De banderillas, sol y toros blandos

Larga fue la corrida de toros, en un d¨ªa casi primaveral en el que daba gusto pasear, mientras el sol luc¨ªa y arrancaba destellos de luz que la tierra y el cuerpo agradec¨ªan. Y fue larga por mor de las devoluciones de toros, y despu¨¦s porque en tarde de toreros banderilleros, las ceremonias taurinas se demoran.

El p¨²blico siempre agradece mucho que los matadores pongan banderillas, y celebran con sana alegr¨ªa cada reuni¨®n de torero y toro, en nada que la suerte sea regular. Si es ajustada a los c¨¢nones, entonces se desata el entusiasmo. Que en la tarde de ayer no lleg¨® a producirse. Aunque s¨ª la alegr¨ªa contagiosa, en los pares que cada respectivo matador reuni¨® m¨¢s acertadamente.

El Fundi puso mejor los garapullos cuando lo hizo en solitario, igual que sus compa?eros de terna, y con facilidad y poder al compartir los pares de rehiletes. Y en el turno de parar, templar y mandar, bueno, desisti¨® pronto ante su primero, que hab¨ªa que obligar y llevar toreado, a pesar de sus pocas fuerzas, y se pele¨® con su segundo, sin acabar de encontarle el temple. Para justificarse al final, en una estocada en la que hizo la cruz a ley, dando el pecho.

El Ni?o de la Taurina recibi¨® de capote a su primero, flojo y noble, por ver¨®nicas templadas en las que hubo gusto y sapiencia, y en la muleta nos brind¨® un trasteo salpicado de torer¨ªa, en donde varios muletazos fueron impecables. Pero no acab¨® de entenderse con su segundo.

El Millonario tuvo en sus manos el mejor lote, blandengue como el resto de la corrida, y cumpli¨® en los tres tercios. Sus dos faenas de muleta las empez¨® con suavidad y tiralineas, la segunda a la postre le qued¨® m¨¢s acabada, destacaron los pases de pecho, y no fall¨® al empu?ar la espada y ganar la noble batalla torera.