¢pidamente. El 10 de enero, el director de la f¨¢brica de Flix, Jos¨¦ Luis Pe?a, remit¨ªa a la Agencia Catalana del Agua un informe exculpatorio en el que detallaba la actividad de la factor¨ªa entre los d¨ªas 17 de diciembre y 5 de enero. Muchos de esos d¨ªas la F¨¢brica estuvo paralizada en raz¨®n de las bajas temperaturas y, en consecuencia, tambi¨¦n sus vertidos. Seg¨²n sus datos, en ninguno de esos d¨ªas Ercros roz¨® el m¨¢ximo de sus niveles de emisi¨®n autorizados. La ¨²ltima parte del informe de Pe?a contiene una simulaci¨®n te¨®rica sobre los vertidos mercuriales. Y dice que para una concentraci¨®n de dos micras de mercurio en el r¨ªo -el doble de lo tolerado- la concentraci¨®n habitual de mercurio evacuada por la F¨¢brica deber¨ªa haber sido 700 veces superior a la habitual, y que para 7,7 micras -la cantidad detectada por la Agencia Catalana del Agua- la concentraci¨®n habr¨ªa de ser 2.500 veces superior.
Cifras de una cierta enormidad, aun trat¨¢ndose de magnitudes tan bajas. Pero que podr¨ªan volverse en contra de la F¨¢brica si la Fiscal¨ªa de Tarragona, en cuyas manos est¨¢ ahora el asunto, lograra demostrar ante los jueces su culpabilidad.
El mercurio est¨¢ en Ercros y en la historia. En los lodos. Otra hip¨®tesis, abonada por un informe del Instituto Qu¨ªmico de Sarri¨¤, es que alg¨²n desplazamiento en los fondos pudiera haber hecho aumentar la presencia del metal en el agua. Pero nada sucedi¨® en el r¨ªo, durante esos d¨ªas, que justificara los movimientos: ninguna obra, ninguna avenida. Si los lodos se hubieran movido, adem¨¢s, los altos valores mercuriales habr¨ªan continuado durante alg¨²n tiempo, y los an¨¢lisis posteriores demostraron que las aguas volvieron con relativa rapidez a la normalidad. A pesar de todo, un alto t¨¦cnico de la CHE advert¨ªa: 'Los fondos del r¨ªo son un grave y urgente problema y esta crisis debe servir para desactivar su peligrosidad'.
- 3. La lecci¨®n
Al lado del r¨ªo, hay un viejo molino de piedra donde venden el aceite de Flix, que siempre tuvo fama. De una pared cuelga un cartel muy visible y alentador que dice: 'Orden y limpieza'. El hombre que atiende al viajero le explica que en los ¨²ltimos d¨ªas recibe llamadas de gentes que le anulan pedidos. Se han enterado de lo del mercurio y no han dudado en vincularlo con las aceitunas. Es inevitable: tambi¨¦n hay muchos lectores de hor¨®scopos. En cualquier caso, la del aceitero de Flix es una de esas peque?as tragedias cotidianas, adheridas como par¨¢sitos a los grandes esc¨¢ndalos, que nunca recibir¨¢n su indemnizaci¨®n.
La lecci¨®n principal del asunto de Flix, para el ciudadano, est¨¢ perfectamente vinculada con el cartel que cuelga de la nutrida pared del molino. Ni orden ni limpieza. A partir de ahora, un ciudadano, uno de esos 300.000 de Tarragona, digamos, sabe que puede beber agua con mercurio durante algunos d¨ªas y que los ¨²nicos aliados con que puede contar para dejar de beberla son el instinto del director de la empresa de aguas o unos gamberros y su vehemente actuaci¨®n nocturna. Porque el m¨¢s grave problema del mercurio no es, al fin y al cabo, que se vierta, sea por Ercros o por su historia, sino que se vierta en tu boca, piensa, muy concienzudo, el viajero.
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