Juegos para ganar dinero
Primero, una promesa. Luego, adi¨®s promesa. Despu¨¦s, otra promesa..., hasta que distraen nuestra atenci¨®n otra vez.
Inmediatamente despu¨¦s del 11 de septiembre, George W. Bush inici¨® su estratosf¨¦rico ascenso en las encuestas y, justo antes de su primera visita a Nueva York despu¨¦s de los atentados, hizo una promesa personal: la ciudad recibir¨ªa al menos 20.000 millones de d¨®lares en ayudas a la reconstrucci¨®n. En aquel momento todo el mundo pens¨® que aquello era el m¨ªnimo, no el m¨¢ximo.
Entonces sucedi¨® algo curioso: en realidad s¨®lo se presupuestaron 11.000 millones de d¨®lares en ayudas a la ciudad. Escrib¨ª acerca de ello en una columna el pasado noviembre titulada La soluci¨®n del 55%, pero me acribillaron a cr¨ªticas en las que se insist¨ªa en que, naturalmente, Bush cumplir¨ªa su promesa.
No est¨¢ claro si el Gobierno pretende negar la asistencia m¨¦dica a los jubilados o si intenta ocultar la inmensa magnitud del desastre fiscal
Ahora la Administraci¨®n de Bush presenta un proyecto presupuestario de 2,1 billones de d¨®lares. Por raro que parezca, no contiene ninguna ayuda adicional para Nueva York. Al parecer, el dinero se acaba aqu¨ª, en el 55% del compromiso original.
Los legisladores neoyorquinos reaccionaron con rapidez y exigieron que Mitch Daniels, el director de presupuestos de la Casa Blanca, explicara la omisi¨®n. Primero, Daniels respondi¨® que ten¨ªa intenci¨®n de contar los 5.000 millones de d¨®lares en ayudas a las v¨ªctimas del 11 de septiembre como parte del paquete de asistencia, lo cual era una clara violaci¨®n de lo que todo el mundo entendi¨® que implicaba la promesa. Luego estall¨® delante de los representantes de Nueva York y les dijo: 'Me resulta extra?o que se tomen esto como un juego para ganar dinero'.
La Casa Blanca se apresur¨® a intentar enmendar el da?o. Daniels se retract¨® de sus comentarios, y Bush reiter¨® su promesa de conceder 20.000 millones de d¨®lares justo a tiempo para sacarse otra foto junto a los polic¨ªas y bomberos de Nueva York. Pero el dinero sigue sin estar en el presupuesto. Y eso, unido al hecho de que los comentarios iniciales de Daniels reflejaban con toda seguridad sus verdaderos sentimientos, dice mucho sobre las prioridades de la Administraci¨®n.
Para situar la estafa a Nueva York en su contexto, uno tiene que ser consciente de que el presupuesto del Gobierno de Bush es todo un despliegue de desenfreno en lo que a rebajas fiscales y gasto militar se refiere. Hay mucha ret¨®rica enternecedora que advierte a la naci¨®n que estos son tiempos de guerra, en los que todo el mundo debe hacer sacrificios, pero esta austeridad no toca al peque?o porcentaje de la poblaci¨®n m¨¢s rico, que no s¨®lo se quedar¨¢ con la parte del le¨®n de las futuras bajadas de impuestos que ya han sido redactadas como ley, sino que tambi¨¦n se beneficiar¨¢ de la mayor parte de los 600.000 millones de d¨®lares adicionales en rebajas fiscales que la Administraci¨®n propone ahora (de hecho, sin trucos contables, es m¨¢s o menos un bill¨®n de d¨®lares, pero ?qui¨¦n se molesta en contar?). Y aunque se habla mucho de elecciones dif¨ªciles, la Administraci¨®n parece reacia a hacer la m¨¢s m¨ªnima elecci¨®n cuando la cuesti¨®n es el gasto en defensa. ?Que una filial del Grupo Carlyle tiene una pieza de artiller¨ªa de 70 toneladas que s¨®lo ten¨ªa sentido, si es que lo tuvo alguna vez, en la II Guerra Mundial? Pues la compramos. ?Y que dos contratistas rivales ofrecen cazas avanzados dise?ados para enfrentarse a una pr¨®xima generaci¨®n inexistente de MIG? Pues nos quedamos con los dos.
Pero en todo lo dem¨¢s hay grandes recortes, y grandes desv¨ªos de recursos que obligar¨¢n a hacer nuevos recortes en el futuro. Ya se han enterado del desv¨ªo del excedente de la Seguridad Social para cubrir el d¨¦ficit del resto del Gobierno, un d¨¦ficit que ser¨ªa mucho m¨¢s reducido si la Administraci¨®n renunciara a algunas de esas rebajas fiscales, y que desaparecer¨ªa si moderara un tanto sus adquisiciones de armas. Pero, ?sab¨ªan que la Administraci¨®n ha presupuestado 300.000 millones de d¨®lares menos para Medicare de lo que la Oficina Presupuestaria del Congreso dice que se necesita para mantener las prestaciones actuales, por no hablar ya de a?adidos como la cobertura de medicamentos con receta? No est¨¢ claro si el Gobierno pretende realmente negar la asistencia m¨¦dica a los jubilados, o si simplemente est¨¢ intentando ocultar la inmensa magnitud del desastre fiscal que se perfila en el horizonte.
La promesa rota a Nueva York es pura calderilla si se compara con todo esto. Y por eso es, en cierto modo, un misterio. Puesto que el presupuesto es ya muy deficitario para el futuro previsible, ?por qu¨¦ no a?adir otros 9.000 millones de d¨®lares de d¨¦ficit para un a?o y evitar ofrecer a la oposici¨®n un blanco tan f¨¢cil?
Una respuesta es que con terrorismo o sin ¨¦l, algunos legisladores republicanos influyentes siguen sintiendo la misma antipat¨ªa de siempre por la Gran Manzana, y esta Administraci¨®n nunca ofende a sus partidarios de derechas.
Pero yo supongo que todo se reduce a simple arrogancia. Apoy¨¢ndose en esos ¨ªndices de aprobaci¨®n, este Gobierno cree sencillamente que sus promesas de antes no cuentan. Al fin y al cabo, ?no se ha enterado la gente de que hay una guerra?
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