La historia de una transformaci¨®n
'Si esto fuera una pel¨ªcula...': esta muletilla o una muy parecida nos asalta una y otra vez desde las p¨¢ginas de C¨®mo ser buenos, ¨²ltima novela del ingl¨¦s Nick Hornby. Esas palabras encierran algunas de las claves de su concepci¨®n de la literatura. Los personajes de Hornby dicen habitar la realidad, pero la suya es una realidad cinematogr¨¢fica, y a veces se dir¨ªa que viven dentro de una pel¨ªcula, una de esas pel¨ªculas brit¨¢nicas con oficinistas convertidos en hooligans de fin de semana, familias desayunando porridge en la mesa de la cocina y p¨¢lidos j¨®venes que beben cerveza en el pub del barrio. Cuando Stendhal en Rojo y negro presenta a la se?ora de R¨ºnal, dice de ella que interpretaba sus propios sentimientos tal como los 'hab¨ªa conocido a trav¨¦s del reducid¨ªsimo n¨²mero de novelas que el azar hab¨ªa puesto ante sus ojos'. Si los personajes de Stendhal (y los de Jane Austen y tantos contempor¨¢neos suyos) acomodaban su vida afectiva a patrones de comportamiento extra¨ªdos de la literatura popular, los de Hornby (y tambi¨¦n los de algunos de sus contempor¨¢neos) la acomodan a modelos procedentes del cine y la televisi¨®n. Reproducen por tanto los gestos del amor o el dolor vistos en la pantalla grande o peque?a y, cuando se enfrentan a sus peque?as crisis existenciales, son conscientes de estar buscando las soluciones en los argumentos de pel¨ªculas y teleseries.
C?MO SER BUENOS
Nick Hornby Traducci¨®n de Jes¨²s Zulaika Anagrama. Barcelona, 2002 330 p¨¢ginas. 16 euros
Desde?oso de la vieja idea de la posteridad de la obra art¨ªstica, renuncia Hornby a la llamada alta literatura y construye sus novelas con materiales m¨¢s cercanos a la cultura popular: la m¨²sica pop en Alta fidelidad, el f¨²tbol en Fiebre en las gradas, el cine y la televisi¨®n en C¨®mo ser buenos. Por eso no puede extra?ar que entre las referencias m¨¢s frecuentemente invocadas en su ¨²ltima novela se encuentren La guerra de las galaxias, Los Simpson o Seinfeld. Por eso tampoco puede extra?ar que uno de los g¨¦neros con los que entroncan sus historias sea el de la comedia cinematogr¨¢fica. La viveza de los di¨¢logos, el h¨¢bil manejo de las estructuras narrativas, la facilidad y felicidad de las situaciones humor¨ªsticas son s¨®lo algunas de las virtudes de sus novelas. Virtudes que acreditan a Hornby como un cl¨¢sico de la literatura c¨®mica y que explicar¨ªan el inter¨¦s de la industria cinematogr¨¢fica por su literatura (con resultados por otro lado desiguales: brillante en el caso de Alta fidelidad, fallido en el de Fiebre en las gradas).
Ignoro si existen proyectos de adaptaci¨®n al cine de sus dos ¨²ltimas novelas, las desternillantes ?rase una vez un padre y C¨®mo ser buenos, pero no me cabe la menor duda de que ambas proporcionan materiales m¨¢s que suficientes para inspirar excelentes pel¨ªculas. De las obras precedentes del autor es precisamente ?rase una vez un padre la que mayores paralelismos guarda con C¨®mo ser buenos. F¨¢bula ir¨®nica sobre una sociedad urbana y liberal, ?rase una vez un padre cuenta la historia de una transformaci¨®n, la transformaci¨®n de un hombre superficial, ego¨ªsta, inmaduro y mani¨¢tico que se vuelve generoso, responsable, digno, la de un soltero incapaz de comprometerse afectivamente que sin embargo acaba enamor¨¢ndose, y su desarrollo es el de una cadena perfectamente l¨®gica de hechos que desemboca en un completo disparate. Tambi¨¦n en C¨®mo ser buenos la l¨®gica conduce irremediablemente al disparate. Tambi¨¦n aqu¨ª la historia es la de una transformaci¨®n.
Por primera vez en la obra de Hornby, la voz que narra los hechos no es la de un hombre, sino la de una mujer. Se llama Katie y su matrimonio atraviesa una grave crisis que la ha arrojado en brazos de un amante. Su marido, c¨ªnico columnista que firma sus art¨ªculos como 'El hombre m¨¢s airado de Holloway', conoce a un singular personaje llamado GoodNews que cambiar¨¢ su vida y le convertir¨¢ en algo as¨ª como un ap¨®stol del Bien: a partir de ese momento, se empe?ar¨¢ en compartir sus propiedades con los despose¨ªdos, acoger¨¢ a homeless en su casa, promover¨¢ campa?as para acabar con la miseria... Su radical metamorfosis provoca una inversi¨®n de papeles en la pareja, y los valores morales antes defendidos por Katie mostrar¨¢n ahora su lado m¨¢s quebradizo. Esa insistencia en practicar la caridad universal amenaza con trastornar definitivamente la vida familiar, y uno no puede dejar de preguntarse cu¨¢ntos grandes benefactores de la humanidad son culpables de haber destrozado la existencia de sus allegados. A la vista est¨¢ que el planteamiento de Hornby, como el de Martin Amis en muchos de sus libros, es heredero de la vieja tradici¨®n de los escritores sat¨ªricos, que volv¨ªan del rev¨¦s los sue?os m¨¢s nobles de la sociedad de su ¨¦poca y de este modo dejaban al aire sus miserias.
La complejidad del alma
C?MO SER buenos es sin duda una s¨¢tira sobre uno de los valores menos discutidos de la sociedad contempor¨¢nea: ese ideal de santidad laica que, por ejemplo, alienta y explica la actual proliferaci¨®n de ONG. Pero reducir C¨®mo ser buenos a eso ser¨ªa ignorar muchos de los principales aciertos de esta magn¨ªfica novela. El humor y la mordacidad con los que Hornby se enfrenta a la historia no est¨¢n re?idos con la penetraci¨®n psicol¨®gica y la profundidad. El personaje de Katie ofrece tal complejidad y riqueza de matices que se nos presenta como alguien vivo, real, y en algunos momentos la forma en que encara su crisis matrimonial parece la respuesta femenina a Intimidad, esa implacable novela autobiogr¨¢fica en la que Hanif Kureishi daba cuenta de una crisis similar desde el punto de vista masculino. Las reflexiones de Katie sobre el matrimonio, el adulterio o las relaciones paternofiliales no tienen desperdicio, y a trav¨¦s de ellas el lector se adentra en uno de los grandes temas de la literatura de Hornby: el de la inabarcable complejidad del alma humana. Igualmente atinadas son sus reflexiones sobre la moderna omnipresencia de la culpa. Sit¨²a Hornby su historia en un medio social muy determinado, el de cierta clase acomodada londinense, culta, liberal, votante de los laboristas, lectora de The Guardian, pero las inquietudes ¨²ltimas de sus personajes no parecen muy distintas de las de amplios sectores de la actual sociedad occidental. ?Ser¨¢ cierto, como Hornby sugiere, que abundan entre nosotros los ciudadanos necesitados de expiar vagas culpas individuales y colectivas? La innegable eficacia de C¨®mo ser buenos induce a pensar que as¨ª es.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.