Tos
'A ver si dejas ya de fumar, caramba', le dijo. El infeliz tosedor iba, s¨ª, hecho un trapo. Tosiendo a diestro y siniestro -que se suele decir-, dando por tanto la nota e incapaz de contener esa erupci¨®n fragorosa de sus tronados pulmones, so pena de que le reventara en las entra?as. S¨®lo que ni fumaba ni nada, el pobre.
'Hace dos a?os que no fumo', replic¨® al catequista.
Pero el catequista inquisidor no se lo cre¨ªa y continu¨® preguntando con acosadora insistencia: 'Entonces, ?por qu¨¦ toses, eh? ?Por qu¨¦ toses?'.
Y a medida que sigui¨® andando y tosiendo -en la oficina, por la calle, metido en el metro, en el bar, dentro del ascensor-, volvieron a atormentarle las pr¨¦dicas: 'No se le ocurrir¨¢ fumar aqu¨ª..., el da?o que hace el tabaco..., su derecho a fumar acaba donde empieza mi derecho a respirar..., le est¨¢ bien empleado..., a los fumadores deber¨ªan encerrarlos..., fumar da c¨¢ncer...'.
Al apabullado tosedor, que ni fumaba ni nada, le hab¨ªan puesto de los nervios. Si no fuera porque aquella tos seca, profunda e incontenible le sum¨ªa en una extrema debilidad y un elemental sentido de la conservaci¨®n le aconsejaba no meterse en l¨ªos, la habr¨ªa emprendido a guantazos. Las acusaciones de fumador, la prepotente convicci¨®n con que todo el mundo atribu¨ªa su tos a las fumaradas, s¨ª le sirvieron, en cambio, para percibir la cantidad de cretinos que hay sueltos por el mundo.
Las autoridades sanitarias y los medios de comunicaci¨®n ya hab¨ªan avisado de que est¨¢bamos padeciendo en la Comunidad madrile?a una epidemia de gripe y se ve que no se hab¨ªan enterado o les daba igual. Los ambulatorios, los hospitales, no daban abasto para atender a la cantidad de pacientes que acud¨ªan a consulta con problemas respiratorios y otras aver¨ªas pulmonares.
Y eso que hac¨ªa buen tiempo. Luc¨ªa en Madrid un sol espl¨¦ndido; el cielo, limpio de nubes, se mostraba en su versi¨®n m¨¢s celebrada, que es el azul pur¨ªsimo; las temperaturas estaban lejos de ser calurosas, por supuesto, mas ya no bajaban de cero como ocurri¨® un mes atr¨¢s. O sea que parec¨ªa primavera.
Los ciudadanos viajeros que ven¨ªan por carretera tra¨ªan otras perspectivas y aquellos que padecen la funesta man¨ªa de pensar empezaban a preocuparse por lo que pod¨ªa estar acaeciendo en Madrid. Pues desde muchos kil¨®metros de distancia se apreciaba sobre la capital del reino una negra boina y, a pocos, pod¨ªa apreciarse que esa boina lo envolv¨ªa totalmente. Dicho de otra manera: pasando por Albacete (si uno pasaba por Albacete) el conductor advert¨ªa que el brillante cielo azul se oscurec¨ªa hacia la negrura en un punto del horizonte y, ya m¨¢s cerca, se convert¨ªa en una nube enorme y sucia, que envolv¨ªa Madrid.
Y esa nube, que no lo es en sentido estricto sino pura contaminaci¨®n a partir de los gases contaminantes que genera el tr¨¢fico, est¨¢ compuesta -aseguran los expertos- por mon¨®xido y di¨®xido de carbono, ¨®xido de nitr¨®geno, benzeno, plomo, amianto, di¨®xido de azufre, sulfuro de hidr¨®geno, mezclas org¨¢nicas vol¨¢tiles y macropart¨ªculas nocivas de variado espectro; eso para empezar. Todo lo cual respira la ciudadan¨ªa y se mete en los pulmones y hasta en el h¨ªgado cuando sale a la calle o abre una ventana, con mayor intensidad all¨¢ donde se forman atascos, la Gran V¨ªa y Fuencarral, por ejemplo. Y nadie dice, como es cierto, que esa contaminaci¨®n produce tos, perjudica gravemente a los asm¨¢ticos y acarrea irritaci¨®n de las v¨ªas respiratorias, medio centenar de dolencias pulmonares, enfermedades cardiacas, c¨¢ncer. Se ve que no les han hecho campa?a para que lo crean y den la brasa repiti¨¦ndolo y, por tanto, saberlo o decirlo no es pol¨ªticamente correcto.
Irrumpe el viento o llueve, y esa nube contaminante se va. Mas en tanto persista el llamado buen tiempo (que en realidad es el malo) seguir¨¢, cada vez peor, envenenando la ciudad, enfermando a los ciudadanos, matando a los m¨¢s d¨¦biles, atestando los hospitales; mientras cuantos se creen lo que les cuenten sobre las perversidades del tabaco, no parar¨¢n de anatematizar al que tose porque fuma y se quedar¨¢n tan anchos.
Qui¨¦n sabe: a lo mejor la contaminaci¨®n no s¨®lo mata, sino que antes idiotiza. Habr¨¢ que estudiarlo.
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