El 'corralito' del dinero de pl¨¢stico
El Gobierno argentino ha impuesto serias limitaciones al uso de tarjetas de cr¨¦dito y d¨¦bito
Si alguna vez, con buen humor, se defini¨® al matrimonio como una ciudad sitiada de la que quer¨ªan salir los que estaban dentro y pretend¨ªan entrar los que esperaban afuera, bien podr¨ªa explicarse ahora en igual sentido, pero con mal humor, la p¨¦sima convivencia entre los ciudadanos argentinos y los bancos. Los atrapados con sus dep¨®sitos en el llamado corralito no saben ya qu¨¦ inventar para fugarse de all¨ª. Por otro lado, los que est¨¢n obligados a la 'bancarizaci¨®n' compulsiva que la restricci¨®n de fondos impuso a su vida cotidiana, tratan por todos los medios de conseguir alguna tarjeta que les permita pagar sus deudas y consumir a cuenta de sus ingresos o ahorros.
N¨¦stor Yoan, presidente de Credired, dice que 'no puede haber un sistema de tarjetas fuerte en una econom¨ªa tan d¨¦bil como la argentina'
Los soci¨®logos advierten de que 'el que no tenga una tarjeta hoy ya no la tendr¨¢ en el futuro. S¨®lo queda intentar conservar los clientes actuales'
En medio de las colas, de los insultos, del forcejeo, las empresas emisoras del llamado 'dinero de pl¨¢stico' tratan de adaptarse a las nuevas condiciones. Las fuentes consultadas coinciden en que tres grandes compa?¨ªas -Visa, Mastercard y American Express- captan m¨¢s del 70% de los 15,5 millones de clientes que utilizan tarjetas de cr¨¦dito y d¨¦bito. La l¨ªder es Visa con el 40% del mercado, seguida por MasterCard (30%), American Express (7%), Cabal (6%) y Diners (5%). Seg¨²n datos estad¨ªsticos de 2000, la emisi¨®n de tarjetas registr¨® un incremeneto anual del 1%, mientras que las cuentas totales se incrementaron un 8% y los consumos anuales un 3% (tarjetas de cr¨¦dito). Pero el negocio tiende ahora a reducirse, no a crecer.
N¨¦stor Yoan, presidente de Credired y de la Asociaci¨®n que re¨²ne a las compa?¨ªas emisoras, considera que 'no puede haber un sistema de tarjetas fuerte en una econom¨ªa tan debilitada'. La ca¨ªda del consumo, que el pasado noviembre era del 25% lleg¨® casi al 50% desde que se levantara el muro del corralito, el 3 de diciembre, y la crisis desembocara en un estallido social hacia fines de a?o.
En el ¨²ltimo congreso internacional de la Asociaci¨®n de Tarjetas de Cr¨¦dito, realizado el pasado octubre, el soci¨®logo Enrique Paredes advert¨ªa a los asistentes: 'El que no tenga una tarjeta ahora ya no la va a tener en el futuro, s¨®lo queda trabajar para que se mantengan fieles los clientes actuales'. Seg¨²n sus encuestas, cuatro de cada 10 argentinos eran pobres y ten¨ªan un ingreso mensual inferior a los 480 pesos. En diciembre los indicadores oficiales estimaban que, sobre 37 millones de habitantes, unos quince millones estaban ya por debajo de la l¨ªnea de pobreza.
Cambio de referencia
Los cambios sustanciales en la conformaci¨®n de la pir¨¢mide social, llev¨® al licenciado Paredes a la conclusi¨®n de que 'la clase alta, en t¨¦rminos de consumo, ya no es referencia, el nuevo modelo referencial es la clase media, que incorpora nuevos valores como la austeridad, el control de los gastos y la compra inteligente'.
La crisis propia y la que se precipit¨® en Argentina, acabaron con el negocio de la norteamericana Providian s¨®lo quince meses despu¨¦s de iniciar su aventura comercial en Buenos Aires. Providian se instal¨® en agosto de 2000 y en marzo de 2001 compr¨® el Banco Liniers Sudamericano. En ese lapso lleg¨® a abrir 160.000 cuentas ligadas a 220.000 tarjetas de cr¨¦dito.
El sistema recibe ataques de comerciantes y usuarios porque demora la liquidaci¨®n de las ventas o elimina las cuotas de financiaci¨®n, y soporta a su vez las consecuencias de la dram¨¢tica quiebra del pa¨ªs. Aumenta la cantidad de morosos, las facturas impagadas que se tornan incobrables, el fraude en las compras, la falsificaci¨®n de tarjetas y sobre todo los reclamos. En la Direcci¨®n de Defensa del Consumidor del gobierno aut¨®nomo de la ciudad de Buenos Aires se triplicaron las denuncias contra los bancos emisores por las altas tasas de inter¨¦s sobre saldos, los consumos inexistentes que aparecen en las facturas o el env¨ªo de tarjetas que nunca se solicitaron
Seg¨²n los portavoces de las empresas emisoras, el consumo promedio con tarjetas -de d¨¦bito y de cr¨¦dito- se redujo m¨¢s del 10% en diciembre de 2001 con relaci¨®n al mismo mes de 2000, como resultado de una menor utilizaci¨®n de las mismas, alrededor de un 30%, y de un alza en el uso de las tarjetas de d¨¦bito, que casi se multiplic¨® por diez, pero que a¨²n representan poco m¨¢s del 10% del uso total de las compras con tarjeta.
Limitaciones en los cajeros
Daniel Chirom, portavoz de Visa, asegura que el sistema est¨¢ operando con normalidad tras la convulsi¨®n de fines de diciembre y comienzos de enero. Para retirar dinero de los cajeros autom¨¢ticos, las tarjetas est¨¢n sujetas a las restricciones que impone el Banco Central. Los consumos en el pa¨ªs se pagan en pesos y los que se hagan en el extranjero al valor del d¨®lar en el mercado libre, seg¨²n la cotizaci¨®n en el momento de liquidar la factura. El llamado 'cr¨¦dito revolvente' le permite al socio abonar el resumen al momento del pago de acuerdo a su voluntad, exigi¨¦ndose s¨®lo el m¨ªnimo. El resto, se financia, seg¨²n Chirom, porque las tarjetas de cr¨¦dito no permiten m¨¢s el pago en cuotas: 'En la modificaci¨®n del 3 de diciembre se estableci¨® que s¨®lo se pod¨ªan otorgar cr¨¦ditos en d¨®lares. En ese momento se interrumpieron las cuotas en pesos, las cuotas se consideran otorgamiento de cr¨¦ditos. En la modificaci¨®n de enero, se defini¨® que los consumos en el pa¨ªs con tarjetas deben ser efectuados en pesos. En ese momento se eliminaron las transacciones en d¨®lares, incluyendo las efectuadas en cuotas, desapareciendo esta modalidad de operaci¨®n'.
El sistema Visa paga a los comercios a los 10 d¨ªas h¨¢biles. El plazo se modific¨® a mediados de noviembre. Antes se cancelaban a las 48 horas. Visa, en Argentina, administra 6.419.146 tarjetas de cr¨¦dito y 7.780.051 de d¨¦bito.
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