'?No es la guerra, est¨²pido!'
Parafraseando a Bill Clinton, en las elecciones que gan¨® a George Bush padre, con aquella frase de '?es la econom¨ªa, est¨²pido!', habr¨ªa que espetarle al actual presidente norteamericano la expresi¨®n que encabeza esta carta, pues no se entiende que, siendo la potencia militar hegem¨®nica en el mundo, Estados Unidos incremente su presupuesto de guerra (que no defensa) hasta equivaler a la suma de los presupuestos de los 15 pa¨ªses que le siguen en el ranking (la mayor¨ªa de los cuales son aliados suyos).
Ning¨²n pa¨ªs va a ser tan suicida como para desafiar militarmente a un poder aplastantemente superior; por tanto, es una estupidez supina seguir incrementando esa superioridad. Sin embargo, como cualquier gigante, Estados Unidos tiene dos pies de barro: uno es su insolidaridad medioambiental, acreditada por su negativa a firmar el tratado de Kioto; el otro es su p¨¦sima contribuci¨®n a la justicia social internacional, destinando un rid¨ªculo 0,1% del PIB a cooperaci¨®n, oponi¨¦ndose a la cancelaci¨®n de la deuda externa y manejando de forma nefasta las instituciones financieras de Bretton Woods (FMI y BM), cuyas famosas recetas arrasan pa¨ªses o continentes enteros (Argentina, ahora; Indonesia, antes, y ?frica, siempre).
Lo que Estados Unidos se gasta -y hace gastar a los dem¨¢s- en preparar guerras, servir¨ªa para erradicar varias veces el hambre y las necesidades b¨¢sicas de la poblaci¨®n mundial y para financiar las pol¨ªticas medioambientales m¨¢s necesarias, creando las condiciones objetivas para una verdadera paz mundial.
Sin embargo, con su prepotencia inacabable, se obstina en generar una profunda animadversi¨®n en la mayor¨ªa de los pueblos del planeta.
Si todos ellos se unieran y decidieran dejar de comprar productos made in USA, ?de qu¨¦ le servir¨ªan tantas armas?, ?nos destruir¨ªa a todos como represalia?
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