'Los jueces somos tratados injustamente'
Milagros Calvo, la primera mujer que accede al Tribunal Supremo, asegura haber estado al margen de la batalla del Poder Judicial, no le importa que la sit¨²en en la derecha y advierte de que ser¨ªa descorazonador que la reforma de la justicia se quedara en una pelea de pol¨ªticos.
Pregunta. La derecha la ha utilizado como estandarte y la izquierda la tacha de incompetente. No s¨¦ cu¨¢l de las dos circunstancias le parece m¨¢s incomoda.
Respuesta. Que le tachen a una de incompetente sin duda me desagrada m¨¢s, porque creo que no lo soy. Mi val¨ªa profesional ha sido suficientemente contrastada.
P. Las jueces progresistas han sido las m¨¢s duras. ?Tampoco eso la intranquiliza?
R. Me ha parecido especialmente injusto que sean las mujeres las que m¨¢s duramente me ataquen. Pero, aunque le parezca dif¨ªcil de creer, he preferido mantenerme al margen de la batalla. Porque eso es lo que ha sido: una batalla con su estrategia bien clara, en la que las mujeres tambi¨¦n han participado activamente. Por eso no me intranquiliza lo m¨¢s m¨ªnimo.
'Ser¨ªa descorazonador que la reforma de la justicia se quedara en una pelea de pol¨ªticos'
'Me han metido en una batalla pol¨ªtica con la que nada tengo que ver'
P. Tampoco ha debido inquietarle demasiado que la derecha la haya utilizado como s¨ªmbolo del acceso de la mujer al Supremo, porque es usted de los suyos, de la Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura (APM), de la derecha del Poder Judicial.
R. Pues no s¨¦ qu¨¦ decirle. Bastante he tenido con vivir esta circunstancia para tener que preguntarme si ha habido intenciones o no detr¨¢s. La verdad es que he sido yo la que he pedido ser ascendida al Supremo en varias ocasiones. Lo volv¨ª a pedir ahora y se ve que he tenido m¨¢s suerte, y no le he preguntado a nadie por qu¨¦ me han votado.
P. O sea, que est¨¢ encantada de haberse conocido.
R. No tengo problemas de autoestima. He estado siempre contenta con mi vida. Creo que todas las elecciones que yo he hecho han sido, si no excelentes, desde luego, muy correctas, y han dado siempre un fruto.
P. Le va bien siendo de la derecha, vamos.
R. Yo soy de la APM. Pero si ¨¦sta representa el poder de la derecha en el Poder Judicial, eso lo dir¨¢n los dem¨¢s y tendr¨¢ el valor que se le quiera dar a una opini¨®n. La verdad es que la APM no ha hecho nunca alarde de nada y que otras asociaciones s¨ª que se incluyen en un determinado paradigma. Le dir¨¦ que a m¨ª no hay nada que pueda acomplejarme, como el que se me considere de la derecha, siempre que yo me sienta dentro de mi nivel de competencia profesional. Por lo dem¨¢s, no tengo la m¨¢s m¨ªnima intenci¨®n de autodefinirme pol¨ªticamente.
P. No s¨¦ si ahora que ya ha pasado la tormenta est¨¢ dispuesta a aceptar que su elecci¨®n ha perjudicado las posibilidades de otras magistradas de ideolog¨ªa progresista que podr¨ªan haber accedido al Tribunal Supremo.
R. Mi elecci¨®n no ha perjudicado a nadie, sea de la ideolog¨ªa que sea, porque yo pretend¨ªa una plaza en la Sala IV, que no era pedida por ninguna otra mujer. Las otras candidatas pretend¨ªan otras plazas. Se ha producido un contencioso pol¨ªtico con el que yo no tengo nada que ver.
P. A mucha gente le ha dado la impresi¨®n de que algo ha tenido que ver con una batalla pol¨ªtica de primera magnitud en el seno del Poder Judicial.
R. A m¨ª me han metido en una batalla con la que no tengo nada que ver.
P. Usted ha sabido disculpar a un compa?ero magistrado que la llam¨® florero. D¨ªgame si est¨¢ dispuesta a aceptar que s¨®lo quiso denunciar que es usted la cuota femenina que puede soportar la derecha en el Supremo
R. No creo que yo haya cubierto el cupo al que usted se refiere. Al contrario, creo que ¨¦sta es una se?al de partida para empezar a cubrir plazas con mujeres. Si se est¨¢ invirtiendo la tendencia de la participaci¨®n de la mujer en la carrera judicial es porque es algo irreversible.
P. Me gustar¨ªa saber cu¨¢l fue su reflexi¨®n cuando supo que finalmente acced¨ªa al Supremo.
R. Yo soy de las que piensan que lo peor que te puede pasar con tus sue?os es que se hagan realidad. Porque de pronto ves el cambio, ?no? Un cambio que para m¨ª seguramente ser¨¢ muy bueno. Ahora tengo delante un vac¨ªo que me produce ansiedad. Es verdad que me abruma la responsabilidad que me espera, pero siempre me ha pasado igual ante cualquier cambio, esa sensaci¨®n de v¨¦rtigo.
P. ?No le parece que la proporci¨®n de ocho jueces de la derecha frente a uno del sector progresista resulta desequilibrado?
R. Es que se trataba sencillamente de votar, de elegir. Lo que ha sucedido es simplemente el resultado de una elecci¨®n.
P. ?Qu¨¦ medidas tomar¨ªa para que los ciudadanos comenzasen a confiar en los jueces?
R. Si yo tuviera en mi cabeza cuatro medidas para solucionar los problemas de la justicia, creo que ser¨ªa presidenta del Gobierno, presidenta del Congreso, presidenta del Senado y jefa de la oposici¨®n. Pero hasta ahora no se me han encomendado ninguna de esas funciones.
P. Sin llegar a tanto, a lo mejor se le ocurre alguna idea.
R. Tener abastecidos los juzgados. Muchos est¨¢n cubiertos por las suplencias y eso provoca cierta inseguridad a los ciudadanos. Yo implantar¨ªa un sistema similar al del correturnos, porque eso dar¨ªa estabilidad y seguridad en la actuaci¨®n judicial.
P. Inseguridad la provoca la discrecionalidad de algunos jueces. No s¨¦ si est¨¢ usted dispuesta a admitir esto.
R. Si la discrecionalidad no viene dada por lo que la ley permite, respecto a su interpretaci¨®n, puede dar lugar a situaciones de conflicto. El problema est¨¢ en que no se ha llevado a cabo una labor de realce de nuestro trabajo, sino que siempre se destacan los defectos, las cosas que chocan a la opini¨®n p¨²blica. Pero eso no se ha visto compensado con la valoraci¨®n del trabajo que hacemos los jueces. Creo que los jueces estamos siendo tratados injustamente.
P. Usted ha ejercido como jueza durante muchos a?os en el Pa¨ªs Vasco. ?Qu¨¦ puede hacer un juez ante el miedo?
R. Yo sal¨ª de all¨ª en 1984, pero todav¨ªa recuerdo bien aquella situaci¨®n, mezcla de miedo por las cosas ajenas, porque todav¨ªa ETA no se hab¨ªa lanzado contra nosotros, y desconcierto. Lo que s¨ª le puedo asegurar es que los jueces llegaban destinados al Pa¨ªs Vasco con la idea de no quedarse mucho tiempo.
P. ?Y cree que el Poder Judicial podr¨¢ con ETA?
R. La fe en un Estado democr¨¢tico nos deber¨ªa convencer de esto. Lo contrario nos llevar¨ªa a algo muy negativo. Pero quiero pensar que nuestras instituciones democr¨¢ticas puedan vencer aplicando todo el peso de la ley.
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