De la Rosa ajusta cuentas con la guerra civil en su nueva novela
El escritor sevillano Julio Manuel de la Rosa (1935) hace un ajuste de cuentas con la guerra civil espa?ola en Las guerras de Etruria (Algaida), una novela con la que dar por zanjada su incursi¨®n literaria en la contienda. 'Es mi despedida de un tema que hab¨ªa que clausurar para dar paso a nuevas aventuras', afirma el autor, que ya hab¨ªa escrito sobre este asunto en varios relatos y en la novela La sangre y el eco. La obra tiene un antecedente en Fin de semana en Etruria, que obtuvo en 1971 el Premio S¨¦samo, aunque ¨¦sta sufri¨® los efectos de la censura franquista, que suprimi¨® 25 folios. En Las guerras de Etruria, De la Rosa vuelve al mismo espacio, una geograf¨ªa 'con mucho de real, pero con m¨¢s de imaginado'.
'El nombre de Etruria es un juego ir¨®nico y simb¨®lico para tratar de disimular mal una inmediatez geogr¨¢fica perfectamente reconocible, que es Andaluc¨ªa y m¨¢s concretamente, la parte del Aljarafe', explica De la Rosa, que ha querido presentar dos tipos de guerras: la interior del protagonista, Enrique Ayala, un joven que, aunque no lo ha vivido, sufre 'las calamidades y las herencias terribles del conflicto', y una descripci¨®n objetiva de la guerra civil.
La historia arranca en la primera d¨¦cada del siglo pasado con la llegada del fundador de la saga de los Ayala a Etruria y se prolonga hasta los a?os ochenta, cuando el joven Enrique Ayala regresa al pueblo 'y lo encuentra convertido en un ¨¢mbito de muertos, fantasmas y sombras, una especie de Comala revisitada por el nieto del remoto Ayala', a?ade.
Silencios y culpabilidades
El joven es un heredero de la cat¨¢strofe de la contienda. 'Unas circunstancias familiares le hacen asumir una pesad¨ªsima carga indagatoria'. Su padre desapareci¨® en la guerra civil v¨ªctima de un compl¨® de una parte del pueblo y el hijo 'no sabe por qu¨¦, ni c¨®mo ni cu¨¢ndo'. Tiene que descubrir la verdad 'a trav¨¦s de un entramado enigm¨¢tico de silencios y culpabilidades, pues los culpables pertenecen a la misma familia, y eso provoca la guerra interior de los personajes'.
El escritor se?ala que la novela est¨¢ llena de interrogantes: 'El joven Ayala lo ¨²nico que obtiene al principio son grandes silencios'. 'El protagonista tiene que indagar, escarbar en la penosa labor de descubrir qu¨¦ hay detr¨¢s de la apariencia', a?ade De la Rosa, convencido de que toda guerra civil dura 100 a?os 'porque compromete a varias generaciones'.
El autor de Memorias de Cortadillo ha creado una galer¨ªa de personajes, con el protagonismo fundamental de dos familias, los Ayala y los Ansorena, emparentadas entre ellas a trav¨¦s de matrimonios. 'Es un viaje a los recuerdos, a la esencia de aquel paisaje', concluye. El tambi¨¦n escritor Antonio Rodr¨ªguez Almod¨®var presentar¨¢ esta tarde Las guerras de Etruria en la Casa del Libro de Sevilla.
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