Los 'tories' hostigan a Blair por el caos de los servicios p¨²blicos
Los liberales rompen con los laboristas
Tony Blair, el estadista internacional que todos admiran, empieza a tener problemas en casa. Por primera vez desde que lleg¨® al poder, en 1997, el laborismo tiene oposici¨®n. A la derecha, el nuevo l¨ªder tory, Iain Duncan Smith, ha utilizado los ca¨®ticos servicios p¨²blicos para arrinconar a Blair en el Parlamento. Y, a la izquierda, los liberales dem¨®cratas han anunciado el fin de 11 a?os de colaboraci¨®n con el laborismo.
En unas semanas, el panorama pol¨ªtico brit¨¢nico parece haber dado un cambio tan sutil como profundo. Desde que empez¨® 2002, Blair ha sufrido varios tropiezos de mayor o menor calado. Ha tenido que retirar, por poco ambiciosa, su reforma de la C¨¢mara de los Lores. Se ha visto forzado a salir en defensa del campo de detenci¨®n de Guant¨¢mano pese a que George W. Bush no trata a los presos brit¨¢nicos con la misma consideraci¨®n que a los norteamericanos. Ve con aprensi¨®n c¨®mo la quiebra de Enron empieza a salpicar al Gobierno laborista. Pero, por encima de todo, se le est¨¢ escapando de las manos el problema de los servicios p¨²blicos.
Blair empez¨® el a?o con una larga y pol¨¦mica gira por India y Pakist¨¢n mientras en Londres se peleaban sus ministros: 'Tenemos los peores transportes de Europa', lleg¨® a admitir uno. El retorno del primer ministro no fue c¨®modo. Se encontr¨® con una revuelta parlamentaria que ha obligado al Gobierno a retirar, para modificarlo, uno de los proyectos m¨¢s delicados de la legislatura: la reforma de la C¨¢mara de los Lores.
Los liberales dem¨®cratas de Charles Kennedy fueron pieza clave en esa revuelta, como lo hab¨ªan sido ya antes de Navidad, cuando se aliaron con los conservadores y la izquierda del laborismo para suavizar la nueva ley antiterrorista. Kennedy ha confirmado su distanciamiento de Blair, al que acusa de 'pisotear las libertades individuales', y ha anunciado el fin de 11 a?os de colaboraci¨®n entre laboristas y liberales. Los liberales exigen tambi¨¦n un mayor compromiso del Gobierno en defensa del euro, aunque los partidarios de la moneda europea cada vez piden con menos ¨¦nfasis la convocatoria inmediata de un refer¨¦ndum.
Pero la gran novedad es el primer ¨¦xito del nuevo l¨ªder conservador, Iain Duncan Smith, que por dos veces ha logrado arrinconar al escurridizo Blair en los Comunes. Elegido casi de inc¨®gnito en septiembre, cuando a¨²n ard¨ªan las Torres Gemelas, Duncan Smith parece estar centrando el partido, abri¨¦ndolo a temas tab¨²es, al tiempo que muestra menos obsesi¨®n por el euro que su antecesor y explota con habilidad y bastante demagogia el debate de los servicios p¨²blicos.
Duncan Smith ya ha sacado de quicio a Blair en dos ocasiones. Primero al ridiculizar a su ministro de Transportes; luego, al convertir en drama nacional las quejas de una anciana de 94 a?os que no fue bien atendida en los servicios de urgencia de un hospital londinense. Los conservadores amenazan con convertir cada drama personal en una prueba de la ineficacia del Gobierno. 'Quiz¨¢ ha logrado un minuto de gloria, pero ha cometido un craso error estrat¨¦gico', vaticinan los laboristas. Pero el problema para Blair es que resulta tan f¨¢cil dramatizar sobre la sanidad como dif¨ªcil convencer a la gente de que los servicios p¨²blicos est¨¢n mejorando.
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