La Berlinale arranca con una mezcla de ideas buenas y cine malo
Tom Tykwer destroza un fr¨¢gil gui¨®n de Krzysztof Kieslowski
La proclamaci¨®n por Pieter Kosslick, nuevo director de la Berlinale, de que se inicia una nueva etapa que promete acuerdos dentro de la explosiva variedad cultural del mundo de hoy fue desmentida anoche con la proyecci¨®n de Heaven (Cielo), pel¨ªcula plagada de desacuerdos interiores, en la que el director alem¨¢n Tom Tykwer destroza un gui¨®n del fallecido cineasta polaco Kieslowski.
Junto al desacuerdo entre Tykwer y Kieslowski est¨¢n en Heaven los de la buena actriz australiana Cate Blanchett, que se da de patadas en la pantalla con su soso enamorado Giovanni Ribisi, y los de la propia coproducci¨®n entre grupos brit¨¢nicos, alemanes y estadounidenses, que est¨¢n lejos de dar ni un gramo de acuerdo interior y de homogeneidad al cursi, ampuloso y hueco engendro, que es mitad thriller y mitad poema l¨ªrico, y ni una cosa ni otra.
Si Kieslowski levantase la cabeza y viera a qu¨¦ estilo de cine ha conducido su gui¨®n de Heaven, que dej¨® casi concluido, es seguro que volver¨ªa a su tumba, porque es dif¨ªcil imaginar nada m¨¢s ajeno a la austera precisi¨®n de una filmaci¨®n del cineasta polaco que el desarreglo y la imprecisi¨®n de que hace derroche en Heaven el joven campe¨®n de la modernez alemana Tom Tykwer, que entra a saco en un delicado entramado de cristal con la l¨®gica de un elefante.
Los guiones urdidos por Kieslowski y su amigo escritor Krzysztof Piesewicz son construcciones vivas pero tambi¨¦n fr¨¢giles. Como todos los mecanismos de alta precisi¨®n, estos guiones necesitan para sostenerse una filmaci¨®n generosa y atenta al equilibrio del armaz¨®n y a la armon¨ªa del conjunto, que es inestable y puede venirse abajo con el traspi¨¦ de una simple pieza mal colocada. Pero Tykwer se apoder¨® de estas sedas de la inventiva cinematogr¨¢fica con moral arrogante de chico encumbrado y de avezado depredador del talento ajeno. Y dice, recordando sin pudor c¨®mo entr¨® en el universo de Kieslowski: 'Me impregn¨¦ del gui¨®n como si fuera m¨ªo. Ten¨ªa la fort¨ªsima impresi¨®n de reanudar temas de mis filmes precedentes de una forma que hasta entonces me era desconocida'.
Tosquedad delirante
La autoindulgencia humana es ancha, pero la de un cineasta sin escr¨²pulos es infinita. Nada hay ¨¦tica y est¨¦ticamente m¨¢s lejano al cine que hace Tykwer que el cine que hizo Kieslowski. El director alem¨¢n se encarama en los delicados andamios de Heaven y, cuando debiera andar de puntillas en ellos, los hace tambalearse con im¨¢genes como pisotones que alcanzan una tosquedad delirante en el rimbombante desenlace del filme, que se mueve en las cercan¨ªas del humor involuntario.
Si la concordia de culturas que propone el nuevo jefe Pieter Kosslick, en su llamada a definir la nueva Berlinale, es la que hay dentro de Heaven, el de anoche no puede ser peor comienzo, y habr¨¢ que esperar a la memoria del d¨ªa a d¨ªa para poder decir si es cre¨ªble o no la idea de que la Berlinale so?ada por Kosslick se dispone a dar estos d¨ªas un aut¨¦ntico salto hacia el cine futuro.
Kosslick es consciente de que el viejo prestigio creado por el fundador Alfred Bauer se ha tambaleado en los ¨²ltimos a?os de la Berlinale y quiere recuperar lo que este gran festival fue. Y, para ello, afirma: 'En los ¨²ltimos a?os, el papel de los festivales de cine se ha modificado profundamente. Los motivos que llevaron a fundar la Berlinale hace 52 a?os tienen, sin embargo, este a?o una extra?a actualidad. Seg¨²n los estatutos originarios, la Berlinale tiene el deber de mostrar en los filmes seleccionados, religiones y filosof¨ªas extra?as entre s¨ª, modelos de vida diferentes, ritos y mitos desconocidos, con el objeto de propagar la tolerancia y la comprensi¨®n entre hombres y pueblos. Comprensi¨®n, tolerancia y aceptaci¨®n son hoy las condiciones esenciales de la paz. Y, a trav¨¦s de su programa, la Berlinale contribuye a ello y proclama que 'viva la diferencia' es la f¨®rmula adecuada para el acercamiento entre pueblos'. La proclamaci¨®n es sencilla y no hueca, y son¨® bien ayer aqu¨ª. Pero en un festival de cine la verdadera palabra la tiene la pantalla, y Heaven, la pel¨ªcula inaugural, es muda.
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