Mal de eje
La expresi¨®n 'eje del mal', que Bush utiliz¨® en su discurso sobre el estado de la Uni¨®n, ha hecho fortuna en EE UU, pero resulta desafortunada y desestabilizadora. Sin duda quiso emular a Reagan y el 'imperio del mal'. Poner en una misma l¨ªnea a Corea del Norte y a los irreconciliables enemigos Irak e Ir¨¢n es no s¨®lo absurdo, sino contraproducente. No es una simple ocurrencia, sino que intenta proyectar una redefinici¨®n de la pol¨ªtica de EE UU en Asia Central y Oriente Pr¨®ximo, y en el mundo, una forma de dejar atr¨¢s la posguerra fr¨ªa con la hiperpotencia de hegem¨®n universal. En realidad Bush, m¨¢s que un eje, est¨¢ dibujando una l¨ªnea divisoria: no la que nos separa de Al Qaeda y el terrorismo global (la coalici¨®n del post-11-S), sino la ficticia de estar con o contra Washington.
Tal enfoque puede frustrar todo intento de acercamiento a Pyongyang y sus castigados habitantes. Por otra parte, apuntar a Ir¨¢n sirve los intereses de los conservadores frente a los reformistas en Teher¨¢n, un pa¨ªs con dos pol¨ªticas exteriores: la de Jatam¨ª, con gui?os a Occidente, y la del ayatol¨¢ Jamenei. Ir¨¢n puede ser un ejemplo de c¨®mo modernizarse a trav¨¦s del islamismo sin por ello tener que llegar a unos patrones occidentales. Como se record¨® en el Foro Econ¨®mico Mundial en Nueva York, hoy hay m¨¢s mujeres en el Parlamento -plural- iran¨ª que en el Senado de EE UU. En lo que las dos pol¨ªticas exteriores de Ir¨¢n se juntan es en su oposici¨®n a Israel, y, si Bush les sigue echando el mal de eje, contra Washington.
Irak, por su parte, no es Afganist¨¢n. No es ning¨²n Estado fallido. El r¨¦gimen de Sadam Husein resulta deleznable y ser¨ªa deseable ver su fin, pero ha organizado con habilidad la distribuci¨®n de comida y otras necesidades en la poblaci¨®n, aumentando as¨ª su control. Tampoco hay all¨ª una Alianza del Norte que le permitiera a EE UU, como en Afganist¨¢n, lanzar una ofensiva por tierra enmarcada por sus comandos y apoyada desde el aire. Si Bush pretende terminar por la fuerza la tarea de su padre, corre el mismo peligro que ¨¦ste ya vio en 1991, que el resultado sea una desmembraci¨®n de Irak en tres: una parte kurda -Turqu¨ªa tiembla ante la posibilidad de que aparezca un Estado kurdo independiente-, otra sun¨ª y otra shi¨ª, m¨¢s pr¨®xima a Ir¨¢n. Y, sin embargo, hay una tensi¨®n patente en la Administraci¨®n de Bush sobre si intervenir o no en Irak. La decisi¨®n puede ser sobrevenida si ocurre algo, o cuando en mayo el Consejo de Seguridad de la ONU tenga que volver a decidir sobre las sanciones actualmente en vigor, para cambiarlas por un embargo comercial m¨¢s abierto y mayor control interno. Muchos, en Europa y en Oriente Pr¨®ximo, son partidarios de intentar que regresen a Irak los inspectores internacionales.
'No podemos soportar m¨¢s choques en Oriente Pr¨®ximo', se?ala un dirigente de la zona al ser preguntado por el posible ataque a Irak. Los europeos producen ideas -este fin de semana lo han demostrado-, y han mantenido viva la llama de Arafat como referente, pues, guste o no, sigue siendo el s¨ªmbolo del pueblo palestino, aunque, como ¨¦ste, est¨¦ pr¨¢cticamente confinado a arresto domiciliario. Pero, por mucho que se muevan todos los dem¨¢s, nada se mover¨¢ si EE UU no se mueve en serio. Bush parece haberse percatado y no se ha dejado empujar por Sharon, al que ha recibido en Washington. El problema es que no hay end game, final de la partida, a la vista, que pasa necesariamente por el reconocimiento de un Estado palestino digno, y, como se?ala el dirigente citado, la seguridad de Israel y, aunque sorprenda, su inserci¨®n en el mundo ¨¢rabe. Sharon prometi¨® seguridad y no la ha logrado, mientras soldados israel¨ªes se rebelan y se niegan a ir a los territorios ocupados. Puede que las negociaciones secretas entre israel¨ªes y palestinos, como se?al¨® Simon Peres en Nueva York, est¨¦n dando 'menos de lo que me gustar¨ªa, pero m¨¢s de lo que se piensa'. En todo caso, desactivar ese polvor¨ªn es m¨¢s importante que luchar contra un inexistente eje.aortega@elpais.es
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