Arremetida final para derrotar a los palestinos
La tempestad desatada contra los palestinos por el Gobierno israel¨ª tras el asesinato de Zeevi en octubre; las feroces embestidas contra la infraestructura palestina tras una serie de ataques suicidas; y, ahora, el intento de destituir directamente a Arafat con la ayuda de los estadounidenses; todo esto va mucho m¨¢s all¨¢ de la mera represalia contra el terrorismo.
La realidad es que, tras siete a?os de negociaciones, Israel se neg¨® tajantemente a desmantelar sus asentamientos y a ceder el control hasta un punto que permita el nacimiento de un Estado palestino viable y aut¨¦nticamente soberano.
La 'generosa oferta' de Barak del 95% es un mito. Nunca ofreci¨® el 95% y lo que ofrec¨ªa dejaba a Israel el control de la 'Gran' Jerusal¨¦n, de todo el centro de Cisjordania y de los acu¨ªferos, las fronteras y el espacio a¨¦reo palestinos (y el 80% de los colonos). Desde luego, nacer¨ªa un Estado palestino, pero ser¨ªa un mini-Estado truncado, dependiente, sin ninguna contig¨¹idad territorial, sin una econom¨ªa viable y sin una soberan¨ªa aut¨¦ntica.
Enfrentados a la perspectiva de quedar atrapados para siempre en un min¨²sculo bantust¨¢n, los palestinos de a pie se alzaron.La Intifada de septiembre de 2000 puso a Arafat sobre aviso de que no deb¨ªa firmar el 'acuerdo' de Camp David, de que el proceso de Oslo globalmente rechazado porque s¨®lo ofrec¨ªa a los palestinos una relaci¨®n de apartheid con Israel. Desde entonces, la Intifada se ha convertido en una guerra a gran escala por la independencia.
Tild¨¢ndola de mero 'terrorismo' y explotando con ese t¨¦rmino las simplistas fijaciones estadounidenses, Israel ha convencido a Estados Unidos de que puede poner de rodillas a la Autoridad Palestina en cuesti¨®n de semanas.
Esto guarda coherencia con la fuerte inclinaci¨®n que tradicionalmente ha sentido Estados Unidos por Israel, y permite al Gobierno de George Bush evitar el enfrentamiento con un Congreso s¨®lidamente proisrael¨ª. El apoyo transparente y descarado de Estados Unidos tambi¨¦n refleja el punto de vista predominante en la Administraci¨®n de que no necesita el respaldo de los ¨¢rabes en su 'guerra contra el terrorismo' y de que Europa le seguir¨¢ la corriente (como ciertamente ha sucedido).
Por tanto, tras haber recibido el visto bueno de Bush para llevar la tranquilidad a la regi¨®n por medios militares, el Gobierno de 'unidad nacional' de Sharon ha desarrollado una estrategia de m¨²ltiples vertientes:
1. Acciones militares masivas. El asedio, los ataques militares contra la fr¨¢gil infraestructura palestina y los asesinatos de figuras clave de la pol¨ªtica y la resistencia est¨¢n encaminados a obligar a los palestinos a la sumisi¨®n. Estas acciones militares abiertas se definen cuidadosamente como parte esencial de la 'guerra contra el terrorismo' librada por Estados Unidos. Tras eliminar el contexto pol¨ªtico de una lucha contra una ocupaci¨®n ilegal, Israel es libre de lanzar su potente arsenal militar contra cualquier objetivo que le parezca, durante un periodo tan prolongado como le apetezca, y sin tener que rendir cuentas por ello.
2. Una campa?a de desgaste. Una pol¨ªtica de desgaste a largo plazo, menos visible y menos dram¨¢tica, es igual de eficaz que los ataques militares a la hora de erosionar la resistencia palestina contra la ocupaci¨®n. La demolici¨®n de viviendas, la expropiaci¨®n de tierras, el sitio y el asedio permanentes, los toques de queda prolongados, las restricciones a la libertad de movimiento, la pobreza inducida, las deportaciones econ¨®micas burocr¨¢ticas poco llamativas y una guerra sucia por medio de colaboracionistas, todo contribuye a socavar la voluntad de resistencia del pueblo palestino. Israel conf¨ªa en que, si mina el apoyo a la Autoridad Palestina, dar¨¢ origen a un liderazgo m¨¢s obediente.
3. Crear 'hechos' irreversibles sobre el terreno. El grandioso proyecto israel¨ª de ampliar su control sobre los territorios ocupados est¨¢ a punto de finalizar. Las recomendaciones de la Comisi¨®n Mitchell ya no son relevantes; Israel tiene tierras y asentamientos de sobra. Actualmente, sus esfuerzos se centran en concluir las obras de infraestructura que necesita para consolidar su dominio sobre los territorios: 450 kil¨®metros de carreteras y v¨ªas de circunvalaci¨®n que unen los asentamientos, pero que crean barreras masivas al movimiento de los palestinos. Y dado que estos importantes proyectos de infraestructura han sido consentidos -y financiados- por los estadounidenses, no entran dentro de la 'congelaci¨®n' impuesta por la Comisi¨®n Mitchell.
4. T¨¢cticas dilatorias. La exigencia de Sharon de 'siete d¨ªas de calma' antes de llevar a la pr¨¢ctica el Informe Mitchell ya ha pospuesto varios meses la reanudaci¨®n de las negociaciones. Una y otra vez, se fabrican 'crisis' que a su vez proporcionan un pretexto para no poner en pr¨¢ctica los acuerdos o reanudar las conversaciones. Las claras insinuaciones por parte de los l¨ªderes pol¨ªticos israel¨ªes de que s¨®lo buscar¨¢n 'acuerdos provisionales' en vez de un pacto sobre la condici¨®n final dejar¨¢ a Israel con el control de facto de los territorios ocupados el tiempo necesario para completar su irreversible 'matriz de control'.
5. Deslegitimar a la Autoridad Palestina. Desde el 11 de septiembre, el Gobierno israel¨ª no ha cejado en sus esfuerzos por definir a la Autoridad Palestina como parte integrante del 'terrorismo mundial'. Sharon ha llamado a Arafat 'nuestro Bin Laden', y el Gobierno israel¨ª calific¨® oficialmente a la Autoridad Palestina de 'entidad que financia el terrorismo'. La estrategia ha funcionado: Estados Unidos est¨¢ a punto de romper todos los v¨ªnculos con la Autoridad Palestina y de poner fin a toda la ayuda financiera.
6. Ocupaci¨®n por consentimiento. La derrota de los palestinos ir¨¢ seguida de unas negociaciones con un traidor post Arafat que dejar¨¢ a Israel firmemente el control de la regi¨®n, a cambio de un mini-Estado.
?ste es el programa que une a la amplia coalici¨®n del Gobierno de unidad nacional
de Israel. Su base reside en su negativa tajante a compartir realmente el pa¨ªs con los palestinos, ni en un Estado ni en dos. Establece un Estado palestino que le 'libra' de los tres millones de palestinos de los territorios ocupados que no puede absorber ni controlar para siempre a trav¨¦s de la fuerza, pero que garantiza el control continuado por parte de Israel.
Dado que la ocupaci¨®n por consentimiento no ser¨¢ aceptada voluntariamente por los palestinos, Israel deber¨¢ imponerla por la fuerza. El plazo es muy ajustado. El 'visto bueno' de Bush s¨®lo es v¨¢lido por un periodo limitado de tiempo antes de que choque con otros intereses vitales estadounidenses. De ah¨ª la fiereza de los ataques israel¨ªes, la arremetida final para derrotar a los palestinos de una vez por todas.
Falta un minuto para medianoche. Israel ya ha finalizado en buena medida su incorporaci¨®n f¨ªsica de Cisjordania a Israel, excluyendo cualquier posibilidad de que exista un Estado palestino viable. Si la actual campa?a de represi¨®n tiene ¨¦xito, la ocupaci¨®n ir¨¢ seguida de la creaci¨®n de un mini-Estado palestino, es decir, una ocupaci¨®n permanente por consentimiento posibilitada por Estados Unidos y una Europa sumisa. Son d¨ªas decisivos para pensar: una paz justa basada en dos Estados viables y soberanos, o la aparici¨®n de un homeland palestino bajo control israel¨ª, o sea, un nuevo apartheid.
Jeff Halper, antrop¨®logo israel¨ª, es el coordinador del Comit¨¦ Israel¨ª contra la Demolici¨®n de Viviendas (ICAHD).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.