Electro-didgeridoo
Tan australiano como el canguro es este instrumento milenario. Didgeridoo: palabra onomatop¨¦yica que los colonizadores inventaron para designar a una primitiva trompeta de alrededor de dos metros de largo. Es una rama de eucalipto cuyo interior se han encargado de vaciar las termitas y que se decora luego con dibujos tribales. Explica Tranchefort, en Los instrumentos musicales en el mundo, que posee una sonoridad potente cercana al mugido, de una ronquera especialmente temible.
Este s¨ªmbolo de los abor¨ªgenes australianos se est¨¢ dejando notar en Occidente. Yothu Yindi mezcla los sonidos aut¨®ctonos con rock en discos como Homeland movement o Tribal voice, con canciones que defienden los derechos de los nativos. El grupo que lidera Mandawuy Yunupingu figura en un sello de 45 centavos del Servicio de Correos australiano. En una l¨ªnea similar estar¨ªa Gondwanaland, banda pionera en la que se encargaba del didgeridoo Charlie McMahon.
A finales de los ochenta, el norteamericano Steve Roach public¨® Dream time return, dedicado a los abor¨ªgenes de Australia. Y, durante los noventa, han grabado discos que inclu¨ªan didgeridoo con bases electr¨®nicas de drum and bass, trip hop o trance, David Hudson (Rainbow serpent), Randy Graves (Didgital), Michael Atherton (Windshift), David Blonski (Didjeridoo in the american outback), Stephen Kent (Family tree) o Alan Dargin (Bloodwood). Y en la cultura rave, ya sea en Boston, Berl¨ªn o Tokio, la presencia del didgeridoo no resulta ins¨®lita. Hasta Hedningarna o Gjallarhorn, referencias del folk n¨®rdico, lo usan.
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