Iniciativa se emancipa
Si, por lo que se refiere al perfil de los participantes, la asamblea de Iniciativa per Catalunya Verds celebrada el pasado fin de semana reflejaba a la perfecci¨®n la genealog¨ªa y la geolog¨ªa de la formaci¨®n ecosocialista -las nobles arrugas obreras de los veteranos militantes del PSUC, el predominio num¨¦rico de esa mediana edad profesional y universitaria que se vincul¨® al partido durante las postrimer¨ªas del franquismo, la importancia del n¨²cleo municipalista, la peque?a minor¨ªa de j¨®venes que, sin haber conocido ya hoces ni martillos, injertan en el viejo tronco nuevas reivindicaciones y nuevas sensibilidades sociales...-, por el contrario el desarrollo de esa 7? Asamblea Nacional de ICV ha tenido unos rasgos singulares, poco comunes. De un lado, el hecho de reunirse apenas 15 meses despu¨¦s de la anterior y 10 meses antes de la siguiente, cuando el intervalo habitual entre congresos era de dos y hasta tres a?os. De otro, la no renovaci¨®n de cargos directivos. En tercer lugar, el haber soslayado debatir la futura pol¨ªtica de alianzas. En cuarto, la ins¨®lita unanimidad que se registr¨® en absolutamente todas las votaciones. Y encima, seg¨²n su m¨¢ximo l¨ªder, tampoco se trataba de aprobar un programa electoral...
Entonces, ?de qu¨¦ se trataba? ?De una simple puesta en escena para atraer la atenci¨®n medi¨¢tica? ?De un aplec urbano destinado a mostrar que 'los viejos psuqueros nunca mueren'? Desde luego que no. A mi juicio, la reciente asamblea de Iniciativa ha constituido un punto de inflexi¨®n, o de no retorno, en el giro pol¨ªtico que Joan Saura viene impulsando con tanta suavidad como firmeza desde que, en noviembre de 2000, alcanz¨® la presidencia del partido. S¨ª, por supuesto, el c¨®nclave ha aprobado un manifiesto programa que define a ICV como 'la izquierda verde nacional'; y ha discutido internamente 20 ambiciosos 'ejes tem¨¢ticos' de car¨¢cter pol¨ªtico, pero sobre todo socio-econ¨®mico y cultural, que ahora se pretende abrir al debate externo; y aclam¨® hasta 21 resoluciones relativas a asuntos tan diversos como la crisis de Lear en Cervera, el rechazo a las intenciones del PP respecto del botell¨®n o la enhorabuena a los autores del documental televisivo Els nens perduts del franquisme. Sin embargo, siendo todo ello importante, no me parece lo m¨¢s significativo.
El escenario electoral catal¨¢n del oto?o de 1999, con Iniciativa subsumida dentro de las candidaturas socialistas en tres de las cuatro circunscripciones y manteniendo su oferta individualizada s¨®lo en Barcelona, convert¨ªa el hecho de votarla en un rasgo de rom¨¢ntico voluntarismo cada vez m¨¢s abnegado y conduc¨ªa al grupo poscomunista a diluirse antes o despu¨¦s en el magma maragalliano. Pues bien, a combatir esa tendencia que pudo parecer inexorable ha dedicado sus esfuerzos Joan Saura a lo largo del ¨²ltimo a?o y pico. Lo ha hecho con dificultades espec¨ªficas: las que se derivan de un liderazgo poco carism¨¢tico y de una ubicaci¨®n inc¨®moda; recordemos que Saura es diputado al Congreso mientras en el Parlament el rostro y la voz de Iniciativa siguen siendo los de Rafael Rib¨®. Lo ha hecho, adem¨¢s, sin escenificar desautorizaciones, procurando evitar chirridos o nuevas rupturas que ser¨ªan suicidas.
Este ¨²ltimo fin de semana, la 7? Asamblea de ICV ha avalado y solemnizado el esfuerzo de su actual direcci¨®n por fortalecer el proyecto propio y borrar cualquier imagen de ap¨¦ndice o de monaguillo. As¨ª, mientras la socialdemocracia enciende una vela a Davos y otra a Porto Alegre, Iniciativa adopta con fervor el esp¨ªritu de la ciudad brasile?a; una d¨¦cada despu¨¦s del fin de la URSS, dos o tres despu¨¦s de que gran parte del PSUC comenzase a denostar el modelo sovi¨¦tico, la 'izquierda transformadora' encuentra otra vez, ahora en el movimiento contra la globalizaci¨®n neoliberal, el paradigma, el referente que necesita toda cultura pol¨ªtica de vocaci¨®n universalista. Aquel ex Oriente lux que se predic¨® despu¨¦s de 1917 ha sido reemplazado por un ex Porto Alegre lux.
Al mismo tiempo, Iniciativa ha corregido la frivolidad con que, unos a?os atr¨¢s, pareci¨® menospreciar sus propias ra¨ªces, esa frivolidad que dio alas al legitimismo del PSUC Viu. No s¨®lo ha recuperado en plenitud para su revista la cabecera de Treball, sino que la asamblea homenaje¨® a algunos de los h¨¦roes muertos del comunismo antifranquista, ovacion¨® a uno de los h¨¦roes vivos -Sebasti¨¤ Piera, de quien el historiador Ricard Vinyes tiene escrita una formidable biograf¨ªa (El soldat de Pandora, Proa, 1998)- y hasta acogi¨® con abrazos... a Santiago Carrillo, lo que ya supone un grado excelso en materia de reconciliaci¨®n con el pasado.
Marchita y seca ya la Olivera italianizante por la que apost¨® Rib¨®, Saura se inclina m¨¢s hacia la f¨®rmula afrancesada de 'la izquierda plural', donde cada sigla concurra por separado, sume sus votos y contribuya luego a un programa com¨²n. En tal escenario, los presumibles esfuerzos de Pasqual Maragall por atraer un segmento del voto centrista, o moderado, o convergente, pueden dejar a su izquierda anchos espacios, sobre los que ICV cuenta edificar su recuperaci¨®n social y electoral. Sin embargo, esos c¨¢lculos optimistas permanecen sujetos a un requisito: que, a babor del PSC, s¨®lo exista una opci¨®n cre¨ªble. Saura y su equipo ya est¨¢n en ello, y es indudable que el relevo de Anguita por Llamazares al frente de Izquierda Unida les facilita mucho la tarea; pero la ruptura de 1997-98 se produjo sobre todo en Catalu?a, y es ah¨ª donde debe operarse una reconciliaci¨®n pol¨ªtica durable y veros¨ªmil. La 7? Asamblea de Iniciativa no habl¨® de ello, pero lo bendijo t¨¢citamente y, sobre todo, invalid¨® el principal reproche que los 'hermanos escindidos' han hecho durante un lustro a la formaci¨®n ecosocialista: el de ser 'el eco de los socialistas'. A partir de ah¨ª, veremos.
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