Por Dios que vive el Bar?a

En un partido de juego vertiginoso y conducta heroica, el Bar?a arrambl¨® al Deportivo y conquist¨® el Camp Nou, tan vac¨ªo como rendido a un equipo que m¨¢s que el f¨²tbol recuper¨® la grandeza y sobre todo la ¨¦pica. Jug¨® el Bar?a hasta reventar. El triunfo fue el bot¨ªn de una cruzada contra el escepticismo y un paso hacia la reconciliaci¨®n. La contienda tuvo cuanto se demanda para pasar a formar parte de la memoria futbol¨ªstica: ritmo, alternativas, tensi¨®n, suspense y un gol de bandera como ep¨ªlogo.

El mon¨®logo azulgrana dur¨® media hora por lo menos. El Bar?a adelant¨® la l¨ªnea de presi¨®n y recuper¨® siempre el bal¨®n en cancha ajena. Tuvo el partido franco durante un rato muy movido, con el tridente intercambiando sus puestos, Luis Enrique apuntando por la derecha y Motta desde la izquierda. El marcador, sin embargo, fue mezquino con el riesgo que tomaron los barcelonistas. El despliegue f¨ªsico del primer tiempo auguraba una segunda parte m¨¢s calmada y tortuosa para el Bar?a, falto de jugadores capaces de conservar la pelota. El oficio, m¨¢s que el criterio, y el azar le permiti¨® cazar una nueva ventaja al Deportivo en un cabezazo de Sergio. Un gol que habr¨ªa acabado con el rival m¨¢s fiero. Pero no con el Barcelona de ayer. La respuesta azulgrana result¨® tan contundente como bella. Rivaldo mat¨® con un control exquisito un servicio de Andersson, quebr¨® a Naybet con un sombrero, eludi¨® la salida de Molina con una comba y Saviola empuj¨® la pelota hacia la l¨ªnea de gol, concedido por el ¨¢rbitro, tras mirar al linier. El gol de la victoria ten¨ªa que llegar al final, a tono con un partido tan vibrante. Puyol centr¨® con la zurda y Kluivert cabece¨® a la red, como ocurr¨ªa antes, en aquellos tiempos heroicos, cuando el Bar?a era el Bar?a y el f¨²tbol era f¨²tbol. La hinchada se abraz¨® con el equipo y se juraron que volver¨¢n a intentarlo. Queda Liga y queda Champions. Por Dios que vive el Bar?a.