El Cabanyal gana el primer asalto
Los vecinos frenan en el juzgado el plan urban¨ªstico del PP
Algunos urbanistas se sorprenden cuando ponen su vista por primera vez en un plano de la ciudad de Valencia. Entonces descubren la existencia de unas peculiares avenidas -ahora conocidas como autopistas urbanas- que acaban en v¨ªa muerta. Ejemplos de ello son la autopista de El Saler, que concluye de repente en una estrecha carretera comarcal que circula por el interior del espl¨¦ndido y presionado parque natural de L'Albufera; la avenida del bar¨®n de C¨¢rcer -conocida popularmente como la avenida del Oeste-, que concluye frente al nudo de callejuelas del Mercado Central del hist¨®rico barrio de Velluters; y la avenida de Blasco Ib¨¢?ez que se trunca frente a la estaci¨®n de ferrocarril de El Cabanyal. Las tres grandes avenidas tienen una caracter¨ªstica en com¨²n, se detuvieron frente a la reivindicaci¨®n patrimonial de sus vecinos.
Este concepto es el que se disputan en los tribunales y en la calle dos fuerzas asim¨¦tricas. Por un lado el omnipotente Partido Popular, liderado en la Corporaci¨®n municipal por Rita Barber¨¢. Por otro, un movimiento vecinal estructurado en distintos niveles y con novedosas formas de actuaci¨®n frente a la Administraci¨®n.
La alcaldesa de Valencia se presenta como heredera del centenario proyecto del Paseo al Mar y depositaria de la voluntad mayoritaria de los vecinos, que la han votado con mayor¨ªa absoluta en las dos ¨²ltimas legislaturas. Las organizaciones vecinales esgrimen el derecho a mantener viva la tradici¨®n y el modo de vida heredados de sus mayores, que configuraron una trama urbana de reconocido inter¨¦s y, con ello, crearon una forma de vivir propia, que implica sus se?as de identidad y de la ciudad en la que se alojan.
Ante estas posiciones antag¨®nicas, la popular Rita Barber¨¢ ha optado desde el a?o 1997 por imponer su poder en las urnas para encajar a presi¨®n en el laberinto administrativo su ambicioso plan urban¨ªstico de prolongar la avenida de Blasco Ib¨¢?ez hasta el mar. Las organizaciones vecinales han intentado defender sus intereses mediante movilizaciones populares del m¨¢s diverso car¨¢cter -desde huelgas de hambre hasta exposiciones, caceroladas y subastas de obras de arte- y los recursos ante la Administraci¨®n de Justicia.
Ha sido en este ¨²ltimo ¨¢mbito donde han logrado su primera victoria parcial, tras un rosario de derrotas -las de cada paso administrativo que acercaba la piqueta del Ayuntamiento a el Cabanyal-. Esta semana el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), en un auto de la sala de lo Contencioso-Administrativo, ha estimado el valor patrimonial del barrio de El Cabanyal-Canyamelar. Frente a los valores econ¨®micos y sociol¨®gicos esgrimidos por la Corporaci¨®n de Rita Barber¨¢, el TSJ ha primado el valor patrimonial y arquitect¨®nico esgrimido por los vecinos y, consecuentemente, su derecho de minor¨ªa a mantener tambi¨¦n sus valores econ¨®micos y sociol¨®gicos. As¨ª, el tribunal paraliza cautelarmente los derribos necesarios para prolongar la avenida de Blasco Ib¨¢?ez hasta el mar. La raz¨®n es n¨ªtida. Hasta en tanto en cuanto no se resuelvan los recursos presentados al conjunto del plan urban¨ªstico, la trama urbana de El Cabanyal est¨¢ declarada bien de inter¨¦s cultural por la Generalitat desde 1993 y, consecuentemente es un elemento a proteger. El auto se?ala que, si se autorizasen los derribos y el plan urban¨ªstico fuese declarado ilegal finalmente, el da?o ser¨ªa ya irreversible.
La decisi¨®n judicial permite al Ayuntamiento de Valencia prolongar en un tramo m¨¢s la autopista urbana hasta la l¨ªnea de mar, pero seguir¨ªa en un callej¨®n sin salida. Un gran esfuerzo pol¨ªtico para tan poca rentabilidad social y urban¨ªstica, al menos de momento. Las partes son conscientes de que la resoluci¨®n de los contenciosos, dada la saturaci¨®n de la Justicia, se demorar¨¢ durante a?os y que el auto del TSJ abre un nuevo escenario.
Por un lado, los vecinos, hartos de la degradaci¨®n del barrio que ha languidecido en los ¨²ltimos a?os a la espera de un plan de inversiones, exigen que se doten ya fondos para equipamientos y rehabilitaciones que les permitan reforzar su modo de vida. Por otro, los populares advierten de que el auto judicial supone una ausencia de gesti¨®n que har¨¢ languidecer a¨²n m¨¢s la zona protegida por el TSJ, con lo que al final los vecinos renunciar¨¢n a sus se?as de identidad.
Y es en el asunto del dinero donde est¨¢ otro de los ejes del conflicto de un proyecto urban¨ªstico, cifrado en 180 millones de euros. Ya que si la prolongaci¨®n de la avenida -que debe acabar junto a un lujoso hotel en el complejo de Las Arenas ubicado frente al mar- se paraliza no se podr¨¢n generar las plusval¨ªas inmobiliarias necesarias.
Que, por ahora, est¨¢n en v¨ªa muerta.
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