??PP, PP, chimp¨®n!!
Iba caminando por la calle Tutor con un libro de poemas de T. S. Eliot bajo el brazo cuando, de repente, al pasar junto a un bar donde ten¨ªan la televisi¨®n o la radio a todo volumen, volv¨ª a o¨ªrlo, con tanta claridad como si las trompetas no estuviesen grabadas en un disco, sino dentro de mi cabeza: Tar¨ª, tar¨ª, tariro rar¨ª, / Tar¨ª, tar¨ª, tariro rar¨ª, / Tar¨ª, tar¨ª, tariro rar¨ª, / tach¨ªn tach¨ªn. Me detuve y me sent¨¦ en un banco, un poco estremecido, igual que si hubiese apoyado la mano sobre una campana vibrante. 'Si todo tiempo est¨¢ siempre presente, / todo tiempo es irredimible', dijo Eliot, pero su voz fue casi devorada por el estruendo de esa m¨²sica triunfalista que pasaba sobre cualquier cosa que se le opusiera como un elefante por encima de una tarta de bodas. De hecho, al volver a mirar el libro tuve la impresi¨®n de que hab¨ªa perdido toda su sustancia y la m¨²sica de los poemas hab¨ªa sido anegada por la m¨²sica del Partido Popular, ese himno que, en los ¨²ltimos d¨ªas, durante la celebraci¨®n de su XIV Congreso, ca¨ªa como lluvia p¨²rpura sobre el trono del presidente, atronaba en los telediarios, se extend¨ªa por las emisoras; daba igual donde estuvieras, en tu casa o en la de un amigo, en un bar o en un taxi, la m¨²sica te persegu¨ªa, Tar¨ª, tar¨ª, tariro rar¨ª, / Tar¨ª, tar¨ª, tariro rar¨ª, / Tar¨ª, tar¨ª, tariro rar¨ª, / tach¨ªn tach¨ªn. Pobre libro de Eliot, cuando volv¨ª a mirarlo parec¨ªa una c¨¢scara de huevo o el caparaz¨®n vac¨ªo de un molusco. ?Qu¨¦ pueden hacer unos cuantos versos, por inteligentes que sean, contra una legi¨®n de ministros que gritan o¨¦, o¨¦, o¨¦, o¨¦, somos los mejores, y agitan sus corbatas al ritmo de su tach¨ªn tach¨ªn?
La verdad es que, si te das una vuelta por Madrid y haces un inventario de los muchos problemas de la ciudad, al fin y al cabo gobernada, como gran parte del pa¨ªs, con mayor¨ªa absolutista -que no absoluta- por el PP, no ves tantas razones para el engreimiento, ni le encuentras una justificaci¨®n sostenible a la jactancia que ha predominado en el congreso del adi¨®s, donde la mayor¨ªa de los oradores parec¨ªan Manolo el del bombo. Madrid es, igual que Espa?a-va-bien en general, es una ciudad pr¨®spera, tranquila, organizada, c¨®moda, bella, arm¨®nica, sana, divertida, feliz y equilibrada, si atendemos a los discursos que se han o¨ªdo estos d¨ªas en el escenario y en los pasillos de ese XIV Congreso en el que el alcalde de la capital y el presidente del PP madrile?o, que adem¨¢s ha organizado, sin duda brillantemente, los actos del Palacio de Congresos, se han mostrado tan euf¨®ricos y satisfechos de s¨ª mismos como el que m¨¢s. Sin embargo, ?es Madrid esa ciudad mod¨¦lica que venden quienes la gobiernan sin rival desde 1991?
Sin duda, la respuesta a esa pregunta es no. No es tan mod¨¦lica una ciudad donde el problema del tr¨¢fico empeora d¨ªa a d¨ªa; donde la criminalidad ha aumentado de una manera escalofriante; donde los siniestros laborales se cobran m¨¢s y m¨¢s v¨ªctimas sin que nadie obligue a las empresas a aplicar las reglas de seguridad legales; donde problemas como el de la prostituci¨®n callejera o el consumo de bebidas alcoh¨®licas en las plazas p¨²blicas se han convertido en una aut¨¦ntica tortura para miles de ciudadanos, o donde la oferta cultural es cada vez menos inteligente y m¨¢s conservadora. Ninguno de esos problemas se solucionan o afrontan con valent¨ªa -prueba de ello es que lo ¨²nico que se le ocurra al Ayuntamiento para solucionar el drama de la circulaci¨®n sea enterrarla a base de t¨²neles-, pero tampoco se aceptan, y m¨¢s de una vez hemos tenido que o¨ªr a ?lvarez del Manzano asegurar, literalmente, que el tr¨¢fico de Madrid 'es fluido' o que los delitos han aumentado 'un poco', pero son menores que en otras capitales de calibre parecido, como Roma o Londres. Ojal¨¢ tambi¨¦n se mirarse el alcalde en los espejos de Roma o Londres a la hora de fomentar la nueva literatura, el arte de vanguardia o la m¨²sica rock, no s¨®lo cuando se trata de justificar los robos, los asesinatos y las violaciones.
Quiz¨¢ el XIV Congreso del PP, tan autocomplaciente y narcisista de puertas para adentro, debiera servir tambi¨¦n para hacer una reflexi¨®n: ?es realmente eso lo que quieren y merecen los ciudadanos, que una formaci¨®n pol¨ªtica se monte cada cierto tiempo un guateque gigante y se dedique a abrillantar y cacarear sus logros -que sin duda los hay- y a ocultar los fracasos bajo la alfombra de la ret¨®rica y el jaleo de los altavoces...
No s¨¦ qui¨¦n va a ser el candidato del PSOE a las pr¨®ximas elecciones municipales, si ser¨¢ Trinidad Jim¨¦nez o Javier Solana, pero les ofrezco a los dos, de forma desinteresada, un lema para su campa?a: 'La verdad ante todo'. ?Se imaginan que lo prometen y lo cumplen? De ese modo, esta ciudad y este pa¨ªs tendr¨ªan los pol¨ªticos que se merecen. M¨¢s resultados y menos chimp¨®n chimp¨®n, que ya empieza uno a quedarse sordo.
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