El core¨®grafo austriaco Johann Kresnik reinventa a Picasso a trav¨¦s de la danza
El espect¨¢culo, de fuerte impronta teatral, fue estrenado la pasada semana en Berl¨ªn
Durante toda la d¨¦cada de los noventa fue el core¨®grafo m¨¢s provocador de los escenarios alemanes. Tras ocuparse de Frida Kahlo, de un Don Quijote comunista e, incluso, del mal de las vacas locas, y ya a punto de finalizar su contrato con la Volksb¨¹hne en Berl¨ªn, el austriaco Johann Kresnik ha vuelto a la carga con una obra de danza-teatro sobre Pablo Picasso, que se estren¨® la pasada semana en la capital alemana. Con muy pocas referencias pol¨ªticas, una m¨²sica a ratos armoniosa y sus siempre vigorosas im¨¢genes, ¨¦ste es un Kresnik at¨ªpico: raya en lo sutil.
'Es imposible mostrar sobre un escenario a un pintor', reflexio-na Kresnik, sentado cerca de la Volksb¨¹hne, teatro insignia del este de la ciudad. 'Lo que hay que hacer es inventar nuevas im¨¢genes que le hagan justicia', agrega, al recordar sus pasadas incursiones en biograf¨ªas art¨ªsticas: las de Frida Kahlo (quiz¨¢ su mayor ¨¦xito), Francis Bacon y, tambi¨¦n, Goya. Im¨¢genes, por ejemplo, como la de Picasso (y su alter ego femenino) que recorren brocha en mano un escenario cubierto de cart¨®n. Debajo de esta especie de lienzo (que se enrollar¨¢ al final de la obra) gatean y se arrastran los bailarines. De repente, irrumpen brazos, piernas, torsos. A la vista del espectador, iluminado tenuemente por una solitaria bombilla, un mar de extremidades: Guernica.
Los cuadros
Son un total de 19 escenas, estructuradas todas en torno a citas textuales del pintor malague?o recopiladas por el libretista Christoph Klimke, responsable de los contenidos y colaborador de Kresnik ya en otros proyectos. Pero las referencias no siempre saltan tan a la vista como en el caso del Guernica. 'Bah, yo no soy un maestro de escuela. Algo hay que saber', comenta Kresnik, hijo de minero, ex bailar¨ªn, de maneras directas y 62 a?os. Hace falta saber, por ejemplo, que las bailarinas envueltas en un vestido de pl¨¢stico y con ositos de peluche en mano son una asociaci¨®n libre con Las Meninas, o que la pla?idera de senos almidonados y tricornio de la Guardia Civil representa a Francisco Franco.
Vestidos con camiseta de rayas, son varios los bailarines que interpretan a Picasso. A su alrededor, mujeres idolatradas y amadas, en un momento, rechazadas en el otro: Dora Maar, Olga Koklova, Marie-Th¨¦r¨¨se Walter y Fran?oise Gilot. Estampas de playa, parodias de toros, sue?os er¨®ticos: '?sta es tambi¨¦n una velada sobre el deseo, las mujeres y las inmensas ganas de vivir que ten¨ªa Picasso', dice Kresnik, quien, en efecto, ha montado una obra que, por momentos, llega a ser incluso sensual. Kresnik, que sostiene que el espectador no tiene por qu¨¦ 'sentirse bien' en el teatro -'para eso tiene cuarenta canales de televisi¨®n en casa'-, en esta ocasi¨®n se limita a un solo shock visual: una paloma reventada ('Si se quiere hacer una paloma, primero se le tiene que torcer el cuello', dijo alguna vez Picasso).
Creador de lo que llama teatro coreografiado, Kresnik se ha hecho con un personal¨ªsimo lenguaje que vuelve a ofrecer en Picasso: coreograf¨ªas de movimientos entrecortados y teatrales, breves textos literarios, estridentes collages musicales y una destrucci¨®n sistem¨¢tica de la escenograf¨ªa: en Picasso, antes de caer el tel¨®n quedan sobre el escenario, entre papeles y pl¨¢sticos, los ositos, una mecedora y una sangrienta cabeza de caballo. 'La tradicional est¨¦tica del bailar¨ªn no le interesa en absoluto', resume su asistente, el core¨®grafo colombiano Gustavo Llano.
Los contenidos, en cambio, mucho. 'En la danza teatro de hoy, los contenidos pr¨¢cticamente han desaparecido. Veo los montajes de mis colegas y digo: s¨ª, todo muy bello, ?pero qu¨¦ es lo que me quer¨¦is decir?', cuenta Kresnik, quien es miembro del Partido Comunista Austr¨ªaco. Danza teatro, militante y agreste, por tanto, como en los montajes sobre la l¨ªder comunista Rosa Luxemburgo, la terrorista Ulrike Meinhof o el controvertido escritor Ernst J¨¹nger. O tambi¨¦n como en una obra sobre el Plan Colombia, la estrategia de lucha contra la guerrilla y los cultivos de coca recetada a este pa¨ªs sura-mericano por Estados Unidos, puesta en escena con gran ¨¦xito en Bogot¨¢, en octubre del 2000.
La matizaci¨®n parece no ser el fuerte de Kresnik. Lo suyo es el mazo esc¨¦nico, el gran impacto visual.
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