Montany¨¨s, el Lliure y el pluriempleo

Haciendo el seguimiento de la cartelera barcelonesa, me he llevado una sorpresa desagradable: un mal comienzo del nuevo Teatre Lliure. He asistido a dos de los tres espect¨¢culos inaugurales, L'ad¨¦u de Lucrecia Borja y Suzuki I i II. El primero fue pol¨¦mico por el alejamiento que representaba con el homenajeado Fabi¨¤ Puigserver y el teatro que ¨¦l defend¨ªa. A Suzuki I i II fui por partida doble, pero los dos d¨ªas no hab¨ªa mucho p¨²blico, cosa normal con la poqu¨ªsima promoci¨®n que se ha hecho. No han invitado al autor ruso, como se hizo con Mark Ravenhill, y no han entrevistado en la televisi¨®n a ?lex Rigola ni, sobre todo, a Eduard Fern¨¢ndez, uno de los actores catalanes m¨¢s importantes, que retornaba al teatro despu¨¦s de dos a?os. En resumen, que la obra ha parecido casi una ilusi¨®n.

En un momento dif¨ªcil para atraer al p¨²blico debido a la apertura de nuevos espacios teatrales en Barcelona, el Lliure parece descuidarse m¨¢s. No hay suficiente con el p¨²blico fiel de Gr¨¤cia, se ha de conseguir p¨²blico nuevo, y por ahora no parece que el se?or Montany¨¨s ni su equipo est¨¦n muy por la labor. La gota que hace colmar el vaso es que Montany¨¨s haga de actor y director a la vez. No es serio que el director de un teatro p¨²blico no concentre su energ¨ªa e interprete un personaje en Unes polaroids expl¨ªcites, en el Lliure de Gr¨¤cia y de bolos. Ser¨ªa mejor para el Lliure que Montany¨¨s escogiera una opci¨®n. Si el trabajo de director no le motiva, puede dimitir y dedicarse de lleno a la interpretaci¨®n.