Colas

Imag¨ªnense que ustedes se encuentran enfermos, con infecci¨®n de garganta, congesti¨®n, dolor de huesos y hasta fiebre. Sigan imaginando que en este estado tuvieran que esperar 45 minutos en una cola de unas 100 personas, la mitad de ellas en la calle con una temperatura de dos grados, y antes de acabar la fila se dividiera en dos no lleg¨¢ndose a saber bien para qu¨¦ es cada una. Una vez en el mostrador les dicen que su m¨¦dico de cabecera no tiene cita hasta dentro de una semana y que si lo prefieren les pueden dar n¨²mero para el m¨¦dico de urgencias. En la sala de espera descubre que su aparente m¨¦dico de urgencias pasa consulta regular y alterna sus pacientes con los de urgencias, llegando a ser la espera eterna y peor, f¨ªsicamente, que antes de empezar la cola de fuera.

Pues dejen de imaginar porque esto mismo me sucedi¨® a m¨ª y a cientos de personas en el centro de salud Pol¨ªgono Norte hace dos semanas, y no solo un d¨ªa. Esto es bochornoso e indigno, pero no acaba aqu¨ª la cosa, al salir del centro observ¨¦ en la puerta un humillante cartel que pon¨ªa: 'Andaluc¨ªa hacia la segunda modernizaci¨®n'. Pat¨¦tico, ?verdad?