Bardem sostiene que el cine espa?ol es 'pol¨ªticamente ineficaz'

Subido a hombros de su padre presenci¨® la proclamaci¨®n de la II Rep¨²blica; fue testigo de la entrada de las Brigadas Internacionales en la madrile?a Puerta del Sol -'un d¨ªa cinematogr¨¢fico de cielo plomizo'- y, como miembro del Partido Comunista de Espa?a, sirvi¨® de enlace entre dicho partido y el Gobierno Su¨¢rez durante la transici¨®n democr¨¢tica. Juan Antonio Bardem (Madrid, 1922), director de joyas del celuloide como Muerte de un ciclista y Calle Mayor, ha pasado el ¨²ltimo a?o concentrado en la redacci¨®n de sus memorias, Y todav¨ªa sigue, que Ediciones B publicar¨¢ a finales de febrero, en las que ajusta su cuenta particular con el pasado. El pr¨®ximo 2 de febrero recibir¨¢ el Goya de Honor 2001 por el conjunto de su carrera.

Adem¨¢s de una memoria excelente, Bardem guarda en los cajones de su despacho un mont¨®n de proyectos. De regreso a la calle Mayor, la que ser¨ªa la segunda parte de aquella pel¨ªcula que describ¨ªa la vida de una ciudad de provincias en los a?os oscuros del franquismo, no atrae a ning¨²n productor. 'La globalizaci¨®n y esa idea de que s¨®lo son buenas las pel¨ªculas que dan dinero en taquilla' son, a su juicio, las causas que le mantienen en paro. 'Me dicen que mi cine no es comercial. En mis pel¨ªculas no hay travestis, ni drogadictos, ni sangre f¨¢cil', a?ade Bardem, quien culpa de todo a Quentin Tarantino y a ese tipo de cine que mitifica la violencia: '?C¨®mo puede tener ¨¦xito una pel¨ªcula que empieza con tres t¨ªos montados en un carro que se ven obligados a salir de la carretera porque se escucha un ruido en la cajuela? Al abrir el portaequipaje se ve a un tipo moribundo al que Joe Pesci remata a pu?aladas, ?qu¨¦ cuenta esa historia? A m¨ª ese cine no me interesa nada'.

'Billy Eliot'

No se trata s¨®lo de una actitud moral. Una de sus m¨¢ximas es si no puedes tener lo que quieres, quiere lo que tienes. A Bardem siempre le ha gustado el free cinema que 'los ingleses hacen como Dios'. Le han apasionado Billy Eliot, Tocando el viento o Una habitaci¨®n con vistas, pel¨ªculas que dan una informaci¨®n social, pol¨ªtica y cultural de la Inglaterra del momento. 'Los ingleses me dan mucha envidia. Vas a ver sus pel¨ªculas y la sensaci¨®n que tienes es que todo funciona y eso en Espa?a es imposible'. Como ejemplo de las dificultades t¨¦cnicas, Bardem recuerda los problemas que tuvo para rodar algunas de las escenas de la serie de televisi¨®n sobre Picasso en las que para simular el movimiento de un tren hab¨ªa que moverlo con una palanca. 'Disponen de empresas a las que les puedes pedir lo que quieras. Les dices que necesitas un tren al atardecer, en 1900, que cruce de derecha a izquierda y te lo mandan'.

En sus memorias, el director de C¨®micos analiza las Conversaciones de Salamanca, celebradas en 1955, en las que sentenci¨® que el cine espa?ol era 'pol¨ªticamente, ineficaz; socialmente, falso; intelectualmente, ¨ªnfimo; est¨¦ticamente, nulo, e industrialmente, raqu¨ªtico'. Palabras que conceptualmente podr¨ªan servirle de epitafio si no hubiera decidido ser incinerado. Pero ?qu¨¦ adjetivos le pone al cine espa?ol que se hace ahora? Su diagn¨®stico es que la situaci¨®n es parecida aunque con matices. 'Pol¨ªticamente, sigue siendo ineficaz. Los sucesivos gobiernos no han hecho sino practicar el seguidismo del pensamiento ¨²nico y la entronizaci¨®n de la taquilla como virtud m¨¢xima'. Pese a las cr¨ªticas, Bardem reconoce que ¨²ltimamente le han gustado mucho Solas, de Benito Zambrano, y En construcci¨®n, de Jos¨¦ Luis Guerin. Para este director, el cine tiene que ser testimonio cr¨ªtico de un momento dado y si no es as¨ª no tendr¨¢ fundamento.

Bardem, que es hijo de los actores Rafael Bardem y Matilde Mu?oz Sampedro, ejerce ahora como patriarca de una dinast¨ªa que fund¨® su t¨ªa abuela Mercedes Sampedro. De la saga son herederos tambi¨¦n su hermana Pilar, los tres hijos del realizador -Miguel (director), Mar¨ªa (script) y Juan (m¨²sico)- y sus sobrinos Javier y Carlos. En casi todas las galas de los Premios Goya suele subir al escenario alguno de ellos. Pero en esta ocasi¨®n le toca el turno a ¨¦l.