Un debate innecesario
Escrib¨ªa el profesor Esteve Zaragoza que 'la generalizaci¨®n de la ense?anza al 100% de la poblaci¨®n supone un cambio cualitativo que modifica los objetivos, las formas de trabajo y la esencia misma del sistema educativo'. Ante el fragor de la pol¨¦mica suscitada a ra¨ªz del anuncio ministerial de implantar la rev¨¢lida como medio para mejorar la calidad de nuestro sistema educativo, me parece necesario hacer algunas precisiones, que arrancan en gran medida de esa reflexi¨®n. En efecto, hace 25 a?os, no estaban escolarizados todos los ni?os en edad de ense?anza obligatoria, los alumnos matriculados en la ense?anza secundaria no llegaban al 30% del total, la tasa de analfabetismo superaba el 12%, y el abandono escolar era la norma de miles de pueblos espa?oles y de barriadas marginales de nuestras grandes ciudades: no se hablaba del fracaso escolar, sencillamente porque la inmensa mayor¨ªa de nuestros j¨®venes no ten¨ªan ni la opci¨®n de fracasar; simplemente, no iban a la escuela, o la abandonaban a la fuerza.
Desde los Pactos de la Moncloa hasta hoy, la sociedad espa?ola ha realizado uno de los mayores esfuerzos conocidos en Europa para extender el derecho a la educaci¨®n al conjunto de sus ciudadanos. Porque ¨¦se era el problema: c¨®mo conseguir que el derecho a la educaci¨®n, que solo pod¨ªa ser ejercido por una parte de la poblaci¨®n, y sobre cuyo ejercicio pesaba como una losa la desigualdad social, pudiera ser ejercitado en condiciones de igualdad. Negar que la universalizaci¨®n de la educaci¨®n gratuita hasta los 16 a?os y el fortalecimiento del sistema p¨²blico de educaci¨®n en Espa?a han sido logros de los gobiernos socialistas (1982-1996) es negar la historia. Y ese sistema educativo es el que el Gobierno del PP se propone cambiar, seg¨²n dice, para mejorar su calidad, aunque inmediatamente vincula su propuesta al 'fracaso' de la LOGSE y de la pol¨ªtica socialista que la inspir¨®.
Lo que se est¨¢ cuestionando, as¨ª, es toda una concepci¨®n progresista de la educaci¨®n, despu¨¦s de 6 a?os de gobierno conservador que han significado un descenso en el gasto destinado a la ense?anza p¨²blica en beneficio de la privada. El sistema educativo debe servir para formar y preparar a nuestros j¨®venes para la vida activa, pero como no todos se encuentran en iguales condiciones econ¨®micas, sociales y culturales para el ejercicio de ese derecho, no puede hacerlo sin compensar esas desigualdades. Por eso es esencial mantener un sistema que apuesta por la escuela p¨²blica, para que pueda ser un instrumento de cohesi¨®n social, que sirva para corregir desigualdades y no para mantenerlas. Y nada de eso, por cierto, est¨¢ re?ido con la cultura del esfuerzo y del trabajo bien hecho; pero deducir de ah¨ª que todo el que suspende no merezca seguir estudiando es como afirmar que el que est¨¢ parado es porque no quiere trabajar; la cosa es algo m¨¢s compleja, y no se puede criminalizar a los alumnos que fracasan, porque eso es empujarlos a la pura exclusi¨®n social.
La sociedad espa?ola de hoy ha puesto en manos de nuestros centros escolares tareas que hasta hace pocos a?os eran asumidas por otras instancias como la familia. Los valores, las actitudes y las pautas sociales que la educaci¨®n -y concretamente los profesores- debe proporcionar no pueden ser contradichas sistem¨¢ticamente por la realidad familiar, social y medi¨¢tica, sin que todos -alumnos, profesores y padres- acabemos en una esquizofrenia generalizada. La sociedad tiene que entender que un joven de 13 ¨® 15 a?os est¨¢ m¨¢s horas en su casa y en la calle que en la escuela, y que el sistema educativo no puede ser como Pen¨¦lope, destejiendo durante 25 ¨® 30 horas a la semana lo que la TV, la calle y su propia familia tejen durante las 100 restantes.
Si se quiere debatir sobre la calidad de la ense?anza, debatamos, pero en serio. Reducir la cuesti¨®n a la Rev¨¢lida, a la repetici¨®n de curso y a los itinerarios no es m¨¢s que una simplificaci¨®n que puede ser muy ¨²til para hacer de este debate una encarnizada batalla, pero no para mejorar la calidad de nuestro sistema educativo. ?O no era de eso de lo que se trataba?
Manuel Gracia Navarro es diputado andaluz del PSOE y ex consejero de Educaci¨®n.
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