Espa?a entera
DEL MISMO MODO que La Trinca no pod¨ªa imaginarse el pelotazo que daba cuando se invent¨® Operaci¨®n Triunfo, el m¨¢s distinguido publicitario del mundo no habr¨ªa dise?ado mejor spot para la Ley de Calidad de la Ense?anza o para la futura ley del botell¨®n. Algunos comentaristas se han lanzado contra el portavoz del PP en la Comisi¨®n de TVE por decir que Operaci¨®n Triunfo impulsa los mismos valores que el PP'. No iba tan desencaminado el hombre. ?Cu¨¢les son los valores que Operaci¨®n Triunfo vehicula? Competitividad, trabajo, ¨¦xito, familia, juventud sana y pura, y Espa?a. La historia ense?a que cada vez que se ponen todas estas cosas juntas se acaba encerrando a los j¨®venes en campos de pioneros. Naturalmente, el dinero no apareci¨® hasta el final para no embrutecer un espect¨¢culo tan diamantino. Fueron los empresarios y no los artistas -como corresponde al mundo de hoy- los que dieron la buena nueva a los ganadores: trabajo, trabajo, trabajo y un cheque en la mano. En medio de tan ordenada algarab¨ªa, todos acababan apelando a Espa?a entera. Curiosa expresi¨®n que revela un patriotismo lleno de dudas.
De Espa?a a la familia. Los padres de los ganadores compart¨ªan con algunos voceros del PP el entusiasmo porque este programa hab¨ªa vuelto a unir a las familias, ante la tele, por supuesto. ?En qu¨¦ estar¨ªan pensando? Efecto colateral del ¨¦xito, Espa?a ha vivido unos d¨ªas en un clima de televisi¨®n ¨²nica. Todos pendientes de La Primera, incluida la competencia que -empezando por el cutrer¨ªo couch¨¦ de Cr¨®nicas marcianas- intent¨® ponerse desesperadamente a rebufo del ¨¦xito. La familia unida en torno a la televisi¨®n ¨²nica. ?Cu¨¢ntos recuerdos en blanco y negro! Decididamente, el pa¨ªs ha dado un gran salto, el que va de Reina por un d¨ªa a Operaci¨®n Triunfo.
El PP ha visto en la pantalla la Espa?a de sus sue?os. Y se apresta a acompa?arla con el coro legislativo correspondiente. ?Qu¨¦ es la rev¨¢lida al lado de las exigentes pruebas que han pasado estos j¨®venes esforzados durante cuatro meses? ?Qu¨¦ son los itinerarios que discriminan a los triunfadores de los del mont¨®n si para todos los perdedores hay un coche que les aguarda en la puerta de salida? ?Qu¨¦ cabe esperar sino la aclamaci¨®n nacional a la ley del botell¨®n si la renuncia al vicio por el deporte, el esfuerzo y la academia conducen directamente al estrellato? La derecha interpreta que votando a Rosa o a los dos David, los televidentes han validado los valores del PP. La oposici¨®n, que no quiere quedar fuera del ¨¦xito, se ofende y se escandaliza.
Quiz¨¢ habr¨ªa que recordarles lo poco que han hecho por defender valores alternativos. As¨ª que todos firmes ante la apoteosis de Operaci¨®n Triunfo. Cuando un karaoke de lujo cuela como promoci¨®n musical la confusi¨®n cultural es ya definitiva. Pronto dar¨¢ lo mismo Beethoven que David Bisbal.
El PP, por razones de psicopatolog¨ªa de grupo que se me escapan, exhibe a menudo un agrio desprecio por los perdedores, cuando se trata de justificar la Ley de Inmigraci¨®n como cuando se defiende la Ley de Calidad de la Ense?anza. Y, sin embargo, compuesta bajo la quimera del ¨¦xito, Operaci¨®n Triunfo no enga?a: s¨®lo tres son los ganadores, aunque se edulcore la derrota con coches y contratos. La realidad acaba frustrando todas las utop¨ªas, tambi¨¦n las del PP. Los j¨®venes seguir¨¢n bebiendo alcohol, por m¨¢s que el Gobierno siga con la costumbre de adornarse ante su electorado con leyes que no se van a cumplir. Y pronto se verificar¨¢ que los itinerarios de la se?ora ministra de Educaci¨®n s¨®lo sirven para garantizar que los que tienen recursos lleguen hasta el final y los que no los tienen se queden por el camino.
Por fortuna, a uno de los dos David de Operaci¨®n Triunfo, no recuerdo cu¨¢l, se le escap¨®: 'No se crean, que nosotros tambi¨¦n le damos al Larios'. Fue un alivio, porque empezaba a resultar preocupante el destino de este pa¨ªs en manos de una juventud tan aseada, tan trabajadora, tan llena de pureza, tan hecha a repartir decenas de abrazos por minuto, que es la imagen que m¨¢s ha prodigado este gran boom televisivo.
Cabe esperar que si el modelo que el PP, con su fascinaci¨®n americana, nos impone es el Salt Lake City del puritanismo morm¨®n y la represi¨®n de las patinadoras art¨ªsticas, por lo menos nos encontraremos a alguno de los chavales de Operaci¨®n Triunfo en la primera l¨ªnea de resistencia.
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