Ciudades con tranv¨ªa
La que algunos hemos llamado ciudad vasca, la euskopolis o Euskal Hiria, atraviesa por un momento cr¨ªtico. Su necesidad resulta inapelable (aunque los centros de poder no acaben de percibirlo, m¨¢s bien lo saboteen; aunque s¨ª lo aprecien algunos t¨¦cnicos de la Administraci¨®n, y lo reflejen en las Directrices de Ordenaci¨®n Territorial, el Plan Territorial de Alava Central o con la vinculaci¨®n al Proyecto Cities). Es una cuesti¨®n de escala principalmente sobre la que, posteriormente, puede sustentarse una estructura funcional, econ¨®mica y de servicios m¨¢s diversificada y rica (necesaria en una sociedad tecnol¨®gica). Si se observa una red de ciudades europea, se ver¨¢ que sus nudos primordiales son Par¨ªs, D¨¹sseldorf-Essen-Hamburgo y Londres; Berl¨ªn, Madrid, Roma, Atenas, Lisboa, Barcelona, Viena, con las ciudades del sur de Alemania, Mil¨¢n, Budapest, e incluso Valencia y Sevilla, quedan en un segundo nivel.
?Y esta zona nuestra tan maltratada? No est¨¢. ?Oh, s¨ª!, Bilbao suena, fue una gran ciudad. De hecho, cont¨® mucho en Europa entre 1880 y 1930 (finanzas, miner¨ªa, siderurgia). Pero ahora, una cuesti¨®n de escala y la crisis en sus sectores cl¨¢sicos le han arrojado a una posici¨®n de tercera (s¨¦ que esto ofende el orgullo bilba¨ªno, pero ¨¦se es precisamente uno de nuestros problemas). Hoy el universo de los negocios y la vida social es planetario, y la vida circula entre ciudades m¨¢s que en el interior de los pa¨ªses.
A esa escala, Bilbao no cuenta (ni con el Guggenheim). La ¨²nica soluci¨®n es fusionar ciudades (como hacen los bancos), hacer redes de ciudades regionales que redimensionen su potencial y atractivo. Es evidente que hoy no hay voluntad pol¨ªtica por promoverlo. Aparte de cierto desnortamiento de las primeras instancias, muy ocupadas en trascender el Estatuto, no se ha generado una cultura pol¨ªtica (ni social) que empuje en esa direcci¨®n. M¨¢s bien al contrario. Parece que los provincialismos causan furor, e incluso, contin¨²an instalados en el propio Gobierno vasco.
En ese contexto, se plantea el tranv¨ªa ligero para Vitoria. Algo que parece de orden local es realmente algo que transciende a ¨¦ste y se inscribe en el anterior contexto. Hoy, Bilbao no pude liderar un proceso de integraci¨®n de una red vasca de ciudades, puesto que se encuentra demasiado instalada en su propia autosuficiencia. San Sebasti¨¢n carece de af¨¢n de liderazgo y mira hacia Bayona y a su propia provincia, muy poblada. Vitoria no tiene capacidad ni esp¨ªritu de liderazgo. Pero, sin embargo, es, con diferencia, la ciudad m¨¢s joven del pa¨ªs y con mayores potencialidades. Capaz, quiz¨¢ un d¨ªa, de cierto liderazgo. Pero, para lograrlo, necesita dar entrada entre sus ¨¦lites directivas a una nueva ¨¦lite social de aluvi¨®n que dirige empresas, gabinetes, etc., y, de otro, requiere desarrollar cierto orgullo de pertenencia e identidad entre sus habitantes reci¨¦n llegados (?qu¨¦ afici¨®n tiene el Alav¨¦s, cuando un tercio de los vitorianos son del Athletic y otro de la Real?), y asumir cierto papel de ciudad con proyecci¨®n en su entorno. En esa orden (darle un cierto tono de ciudad relevante), puede jugar un gran papel el tranv¨ªa.
Sin embargo, una mala planificaci¨®n, una mala soluci¨®n puede resultar una nueva frustraci¨®n para el esp¨ªritu de proyecto ciudadano de la urbe alavesa. Vitoria es una 'ciudad del norte'. Y en ese sentido, debe tomar ejemplo de ellas. Introducir el tranv¨ªa es hacer una apuesta radical por un nuevo sistema de transporte en la ciudad. Vitoria debe mirarse en Amsterdam (sobre todo), Bruselas, Rennes o Nantes. El centro de Vitoria, hecho para soportar una ciudad de cincuenta mil habitantes, se halla congestionado con sus actuales doscientos veinte mil. Una decisi¨®n radical ser¨ªa primar el tranv¨ªa en el centro, cerrar o dificultar el tr¨¢fico de coches, promover con decisi¨®n una cultura de la bicicleta (tan frecuente en las ciudades citadas) y crear buenos aparcamientos perif¨¦ricos. Por otro lado, como en aqu¨¦llas ciudades, el tranv¨ªa debe conectar con una buena red de trenes de cercan¨ªas que coloque r¨¢pidamente a la gente en Bilbao, San Sebasti¨¢n, Logro?o o Pamplona. Naturalmente, debe contar con la tan repetida Y ferroviaria vasca y hacer una estaci¨®n intermodal que la conecte con un eje de alta velocidad europeo.
Ya que no por voluntad pol¨ªtica, s¨®lo cabe pensar en una ciudad vasca por la v¨ªa de los hechos (y nunca mejor dicho).
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