Hablemos de seguridad ciudadana
Una de las funciones b¨¢sicas que legitiman, y por tanto condicionan en su actuaci¨®n y responsabilidad a un Estado, es garantizar, preservar y defender la integridad f¨ªsica de sus ciudadanos y, como garante asimismo de un determinado sistema de derechos de propiedad, velar para que sus bienes no vayan a ser objeto de transacciones extracontractuales. En pocas palabras, que no van a ser asaltadas y despojadas sus personas, saqueados sus domicilios, o invadidas y devastadas impunemente sus propiedades, aunque sean veh¨ªculos aparcados en la calle. O, al menos, que aquellos que eventualmente sufran alguno de estos da?os vean que el sistema policial act¨²an diligentemente y que la Administraci¨®n de Justicia aplica oportuna, r¨¢pida y sensatamente, nuestro ordenamiento jur¨ªdico al respecto.
?Encontramos que estos elementales principios se est¨¦n cumpliendo en estos momentos? Muy c¨ªnico tendr¨ªa que ser el gobernante municipal, auton¨®mico o central, que tal afirmase. Puesto que cuando un vecino se acuesta sin saber si su coche ser¨¢ incinerado esa noche o, cuando gracias a la presi¨®n vecinal y de la prensa se hace un barrido cosm¨¦tico en el hipermercado de la droga en Campanar, sus efectos colaterales se dejan sentir, esparcidos, en toda la ciudad de Valencia, que ve impotente como desde hace a?os se dispara a tasas colombianas la estad¨ªstica de actos delictivos, es que algo b¨¢sico est¨¢ fallando.
Porque cuando uno sufre una violencia en su domicilio y llama al 092 y la polic¨ªa local primero le remite al 091, polic¨ªa nacional y, cuando uno cort¨¦smente pide explicaciones de esta ins¨®lita respuesta se le dan, igualmente corteses, en el sentido de que la polic¨ªa local no tiene competencias en seguridad ciudadana y que s¨®lo intervienen directamente en atestados por accidentes de tr¨¢fico puesto que por lo dem¨¢s son simples colaboradores de la polic¨ªa gubernativa, uno se queda, como Krahe cantando a Brassens, con cara de gilipollas. Y no por que quiz¨¢s la ley as¨ª lo disponga, lo cual es en todo caso ser¨ªa interpretable, sino porque entonces se le ocurre pensar d¨®nde se ha metido la alcadesa de Valencia, desparecida desde hace a?os -ab urbe PP condita- en ¨¦sta su responsabilidad. Aquella candidata que uno recuerda declarando pomposamente que en Valencia los ¨²nicos camellos que se podr¨ªan ver ser¨ªan los de los Reyes Magos en la cabalgata y comprometi¨¦ndose ante el notario Carlos Pascual, en su primera campa?a, a erradicar la droga -triste herencia socialista dec¨ªa- de esta ciudad donde, diez a?os despu¨¦s, es dif¨ªcil andar en muchas zonas sin tropezar con una jeringuilla, con desdichados yonquis deambulando como zombies o con una c¨¢fila de camellos, ante alguno de los cuales se organizan colas kilom¨¦tricas a plena luz del d¨ªa en uno de nuestros barrios m¨¢s populares, de forma y magnitud tal que jam¨¢s lo hubiese cre¨ªdo de no mediar la constancia gr¨¢fica que public¨® este diario.
Si la polic¨ªa local -cuya jefa directa, por disposici¨®n legal, es la alcaldesa- no tiene competencias en seguridad ciudadana, lo cual, insisto, es m¨¢s que discutible, la pregunta es inmediata : ?Por qu¨¦ se lo mont¨® entonces de sheriff y justiciera urbana para ahora, cuando ya pintan bastos de promesas demag¨®gicas incumplidas, cuando no se ha conformado con un simple fracaso sino que conduce a esta ciudad al desastre delictivo absoluto, traspasar las responsabilidades a Cotino, nuestro piadoso Director General de Polic¨ªa? Y, ya que hablamos de Cotino, de aquella pantomima de la polic¨ªa de barrio ?qu¨¦ se hizo, qu¨¦ fue de tanto cacareo como trujo? ?D¨®nde est¨¢n, qui¨¦nes son, a qu¨¦ dedican el tiempo libre? O la Junta de Seguridad Local que anta?o reun¨ªa todos los meses en el despacho de la alcald¨ªa al delegado del Gobierno, al jefe superior de Polic¨ªa y a todos los dem¨¢s responsables municipales y gubernativos ?sigue existiendo, se re¨²ne alguna vez? En caso de que a¨²n se convoque, siquiera espor¨¢dicamente, puesto que el concejal Bellver, delegado de polic¨ªa, repite a quien quiera o¨ªrle que no tiene competencias en seguridad ?Qu¨¦ hacen cuando se re¨²nen, jugar al chamelo?
Perpleja ha declarado la alcaldesa Barber¨¢ sentirse ante los atentados pir¨®manos que cada noche inquietan a Valencia: Pero, mi querida se?ora, un gobernante no debe sentarse a contemplar la complejidad sino a resolverla. Y, en caso contrario, debe ponderar si su posici¨®n pol¨ªtica guarda realmente parang¨®n con su capacidad.
?Mejorar¨ªa algo la situaci¨®n con las recurrentes propuestas sobre la supuesta necesidad -en absoluto ni contrastada ni demandada- de una polic¨ªa auton¨®mica? Manifiesto abiertamente mi escepticismo. Lo que los ciudadanos exigen es un sistema policial eficaz y eficiente. La proliferaci¨®n de cuerpos no creo que contribuya a ello. Es m¨¢s, tengo la firme convicci¨®n de que opera justamente el sentido opuesto. Pero dispuesto estoy a que se me pueda convencer de lo contrario o, si como presumo no se puede, que se guarde un prudente silencio y que cada palo aguante su vela. O sea, que si hay responsables pol¨ªticos de esta situaci¨®n -municipales, auton¨®micos y centrales- que se les cese. Si, como parece, no existen, busquen alguno r¨¢pidamente, por favor. Que, parafraseando a nuestras madres, con las cosas de la seguridad no se juega y aqu¨ª hay quien lleva ya jugando pol¨ªticamente m¨¢s de diez a?os y hora es que d¨¦ la cara.
?Valencia, una ciudad para venirse a vivir, como nos machaca cotidianamente -a costa de nuestros impuestos- la publicidad radiof¨®nica municipal? Tr¨¢iganse el guardaespaldas.
PS : Aunque, ahora que lo pienso, con escolta y todo, la delegada del Gobierno ya sido atracada dos veces en poco tiempo. ?Qu¨¦ cruz, se?or, qu¨¦ cruz de incompetentes!
Segundo Bru es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Pol¨ªtica y senador socialista por Valencia.
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