No se cambia por decreto
Los adolescentes y j¨®venes de hoy consumen alcohol en grupo, de forma compulsiva, buscando colocarse, o encontrar el puntito para comenzar la fiesta (obviamente nocturna y de fin de semana), sin olvidar los que hacen del consumo abusivo uno de los aspectos b¨¢sicos de la fiesta. Para comprender y actuar sobre este fen¨®meno hay que huir de dos errores: la simplificaci¨®n en la explicaci¨®n y quedarse en las meras propuestas t¨¦cnicas en las respuestas.
?Por qu¨¦ consumen as¨ª? Nos limitamos a dos razones de fondo, aplicable al conjunto social una y m¨¢s espec¨ªfica de los j¨®venes, la segunda. En el estudio de la FAD Valores sociales y drogas (E. Megias dir.), recientemente publicado, se?alamos que para los adultos 'consumir drogas (y alcohol) resulta casi lo esperable de los j¨®venes, hasta el punto de que cuando se habla de los valores de los consumidores se termina hablando de los valores de los j¨®venes: tanto en lo que se refiere a los riesgos que se espera que los j¨®venes asuman como a la atribuci¨®n de algunos valores ideales... Es cosa de j¨®venes ser aventureros, tener curiosidad, consumir drogas y tambi¨¦n ser solidarios, ser altruistas, ser buenos amigos de los j¨®venes'. L¨®gicamente, 'los propios j¨®venes se sienten desresponsabilizados de su propio comportamiento pues hacen lo que se espera que hagan...'.
Pero los adolescentes y j¨®venes se acomodan muy bien en esta situaci¨®n. Aceptan la 'presi¨®n' del grupo de amigos, bajo la forma de rutinizaci¨®n y ritualizaci¨®n (rito de paso b¨¢sicamente) del beber. Esta chica madrile?a de 17 a?os lo expresa as¨ª: 'Aunque no quiera, la gente se pone a beber... Si t¨² no bebes y ellos beben, van a estar de otro rollo, y t¨² vas a estar all¨ª diciendo ?bueno vale!, y quieras o no eso te obliga a beber' (J. Elzo en El silencio de los adolescentes). En ese mismo trabajo he encontrado j¨®venes que, al tiempo que participan 'durante el tiempo normativizado' en grupos de voluntariado, son buenos estudiantes y hasta se forman como monitores de drogodependencias, puedan comenzar, lo m¨¢s naturalmente del mundo, la noche del viernes haciendo botell¨®n (p¨¢gina 118). No entender esto es darse de bruces contra la pared.
El botell¨®n, como lo reflejaba muy bien Carlos Sarabia en EL PA?S del martes 12 pasado, se explica porque quieren estar juntos, ellos solos sin que nadie les vigile, sabiendo lo que beben, a un precio m¨¢s econ¨®mico y pudiendo hablar. Aunque molesten a los vecinos. Pero los adultos hemos priorizado el 'derecho' a divertirse durante la noche sobre el derecho de los vecinos a descansar. La ley que ha anunciado Rajoy pretende, entre otras cosas, abordar este supuesto. Esto me lleva a la segunda cuesti¨®n. ?Qu¨¦ hacer?
No basta con las pol¨ªticas instrumentales: prohibir el consumo molesto en las calles y fomentar que los j¨®venes se 'escondan' para divertirse (discotecas, s¨ª, y lonjas, garajes..., tambi¨¦n), poner autobuses para los desplazamientos, organizar ocios alternativos a altas horas de la noche, controlar la venta de productos a los menores, etc¨¦tera. Esto es necesario (inteligentemente planteado), pero absolutamente insuficiente, si no contraproducente, en algunos supuestos. Por una raz¨®n de fondo: excluye a la juventud de vivir en sociedad en su tiempo libre. Al contrario, hoy el objetivo finalista b¨¢sico de toda pol¨ªtica de juventud debe ser su integraci¨®n social, la participaci¨®n activa de la juventud en la toma de las decisiones sociales. El actual modo de divertirse lo impide radicalmente. En consecuencia, un objetivo prioritario, en una pol¨ªtica finalista, debe consistir en lograr que los j¨®venes disfruten de su tiempo libre en horas no tan avanzadas de la noche, y las pol¨ªticas instrumentales, absolutamente necesarias en el corto plazo, deben estar orientadas en el medio y largo plazo a este fin. Disfrutar he dicho, aunque ser¨¢ preciso convencer a j¨®venes y adultos, y datos rigurosos hay para ello, de que los que m¨¢s tarde se van a casa son los que, seg¨²n se?alan ellos mismos, menos disfrutan, sin que los que se queden en casa sean los que m¨¢s disfruten.
Mi opini¨®n es que la sociedad espa?ola no est¨¢ por esta labor al d¨ªa de hoy. Nos importa un bledo, adem¨¢s, ser la excepci¨®n europea en este punto, como nos record¨® Cees Goos, responsable europeo de la OMS durante 17 a?os, en EL PA?S del 13 pasado. Comprendo y comparto la preocupaci¨®n que late en la ley que se propugna, pero dudo muy seriamente de su eficacia si no va acompa?ada, dir¨ªa incluso que previamente, con una gigantesca labor de discernimiento, discusi¨®n y valoraci¨®n del fen¨®meno 'j¨®venes-noche-alcohol'. Hago votos para que el reciente congreso que ha organizado el Plan Nacional Sobre Drogas sea el arranque para esta labor, porque, no se olvide, una sociedad no se cambia por decreto.
Javier Elzo es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad de Deusto.
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