Enfermos mentales

La raz¨®n por la que me dirijo a usted es llamar la atenci¨®n sobre el absoluto desamparo en el que nos encontramos las familias de los enfermos mentales. Tengo un hermano que padece una enfermedad mental -no tengo muy claro cu¨¢l es porque los psiquiatras cambian continuamente y cada uno le da un diagn¨®stico diferente- y convivir con ¨¦l es un infierno.

Cuando los familiares de este tipo de enfermos pedimos ayuda, nos encontramos absolutamente solos y desamparados. Vivir con miedo y que nadie haga nada es muy triste. Desde las instituciones competentes enjuician nuestra 'poca paciencia'. Han entendido mal la reforma psiqui¨¢trica. ?sta no planteaba como alternativa al internamiento olvidarse de ellos y dejarlos desasistidos.

Mi hermano ha tenido dos ingresos recientes en el hospital Gregorio Mara?¨®n y, aun siendo judiciales, le han dado el alta en 10 d¨ªas sin comunic¨¢rselo a la familia. En el centro de salud mental Rafael Alberti le atienden una vez al mes, en el mejor de los casos, y siempre para darle la medicaci¨®n 'a la carta', en funci¨®n de c¨®mo refiera encontrarse y, l¨®gicamente, ¨¦l se encuentra bien siempre. Con la familia no tienen nada de qu¨¦ hablar, 'porque es mayor de edad'. En el centro de servicios sociales Pablo Neruda -Junta Municipal de Puente de Vallecas- nos dicen que hay lista de espera para recursos residenciales y cierran la puerta sin m¨¢s intervenci¨®n, ni siquiera le incluyen en ella.

Hace cuatro d¨ªas le dieron el alta voluntaria en el hospital de d¨ªa Gregorio Mara?¨®n. Hoy ha comprado una pistola. Cuando ma?ana se publiquen noticias sobre enfermos mentales que matan a sus padres, hermanos o hijos, no seamos hip¨®critas, se?ores, y digamos que 'era un chico normal'. Estamos hartos de advertirlo.