Reservas mentales

Hay ocurrencias que resultan reveladoras. La del diputado del PP Fernando Fern¨¢ndez de Troc¨®niz, sugiriendo que se reduzcan las pensiones que perciben las mujeres porque 'viven m¨¢s', dice mucho de la preocupante confusi¨®n de ideas que existe en el Gobierno y en sectores pol¨ªticos pr¨®ximos sobre los criterios con los que debe abordarse la reforma del sistema de pensiones. Reforma que no acaba de aflorar como objetivo pol¨ªtico claro, pero que se considera inevitable y urgente entre los tecn¨®cratas de la derecha.

La misma inconsecuencia, producto de la falta de previsi¨®n, se encuentra en la decisi¨®n del Gobierno de destinar 1.300 millones de euros, tan s¨®lo la mitad del excedente de la Seguridad Social del a?o 2001, para dotar el fondo de reserva para las pensiones. El fondo de reserva debe contar con una cantidad m¨ªnima de un bill¨®n de pesetas, equivalente a una mensualidad de las pensiones que se pagan en Espa?a, en el a?o 2004; pero recientemente la Comisi¨®n Europea ha recomendado que se aumenten las dotaciones de los fondos, porque crecen los riesgos de que a partir del a?o 2015 aparezcan problemas de insuficiencia financiera. En lugar de atender la urgencia de la recomendaci¨®n y acrecentar las dotaciones, el Ministerio de Econom¨ªa, que es el que toma este tipo de decisiones, ha considerado que con esos 1.300 millones de euros es suficiente, y ha dejado en una ambig¨¹edad calculada el destino de la otra mitad.

Por principio debe exigirse que el excedente que genere la Seguridad Social se aplique en el ¨¢mbito estricto de las prestaciones y servicios sociales. Aunque la tesis oficial que se defiende desde el Gobierno es que el super¨¢vit del sistema de la Seguridad Social no se trasvasa a las cuentas del Estado, lo cierto es que existen algunas evidencias de que estas fronteras no se respetan. Sirva como ejemplo la financiaci¨®n de los gastos de funcionamiento del Instituto Nacional de Empleo (Inem), un organismo que no recibe dinero de los presupuestos p¨²blicos y que, sin embargo, cuenta con un presupuesto generoso.

Hasta el momento, los presupuestos del Estado y de la Seguridad Social se han visto notablemente favorecidos por m¨¢s de un lustro de bonanza econ¨®mica. Pero la prosperidad no es eterna, salvo en las enso?aciones de los economistas oficiales. Un escenario plausible para este a?o y quiz¨¢ el pr¨®ximo deber¨ªa prevenir un aumento de las prestaciones por desempleo y, por supuesto, una desaceleraci¨®n en el n¨²mero de cotizantes en el sistema social. Pero como no es ¨¦ste el escenario que admite el Gobierno, sino que entiende que la Seguridad Social cerrar¨¢ el ejercicio con un nuevo super¨¢vit y el presupuesto del Inem estar¨¢ equilibrado, no se entiende la l¨®gica de dotar el fondo de reserva con s¨®lo la mitad del excedente; salvo que el Gobierno desconf¨ªe profundamente de sus propias previsiones. Raz¨®n de m¨¢s para pedir que todo el excedente social se guarde en el fondo de reserva.