Peter Carey, entre la ficci¨®n y la realidad
NADIE ES PROFETA en su tierra, especialmente cuando no se vive en ella. El escritor australiano Peter Carey (Victoria, 1943) fij¨® su residencia en Manhattan hace diez a?os. En octubre, su novela True History of the Kelly Gang (University of Queensland Press. Queensland, 2000) gan¨® el Booker Prize. Era la segunda vez que Carey consegu¨ªa el galard¨®n m¨¢s prestigioso en la ¨®rbita literaria de la Commonwealth e Irlanda (s¨®lo J. M. Coetzee lo hab¨ªa conseguido antes). El ¨¦xito de cr¨ªtica logrado por la obra en Estados Unidos y el Reino Unido Breta?a fue incluso superior a Oscar and Lucinda (1988). Pero en Australia sembr¨® la controversia. La noticia del galard¨®n ha sido recibida con total indiferencia, lo mismo que 30 Days in Sydney (Bloomsbury Publishing Plc. Londres, 2001), su libro m¨¢s reciente.
30 Days in Sydney no se trata de un dietario, sino de un collage de memoria, experiencias letales de amigos exc¨¦ntricos, paisajes y sue?os. Carey se sirve de este material y de los cuatro elementos presocr¨¢ticos: agua, fuego, tierra y aire, para esbozar el yo de la ciudad donde vivi¨® en la d¨¦cada de los ochenta. Todo vale en ella: la reflexi¨®n intelectual, el reportaje period¨ªstico, la autobiograf¨ªa, el ensayo hist¨®rico... Incluso la ciencia-ficci¨®n cuando describe el distrito financiero desde una casa con okupas como si fuera Los ?ngeles-2019 de Blade Runner.
True History of the Kelly Gang se basa en Ned Kelly, el m¨ªtico bandolero que muri¨® colgado en Melbourne en 1880. Bajo la forma de una confesi¨®n, Carey hace que el protagonista escriba por s¨ª mismo la narraci¨®n de su vida familiar y andanzas delictivas desde los 12 a?os hasta su tr¨¢gico final. La Jerilderie letter, que en 1879 Ned Kelly dict¨® a Joe Byrne, miembro de su banda, ha sido el ADN donde Carey ha hallado el lenguaje coloquial y arcaico con acento irland¨¦s, las inacabables frases puntuadas al estilo Beckett y coloreadas de humor sutil que caracteriza True History. Este manifiesto personal de 8.000 palabras que se guarda en la State Library of Victoria sirvi¨® al bandolero para justificarse ante la opini¨®n p¨²blica. ?l mismo mand¨® imprimirlo en Jerilderie (Nueva Gales del Sur) ante la negativa de los peri¨®dicos a publicarla. Ocurri¨® despu¨¦s de robar el que ser¨ªa su pen¨²ltimo banco y de quemar certificados hipotecarios. Al a?o siguiente, se enfrentaba con la polic¨ªa con una armadura que habr¨ªa hecho las delicias de Dal¨ª, y era finalmente detenido. La novela de Carey parte de hechos y car¨¢cteres reales combinados con otros fruto de su imaginaci¨®n. Ned Kelly naci¨® en el seno de una familia irlandesa en 1854, en Beveridge (Victoria). Fue un personaje complejo y tr¨¢gico y sobre todo enigm¨¢tico. Su leyenda fascin¨® a artistas como Sidney Nolan y Albert Tucker. En la obra, su perfil psicol¨®gico es el de un hombre torturado como un personaje shakespeareano que se dabate entre el amor y la venganza, tan sensible y solidario con su familia como implacable con sus enemigos. Implacable pero con sentido moral: 'Nunca he matado a nadie que no debiera (...) Ellos me hubieran disparado si yo no lo hubiera hecho primero', dice refiri¨¦ndose a la polic¨ªa.
Nadie encarna mejor que Ned Kelly un periodo de la historia moderna de Australia, cuando era colonia penal inglesa y los pobres -entre ellos muchos irlandeses que hab¨ªan sido deportados desde su pa¨ªs- ten¨ªan que v¨¦rselas todos los d¨ªas contra la tiran¨ªa y el abuso. Para ellos, que alguien del mismo origen social y geogr¨¢fico se enfrentara al poder y fuera solidario econ¨®micamente con los suyos se convert¨ªa en un Bob Roy.
True History es un monumento literario en cuanto a estructura y estilo. A trav¨¦s de sus p¨¢ginas, lo que es y ha sido esta isla de los ant¨ªpodas echa ra¨ªces en el imaginario literario de los lectores no australianos. Lo mismo que con sus novelas anteriores. Lo mismo que cuando sea publicada la novela que le ocupa sobre el poeta Ern Malley, que los tambi¨¦n poetas James McAuley y Harold Stewart se inventaron para dejar en rid¨ªculo a los partidarios de las vanguardias literarias en los a?os cuarenta.
Sin embargo, de ello no han sido pocos los cr¨ªticos y colegas de Carey en Australia a los que True History les ha dolido en las v¨ªsceras. Seg¨²n ellos, el autor ha mezclado realidad y ficci¨®n con alevos¨ªa, es decir, sin avisar al lector. Consideran que ha construido un personaje que act¨²a en un contexto de valores pol¨ªticos de finales del siglo pasado y no del XIX, como la corrupci¨®n de la administraci¨®n p¨²blica, el odio a los pol¨ªticos elegidos democr¨¢ticamente y el republicanismo.
Y le han exigido que aclarase el porqu¨¦ de las preguntas -en boca de Thomas Curnow, delator de Ned Kelly- con las que finaliza la novela: '?Qu¨¦ nos pasa a los australianos? ?Qu¨¦ es lo que anda mal entre nosotros? ?Por qu¨¦ no hemos tenido un Jefferson? ?Un Disraeli? ?No hemos podido encontrar nadie mejor para admirar que a un ladr¨®n de caballos y asesino? ?Por qu¨¦ tenemos siempre que dar este penoso espect¨¢culo de nosotros mismos?
John Banville se?alaba en su cr¨ªtica en The New York Review of Books a prop¨®sito de la pol¨¦mica que la respuesta est¨¢ en la misma True History y que los cr¨ªticos australianos 's¨®lo pueden sentirse orgullosos de Peter Carey'.
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