Arranca la convenci¨®n europea
No hay duda de que el acuerdo de la cumbre de Laeken de convocar una convenci¨®n que genere propuestas para impulsar la culminaci¨®n del proceso constituyente de la Uni¨®n Europea, dot¨¢ndola de una Carta Magna, ha roto con el m¨¦todo exclusivamente intergubernamental, un m¨¦todo que se hab¨ªa revelado incapaz de ser el instrumento eficaz para conseguir avanzar decididamente hacia la plena democratizaci¨®n de la Uni¨®n.
La convocatoria de la convenci¨®n abre nuevas expectativas en el proceso de integraci¨®n europea y en el reconocimiento del protagonismo participativo de los ciudadanos. Pero el resultado final depender¨¢, por una parte, de la capacidad del conjunto de los miembros de la convenci¨®n, y por otra, de los est¨ªmulos que sea capaz de generar activamente la sociedad.
Un recuento de los espa?oles que estar¨¢n en la convenci¨®n da un balance muy favorable a los miembros del PP
Se han dado ya los primeros pasos en la constituci¨®n de la convenci¨®n, es decir, en designar o elegir a los miembros de pleno derecho por parte de los gobiernos, la Comisi¨®n Europea, el Parlamento Europeo y los parlamentos estatales, as¨ª como de los observadores, entre los que est¨¢n los miembros del Comit¨¦ de las Regiones y del Comit¨¦ Econ¨®mico y Social.
En la cumbre de Laeken los presidentes de los 15 gobiernos acordaron designar como presidente de la convenci¨®n a Val¨¦ry Giscard d'Estaing y como vicepresidentes a Guliano Amato y Jean-Luc Dehaene. Hay que recordar que la presidencia fue asignada en detrimento de la candidatura de Jacques Delors, que muchos europe¨ªstas hubi¨¦semos preferido, tanto m¨¢s cuanto que los primeros pasos de Giscard d'Estaing se relacionaron con reivindicaciones econ¨®micas desproporcionadas. Por otra parte, hemos presenciado c¨®mo, pese a la presencia del italiano Amato como vicepresidente, Berlusconi exigi¨® e impuso la presencia de su ministro Fini, de bien conocida filiaci¨®n pol¨ªtica.
El Parlamento Europeo ha elegido ya sus 16 miembros titulares y los 16 suplentes, una delegaci¨®n en la que est¨¢n representados pr¨¢cticamente todos los grupos parlamentarios, presidida por el espa?ol ??igo M¨¦ndez de Vigo, militante del PP, y que no cuenta entre los 16 titulares con ning¨²n representante de los socialistas espa?oles.
Un recuento de los miembros espa?oles que participar¨¢n en la convenci¨®n con voz y voto da un balance muy favorable a los miembros del PP, que contar¨¢ con la eurodiputada Ana Palacio, en representaci¨®n del Gobierno de Aznar; ??igo M¨¦ndez de Vigo, que presidir¨¢ la delegaci¨®n del Parlamento Europeo; Gabriel Cisneros, que representar¨¢ al Parlamento espa?ol, y como observador, en representaci¨®n del Comit¨¦ de las Regiones, Eduardo Zaplana. En cambio, todos los otros partidos con representaci¨®n parlamentaria, salvo el PSOE, que contar¨¢ con la ¨²nica presencia de Josep Borrell, no tendr¨¢n ocasi¨®n de participar directamente en la convenci¨®n.
Ante este panorama y si tenemos en cuenta que uno de los objetivos definidos en la Cumbre de Niza, que habr¨¢ de ser tratado en la convenci¨®n, es el papel de las regiones en el proceso de elaboraci¨®n y aplicaci¨®n de las pol¨ªticas europeas, no debiera causar extra?eza a nadie que algunos de los partidos catalanes representados en el grupo de la Entesa Catalana de Progr¨¦s en el Senado, con sentido de responsabilidad pol¨ªtica, hayan reclamado hacer o¨ªr su voz a la hora de elegir como representante en la convenci¨®n a Josep Borrell, miembro de un partido con el que tienen una alianza y, por lo tanto, compromisos mutuos en el grupo parlamentario.
Lo que s¨ª parece sorprendente es que un comentarista tan inteligente como Francesc de Carreras haya considerado las tensiones surgidas entre los partidos comprometidos en la Entesa como fruto de 'un extra?o negocio' y que base sus simplificadores argumentos en aplastantes razones de aritm¨¦tica electoral -sin tomar en cuenta que la democracia es tambi¨¦n respeto a las opiniones minoritarias- o que reduzca la dimensi¨®n pol¨ªtica de la cuesti¨®n a gestos de cortes¨ªa parlamentaria.
Nadie deber¨ªa dudar de los valores pol¨ªticos que adornan a Josep Borrell, pese a que despu¨¦s de su triunfo en las primarias despertara dudas entre los barones de su propio partido. Pero de lo que se trata en esta ocasi¨®n es de que su presencia en la convenci¨®n, ejercida desde una visi¨®n de Estado, deber¨ªa intentar responder tambi¨¦n a las aspiraciones plurales que representan las autonom¨ªas espa?olas; en consecuencia, su elecci¨®n es una cuesti¨®n que concern¨ªa tambi¨¦n a los partidos catalanes, que tienen adem¨¢s una alianza en el Senado con su propio partido.
Contemplar el resultado final de la designaci¨®n de los representantes espa?oles en la convenci¨®n no permite ser excesivamente optimistas sobre su contribuci¨®n a una soluci¨®n justa del papel de las regiones en el engranaje democr¨¢tico de las instituciones de la Uni¨®n Europea. Pero la convenci¨®n, con ser muy importante, no es en s¨ª misma el ¨²nico instrumento para impulsar dicha participaci¨®n democr¨¢tica de las regiones. La opini¨®n p¨²blica en Catalu?a ha comenzado ya a generar una din¨¢mica de compromiso con la construcci¨®n europea y son muchos los encuentros en que, desde el compromiso con el proyecto global europeo, se afirma la voluntad de participaci¨®n con el valor a?adido que supone nuestra identidad nacional. Todos estos actos representan, sin duda, la parte motriz de un proceso que debe llevar al conjunto de la sociedad catalana a manifestar su europe¨ªsmo en una convenci¨®n nacional catalana por una Constituci¨®n europea que recuerde con la fuerza de la movilizaci¨®n que, m¨¢s all¨¢ de los leg¨ªtimos votos de los representantes elegidos o designados, la construcci¨®n europea es demasiado importante para dejarla exclusivamente en manos de los pol¨ªticos.
Antoni Guti¨¦rrez D¨ªaz es miembro de ICV.
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