Se afloja el cerco

No ha sido buena esta semana para Ariel Sharon. El primer ministro israel¨ª no ha obtenido lo que buscaba en su cuarta visita oficial a Washington en el a?o que lleva en el poder, y la Uni¨®n Europea, en un raro movimiento de flexi¨®n de sus m¨²sculos pol¨ªticos, ha mostrado algo del intenso disgusto que le produce el ultranacionalista l¨ªder del Likud.

Sharon no ha arrancado al presidente Bush el permiso para acabar con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), pero sigue teniendo a Yasir Arafat bajo arresto domiciliario, inmovilizado en su residencia de Ramala. Estados Unidos no va a romper relaciones con la ANP, como le ped¨ªa Sharon, pero sigue exigiendo que destruya al integrismo terrorista de Ham¨¢s, lo que est¨¢ poco claro es c¨®mo se puede hacer rodeado de blindados israel¨ªes. Es razonable suponer que, salvo hechos consumados, seg¨²n la larga tradici¨®n israel¨ª de utilizar a la carta las normas del derecho internacional, el tiempo se est¨¢ pasando ya de estrangular a la Autoridad Palestina, sobre todo porque la Uni¨®n Europea hace algo m¨¢s que telegrafiar su t¨ªmida disconformidad con lo que sucede en Cisjordania y Gaza.

Los ministros de Exteriores de la UE, reunidos con car¨¢cter informal en C¨¢ceres, anuncian para muy en breve lo que seguramente no ser¨¢ todav¨ªa un plan completo de paz para Oriente Pr¨®ximo, pero s¨ª alg¨²n juego de iniciativas que corresponde encuadrar a la diplomacia de Madrid, puesto que ¨¦ste es el semestre de direcci¨®n espa?ola de la organizaci¨®n supranacional. Las iniciativas incluyen una idea francesa para proceder a un inmediato reconocimiento de una Palestina independiente, siempre que Israel haga lo propio, aun dejando cuestiones como fronteras y soberan¨ªa por dilucidar. La idea tiene como inconveniente que depende de la dudosa voluntad de Israel y se apoya s¨®lo en los esfuerzos del ministro de Exteriores israel¨ª, Simon Peres, que trabaja con su hom¨®logo palestino, Abu Alas, para asegurarse ese reconocimiento. Y no parece exagerado decir que el pol¨ªtico laborista, que hace de decoraci¨®n dialogante en un Gabinete de ultras, carece de peso suficiente ante Sharon para garantizar nada. Una propuesta alemana que sugiere la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum en los territorios para obtener una rotunda condena de los atentados de Ham¨¢s y relegitimar as¨ª la presidencia de Arafat podr¨ªa estrellarse tambi¨¦n en que, sin gestos previos israel¨ªes, y de envergadura, la ANP dif¨ªcilmente querr¨ªa embarcarse en semejante consulta.

Pero importa m¨¢s la perceptible voluntad europea de resistirse a la pasividad c¨®mplice de Washington en la no-gerencia -cuando lo que har¨ªa falta es injerencia- del contencioso ¨¢rabe-israel¨ª. Ese lento desperezarse se inscribe en un desmarque del tono general de la pol¨ªtica estadounidense. Primero fue el ministro franc¨¦s de Exteriores, que lament¨® el 'simplismo' de una actitud que resume su visi¨®n del mundo en un 'eje del mal' formado por tres pa¨ªses, dos de ellos musulmanes y enemigos de Israel -Ir¨¢n e Irak-. Y abund¨® luego el comisario de Exteriores de la UE, Chris Patten, en esta misma posici¨®n, de la que bien poco disiente la gran mayor¨ªa de canciller¨ªas europeas.

Una en¨¦rgica toma de posici¨®n de la UE sobre el tr¨¢gico conflicto de Oriente Pr¨®ximo, a la que un acuerdo preferencial vincula estrechamente a Israel, ser¨ªa la forma adecuada de decirle a Sharon que pusiera fin a la intolerable detenci¨®n de Arafat y aceptara la reanudaci¨®n de negociaciones. Eso parece lo m¨ªnimo para crear una situaci¨®n en la que el terrorismo suicida de Ham¨¢s comenzara seguramente a ser controlable. Humillar a Arafat no es el camino.