Ibarreta-Zuloko
Que el Casta?os-Galindo (entre Barakaldo, Sestao y Tr¨¢paga) eran una r¨ªa lo sab¨ªamos hace muchos a?os quienes pasamos buena parte de nuestra infancia y adolescencia salpicando en los encharcamientos de sus riberas o escondi¨¦ndonos entre sus ca?averales. S¨®lo bastaba mirar c¨®mo dos veces al d¨ªa sub¨ªan las mareas y, en ocasiones, desbordaban los cauces. Que las vegas de Zuloko-Ibarreta ten¨ªan importantes valores naturales tardamos poco m¨¢s en aprenderlo. Pero ya lo sab¨ªamos hacia 1985, cuando comenzamos a reivindicar, como Comit¨¦ Antinuclear y Ecologista de Barakaldo, su conversi¨®n en un gran parque p¨²blico, para disfrute de toda la Margen Izquierda.
Pens¨¢bamos que parte de la batalla estaba ganada cuando, en 1999, la Direcci¨®n de Aguas del Gobierno vasco autoriz¨® a IHOBE la limpieza de los suelos contaminados de Zuloko-Ibarreta con la condici¨®n de que, una vez recuperados, se dedicasen 'a las funcionalidades ambientales e hidr¨¢ulicas preexistentes'. Sin embargo, cuando en el 2000 el Ayuntamiento de Barakaldo puso encima de la mesa el Plan Parcial de Zuloko-Ibarreta fuimos conscientes de que la historia no estaba todav¨ªa escrita: el mayor centro comercial del Pa¨ªs Vasco liderado por Ikea, otras ¨¢reas comerciales e industriales y amplias zonas residenciales amenazaban con cubrir de asfalto el ¨²ltimo vestigio de lo que fueron los extensos humedales y marismas del estuario del Nervi¨®n.
Pero para entonces hab¨ªamos aprendido tambi¨¦n algo de leyes. Bast¨® relacionar nuestros recuerdos infantiles con la Ley de Costas de 1988 para darnos cuenta de que aquello era dominio p¨²blico mar¨ªtimo-terrestre y ten¨ªa una 'servidumbre de protecci¨®n' de 100 metros en su entorno, por lo que era obligatorio paralizar el plan parcial. As¨ª lo pedimos a Demarcaci¨®n de Costas en junio de 2000.
Desde entonces hemos estado llamando a las puertas de todas las administraciones y los tribunales para que se hiciera cumplir la ley. Por eso, cuando el pasado 18 de enero acudimos a Madrid a entrevistarnos con los responsables de la Direcci¨®n de Costas, nos sorprendi¨® que alguien empezara a asumir sus responsabilidades; que, por fin, hubieran decidido iniciar el expediente de Deslinde del Dominio P¨²blico Mar¨ªtimo-Terrestre. Y que lo hiciera reconociendo que las mareas llegan hasta Retuerto y que las vegas tienen el car¨¢cter de Zona H¨²meda.
Ahora cada administraci¨®n tendr¨¢ que empezar a asumir sus responsabilidades. Por lo que ha hecho y por lo que ha dejado de hacer. La historia de Ibarreta-Zuloko es todav¨ªa un libro abierto. La ¨²ltima p¨¢gina escrita no es una concesi¨®n graciosa de una administraci¨®n, sino el resultado del esfuerzo tenaz y riguroso de las personas agrupadas en torno a la Plataforma Ezpitsua.
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