La Convenci¨®n
Antes de arrancar, la Convenci¨®n que ha de preparar la reforma institucional de la UE ha dado un penoso espect¨¢culo de la mano de su presidente, Val¨¦ry Giscard D'Estaing, con sus exorbitantes exigencias de medios, y del Gobierno italiano, que ha nombrado como representante suyo al posfascista Gianfranco Fini, l¨ªder de la Alianza Nacional, una decisi¨®n inquietante por muy vicepresidente que sea del Gobierno de Berlusconi. No basta con que Fini haya declarado que ya no considera a Mussolini el mayor hombre de Estado del pasado siglo para tranquilizar a los europeos normales. Pero, dadas las reglas del juego imperantes, los otros Gobiernos no han podido objetar, y Berlusconi, en su primera participaci¨®n como titular de Exteriores en un Consejo de Ministros europeo en Bruselas, se sali¨® ayer con la suya. Tranquiliza que Giuliano Amato, designado por el Consejo Europeo de Laeken como uno de los vicepresidentes de la Convenci¨®n, mantenga su puesto a t¨ªtulo personal.
Las extravagantes demandas de Giscard d'Estaing en materia de sueldos (disimuladas ahora como gastos) y oficinas bien dotadas en Par¨ªs y Bruselas no son el ejemplo adecuado cuando cunden las acusaciones de despilfarro contra la UE. La ¨²nica ventaja es que Giscard d'Estaing, ex presidente de Francia, con todo lo que eso implica de complejo de grandeur, intentar¨¢ dar realce a su cargo y evitar¨¢ que se deslicen demandas imposibles o contradictorias en este trabajo, que se iniciar¨¢ el 28 de febrero y que ha de concluir un a?o despu¨¦s, para pasar sus propuestas a los Gobiernos, que tienen la ¨²ltima palabra.
Por parte espa?ola, la probable designaci¨®n como representante del Gobierno de Ana de Palacio, eurodiputada y prestigiosa jurista, ser¨ªa acertada. Lo equivocado es que en la Convenci¨®n sobre el Futuro de Europa no figure ning¨²n representante nacionalista, ahora que el PP tiende la mano a CiU para entrar en el Gobierno. Una de las cuestiones b¨¢sicas que se van a abordar, aunque la soluci¨®n corresponda a cada pa¨ªs, es c¨®mo afecta la integraci¨®n europea a las competencias de las regiones en algunos pa¨ªses como Espa?a.
Con un centenar de miembros, la Convenci¨®n peca de mastod¨®ntica. Pero es una ocasi¨®n para interesar m¨¢s a los ciudadanos en la integraci¨®n europea si acierta en sus trabajos.
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