La memoria de Orhan Pamuk
En Estados Unidos, donde suelen anticiparse las nuevas tendencias de nuestra deslumbrante vida moderna, advierten ahora en Internet contra la lectura de obras literarias complejas: 'Aseg¨²rese de tener tiempo y energ¨ªa antes de empezar una novela de Pamuk. Cada uno de sus libros es un puzle para el lector y suelen ser muy dif¨ªciles de leer y entender. Hay frases que se alargan hasta 8 o 10 l¨ªneas'. Una cr¨ªtica del peri¨®dico The Nation se expresa de manera algo m¨¢s diferenciada, aunque tampoco tenga en gran estima la competencia literaria de los norteamericanos: 'Pamuk pone a sus lectores en el l¨ªmite de lo que probablemente est¨¦n dispuestos a aceptar'.
Desde luego, entrar en el laberinto borgiano de casi seiscientas p¨¢ginas de El libro negro es una experiencia l¨ªmite: puede que algunos lectores sean incapaces de soltarlo en 12 horas, puede que empiecen a interesarse por la m¨ªstica suf¨ª o que quieran aprender c¨®mo los huruf¨ªes descifraban las letras que Al¨¢ imprimi¨® en el rostro de cada ser humano. Como m¨ªnimo quedar¨¢n enganchados de la capacidad de fabulaci¨®n de un narrador compulsivo, y querr¨¢n leer m¨¢s historias de gente que cuenta historias que conducen, infaliblemente, a nuevas historias. 'Eran las historias las que le manten¨ªan en pie, las historias que descubr¨ªa gracias a su intuici¨®n como los objetos que un ciego reconoce gracias a su tacto. (...) No ten¨ªa la menor duda de que el mundo y la gente a su alrededor tambi¨¦n pod¨ªan mantenerse en pie s¨®lo gracias a sus historias'.
EL LIBRO NEGRO
Orhan Pamuk Traducci¨®n de Rafael Carpintero Alfaguara. Madrid, 2001 578 p¨¢ginas. 18,63 euros
Orhan Pamuk (Estambul,
1952), el escritor turco contempor¨¢neo m¨¢s reconocido internacionalmente, ha presentado con su quinta novela una obra densa, vibrante y pluridimensional, a la altura de las grandes novelas del siglo XX. Igual que Paradiso, Rayuela o Ulises, crea un universo propio intrincad¨ªsimo con el pretexto de una b¨²squeda. Acompa?amos a Galip, un t¨ªmido abogado, durante una semana en la que sigue el rastro de su adorada esposa R¨¹ya, desaparecida junto a su hermanastro, el famoso columnista Cel?l Salim. Y ya estamos en medio del m¨¢s fascinante embrollo metaliterario, porque los personajes mismos, tanto el h¨¦roe involuntario como los fantasmales desaparecidos, forman parte de las reminiscencias literarias enciclop¨¦dicas que se dan cita en esta novela. Cel?l es trasunto ficcional del poeta y m¨ªstico suf¨ª Mevl?na Cel?leffin, m¨¢s conocido en Europa como Rumi; Galip remite al jeque Galip, autor del poema m¨ªstico H¨¹sn y Ashk, cuya historia transcurre paralela a la construcci¨®n de la novela. Y las pistas a seguir se hallan en las columnas del admirado pariente -insertadas en cap¨ªtulos alternos como complemento a la intriga-, se?alando con citas el camino de salida en un juego de espejos, de reflejos literarios de todas las ¨¦pocas.
Las mil y una peripecias del confuso protagonista se insertan en el escenario de la gran urbe. Galip recorre incansablemente las calles, bazares y tugurios de Estambul, un moloc violento, oscuro, imprevisible, desparramado sobre siete colinas y dividido por el B¨®sforo entre Europa y Asia. La metr¨®poli escindida es, sin duda, la segunda protagonista de la novela, ya que representa en su orograf¨ªa el tel¨®n de fondo id¨®neo para tematizar una de las preocupaciones principales del autor: el enfrentamiento entre tradici¨®n y modernidad, entre Oriente y Occidente. Igual que en su novela hist¨®rica El castillo blanco (1991), en la que un ingeniero aprende t¨¦cnicas de construcci¨®n b¨¦lica de su esclavo italiano, o en su m¨¢s reciente obra, Mi nombre es Rojo (2001), sobre las intrigas en la corte osmana del siglo XV por la defensa de la pintura cl¨¢sica ¨¢rabe contra las influencias de los pintores venecianos, trata tambi¨¦n El libro negro de la eterna antinomia que corroe la sociedad turca. Pamuk introduce aqu¨ª soslayadamente un elemento pol¨ªtico en la trama, estableciendo a trav¨¦s del conspirativo personaje en la sombra -el camale¨®nico Cel?l- la relaci¨®n con el golpe militar de 1980. Los conspiradores se sirven del hist¨®rico antagonismo para sus fines radicalizadores: 'Oriente y Occidente se repart¨ªan las dos mitades del mundo: se opon¨ªan completamente el uno al otro, eran lo contrario, lo opuesto, como el bien y el mal, lo blanco y lo negro, el ¨¢ngel y el diablo. Era absolutamente imposible que, como cre¨ªan algunos so?adores, esos dos universos se entendieran y vivieran en paz. Uno de los dos universos ser¨ªa siempre superior, ser¨ªa el amo, y el otro se ver¨ªa obligado a ser su esclavo'.
Cuando un libro es tan completo, se puede permitir alguna flaqueza -pensemos en la precariedad de la p¨¢gina perfecta de Borges-. En este caso son los excesos digresivos, que el autor, por cierto, no se corta en defender, apoy¨¢ndose, por supuesto, en citas: 'Si tengo un defecto, es el de divagar' (tomado supuestamente de una obra con el t¨ªtulo esclarecedor de Disculpas y burlas, de Bir¨®n Baj¨¢). Leer es hacerse poco a poco con la memoria del autor, comprende Galip mientras va leyendo los miles de art¨ªculos de Cel?l, el genio de la retentiva que compar¨® su memoria con un jard¨ªn -un jard¨ªn que desgraciadamente ha comenzado a secarse-. Para cultivarlo contaba historias: reales, inventadas, copiadas de libros, vistas en el cine. ?ste es el irresistible material del que est¨¢ hecho El libro negro. El lector se sentir¨¢ fascinado al entrar en el hermoso jard¨ªn de la memoria de Orhan Pamuk.
![El escritor turco Orham Pamuk (Estambul, 1953).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZBFHYIR4CSQ7CALUZ2YZ5B3G4M.jpg?auth=77fdab6a288d01e00be42e08fa6e917648d90377c3552e4a99c668f56ac3ff8e&width=414)
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