Triunfo total

Aqu¨ª estamos todos movilizados a favor de que no echen de la Academia a Nuria Ferg¨®, cantante de Nerja que triunfa en Operaci¨®n Triunfo. Hay carteles en los comercios, vallas callejeras, convocatoria sellada por el Ayuntamiento y otros organismos. Oigo que desde el Ayuntamiento se puede llamar gratis a los reglamentarios tel¨¦fonos-urnas de votos y que, si uno llama por su cuenta, existen precios especiales para el que vote muchas veces. No he comprobado la verdad de estas informaciones, pero participo en el fervor que Nuria despierta en Nerja. Operaci¨®n Triunfo nos distrae, es un buen programa de televisi¨®n y se basa, adem¨¢s, en valores muy nuestros: el valor del voto popular, en este caso.

Es un clich¨¦ falso la apat¨ªa de los ciudadanos, que presuntamente votar¨ªan cada vez menos porque les da todo lo mismo. Nos encanta votar. Yo veo, ahora al margen de Nuria Ferg¨®, que nunca hemos tenido m¨¢s firmes las ideas, los fundamentos: el orgullo de nuestro superior modo de vivir, nuestra dignidad que no tienen otros pueblos, nuestros principios democr¨¢ticos bien entendidos. El mundo, que parece tan inseguro e inestable, est¨¢ bien hecho y cada uno, igualitariamente, ocupa su sitio en la jerarqu¨ªa, unos m¨¢s arriba, otros m¨¢s abajo, como siempre ha sido. El programa del coraz¨®n de TVE nos recuerda sin fin una verdad del coraz¨®n: los humanos se dividen en nobles y plebeyos, pr¨ªncipes y s¨²bditos. Estas cosas se hab¨ªan considerado muy de derechas, pero con el tiempo se ha demostrado que no eran ni de derechas ni de izquierdas. S¨®lo son verdad.

El caso es que de pronto me doy cuenta de que vivo en la gloria. Podr¨ªa ser preocupante nuestro estado de iluminaci¨®n progresiva: un s¨ªntoma de cerraz¨®n mental. Pero no conozco a nadie que crea defender prejuicios racistas o clasistas, aunque consideremos muy razonadamente que hay inmigrantes muy inferiores a nosotros, nunca en un sentido racial, por supuesto, sino en un sentido estrictamente moral, de modo que no tienen derecho a tener derechos. As¨ª que, aunque resulte inc¨®modo, no est¨¢ mal ver c¨®mo la polic¨ªa les aclara con la porra las ideas a esos pocos que salen en defensa de alg¨²n extranjero expulsable. Espa?a tiene, como cualquier establecimiento que se precie, reservado el derecho de admisi¨®n.

A nuestra gloria la fortalece un fundamento religioso, cristiano, como es natural, lo tradicional nuestro, y el Estado lo propicia. Leo en el peri¨®dico la buena nueva de que una vez al a?o, por primavera, el Gobierno indultar¨¢ a un preso de Algeciras. Se recupera la tradici¨®n del perd¨®n a un preso (como con la cofrad¨ªa del Rico de M¨¢laga), al paso de la procesi¨®n del Santo Entierro, tal como ocurr¨ªa en Viernes Santo hasta 1953. Un asunto de la muy aconfesional Direcci¨®n General de Instituciones Penitenciarias se convierte en milagrer¨ªa, exaltaci¨®n de la fe, emoci¨®n de Semana Santa, lo nuestro de toda la vida. (Est¨¢ muy bien que indulten a los presos, pero ?no existe en Algeciras ni en Espa?a entera ninguna tradici¨®n feliz y no luctuosa, puramente laica, que sirva de pretexto para dar un indulto una vez al a?o? ?Necesita el Estado disfrazarse de Cristo?)