La vida despu¨¦s de la muerte
Se cumple un a?o del atropello que dej¨® 62 d¨ªas en coma al ciclista Javier Otxoa y mat¨® a su hermano
Un a?o despu¨¦s de que que el Volvo conducido por Sebasti¨¢n Fern¨¢ndez, director de Deportes de la Universidad de M¨¢laga, arrollara a los hermanos Otxoa, Javier y su familia han comprendido que hay vida despu¨¦s de la muerte. En la autov¨ªa de M¨¢laga se apag¨® la luz de Ricardo Otxoa. 62 d¨ªas m¨¢s tarde, Javier Otxoa sal¨ªa de las tinieblas del estado de coma y comenzaba una andadura milagrosa que le ha acercado hasta la frontera de la normalidad casi absoluta.Un a?o de vida y un a?o de muerte, 'porque un a?o sin Ricardo es un a?o muy duro', recuerda Javier que se manfiesta con una frialdad que es m¨¢s una actitud de prevenci¨®n emocional que de dureza sentimental.
La familia Otxoa est¨¢ condenada a aniversarios en blanco y negro desde aquel 15 de febrero de 2001. Por un lado, a festejar el cumplea?os de Javier en su nueva vida; por otro, a llorar la ausencia de Ricardo. Y todo el mismo d¨ªa.La realidad se impone: 'Damos gracias a Dios por habernos dejado un hijo', afirman emocionados sus padres. Un a?o antes, el hundimiento era absoluto. Ricardo muri¨® casi en el acto y Javier sobreviv¨ªa sin esperanza, artificialmente, hasta el punto de que lleg¨® a plantearse la posibilidad de desengancharle del aparato.
'Un a?o sin Ricardo (su hermano gemelo, muerto en el mismo accidente), es un a?o muy duro.
Javier Otxoa no ha perdido la memoria, ni la oculta. Sencillamente la dosifica. Sabe que sus padres insistieron en mantenerle enchufado a la vida 'y gracias a eso estoy aqu¨ª'; recuerda que fue su madre la que le di¨® la noticia de la muerte de su hermano cuando estaba ingresado en un hospital de Mondrag¨®n y preguntaba insistentemente por qu¨¦ su hermano no estaba con ¨¦l haciendo la rehabilitaci¨®n. Y c¨®mo el accidente sobrevino cuando circulaban en fila india haciendo entrenamiento de fondo, 'por lo que hab¨ªamos avisado que llegar¨ªamos tarde'. Otxoa tiene en la memoria los momentos m¨¢s duros y los relata con una actitud casi period¨ªstica, sorprendente incluso para la familia que lo achaca 'bien a una actitud defensiva, bien a causa de los da?os psicol¨®gicos padecidos'.
Su actitud, sin embargo, es m¨¢s defensiva en cuanto a las emociones particulares. 'No, no me acuerdo de Hautacam [la etapa reina del Tour que gan¨® en 2000]. S¨®lo cuando veo la foto en la habitaci¨®n'. Pero si se escarba, lo recuerda todo: las incidencias de la etapa, las palabras de Lance Armstrong, el triunfo, el podio. ?Y la bici? 'La bici est¨¢ tranquila. De momento, lo importante es la rehabilitaci¨®n, tres horas cada d¨ªa, de lunes a viernes, con fisioterapeuta, logopeda y psic¨®loga. Todo es muy duro, muy diferente a lo que era mi vida antes del accidente, pero lo llevo bien. Cuando ya no se pueda rehabilitar m¨¢s me dar¨¢n el alta y entonces comenzar¨¢ otra vida. Como dice mi psic¨®loga todo tiene un principio y un final. Y el m¨ªo, ahora, es el alta m¨¦dica, cuando ya no se pueda hacer m¨¢s', afirma Javier Otxoa, que conf¨ªa en poder ser m¨¢s adelante 'un cicloturista, porque la bicicleta lo ha sido todo para m¨ª'. Mientras tanto se conforma con pedalear en la bicicleta que tiene instalada en el gimnasio del garaje 'porque ando mejor en bicicleta que a pie', a causa de la lesi¨®n que sufre en la tibia.
La vida de Javier Otxoa tiene tres partes diferenciadas: la rehabilitaci¨®n en el hospital Aita Meni (tres horas al d¨ªa, de lunes a viernes), lo cotidiano, repartido a partes iguales entre el paseo y el cine, y los fines de semana, 'el ¨²nico momento que puedo compartir con mi novia' [Beli, que dej¨® M¨¢laga para estar con su compa?ero].
Superado el trauma de la muerte de un hijo y la esperanza de vida del otro, la familia Otxoa espera que el desastre tenga alguna consecuencia positiva. Por ejemplo,que la seguridad vial sea m¨¢s estricta que hasta ahora. Jos¨¦ Rodr¨ªguez, presidente de la Asociaci¨®n de Ciclistas Profesionales, se muestra partidario de las nuevas medidas aprobadas en el Parlamento, aunque reconoce que las licencias federativas han descendido en favor de la bicicleta de monta?a. Las razones son tres, en su opini¨®n: 'La peligrosidad de este deporte, el dopaje y la dureza del ciclismo frente a la debilidad de los contratos'.
Si en algo coinciden los ciclistas profesionales, los cicloturistas y la familia Otxoa es en la debilidad de penas por atropello de ciclistas. El juicio por el caso de los hermanos Otxoa se encuentra en un impasse. La juez calific¨® el incidente como falta y la acusaci¨®n ha elevado recurso por considerarlo delito. La extra?eza radica en la diversidad de sentencias sobre situaciones similares.
La vida no ha cambiado mucho despu¨¦s de los accidentes. Los ciclistas profesionales agradecen haber sido o¨ªdos para elaborar la Ley de Seguridad Vial y se muestran satisfechos con las medidas adoptadas. Pero existe un problema cultural y judicial. 'La calificaci¨®n de la juez de M¨¢laga como falta grave nos defraud¨®, pero tambi¨¦n hay que reconocer que hay sentencias firmes muy positivas', afirma Jos¨¦ Rodr¨ªguez. La explicaci¨®n es que 'las leyes son lo que los jueces dicen que son, por eso cada vez es m¨¢s dif¨ªcil que nos aseguren la carrera, porque nunca sabes en qu¨¦ terreno te mueves'.
Javier Otxoa lo tiene muy claro y pr¨¢cticamente lo resume en una frase: 'Ir en coche es f¨¢cil, ser ciclista es muy dif¨ªcil'. Lo sabe por experiencia. En un instante, a su hermano se le fue la luz y a ¨¦l se le fundieron los plomos.
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